“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”
Efesios 5:25 (Reina Valera 60)
El mayor consejo que se puede dar a un matrimonio. Quizás has escuchado opiniones de cómo ser más romántico, paciente, sensible, apasionado con tu esposa… pero la clave para todo matrimonio es la adoración a Dios. Amar porque Él nos amó primero. ¿Amas realmente a tu esposa como Cristo ama a la Iglesia? Dios diseñó muy sabiamente el matrimonio y en la Biblia encontramos cómo debe ser esa relación. Cristo es nuestro modelo en todo, y el matrimonio no es una excepción.
“Los esposos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y dio su vida por ella” (Traducción Lenguaje actual).
¿La manera en que amas a tu esposa refleja el amor de Dios? ¿Lo ven los demás? El apóstol Pablo presenta a Jesús como un esposo y a la Iglesia como su esposa. “Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la Iglesia” (Efesios 5:32).
Veamos pues como es ese esposo ejemplar para tener esos matrimonios ejemplares, que son para el mundo un retrato vivo de la relación de amor entre Cristo y su Iglesia.
1. Amor incondicional ¿Amas a tu esposa sin condiciones?
2. Amor sacrificial ¿Es tu esposa tu prioridad en todo? ¿Mueres a ti mismo?
3. Amor voluntario y verdadero ¿Permaneces en amor real y efectivo?
Dios ama a la Iglesia no porque ella es hermosa sino para Él hacerla hermosa y gloriosa.
¿Recuerdas? “Para bien y para mal, en riqueza y en pobreza, en salud y enfermedad, en las alegrías y en las penas… Prometo amarte y cuidarte, respetarte y serte fiel, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe, o el Señor venga”.
“Prometo respetar nuestros silencios y compartir nuestras confidencias. Prometo ser feliz en la rutina y sereno en la dicha. Prometo ser cómplice en el amor y compañero en los días grises. Prometo luchar por el abrazo del otro aún en las peores circunstancias. Prometo amarte sin descanso cuando las penas ahoguen el alma, y vea nubladas las mañanas. Prometo cuidarte y cuidar nuestra historia de amor para que sea para siempre. Prometo…
En nuestra boda solemos hacer grandes discursos, que con el tiempo se olvidan y eso que lo prometimos ante Dios, familia, amigos y testigos.
El Señor dice: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Corto, explícito y verdadero.
* Dios trata a su esposa de manera diferente, con especial atención y cuidado.
* Dios desparrama amor hacia su esposa.
* Dios ama a su esposa de forma preferente, suprema.
* La Iglesia tiene el primer lugar en el corazón de Dios.
* Dios es leal y fiel con su esposa.
* Dios mima a su esposa, no le miente, ni la ofende.
* Dios se compromete a pelear por su esposa, animarla, elogiarla.
* Dios perdona el pecado de su esposa si se arrepiente.
* Dios invierte tiempo en su esposa y disfruta de la intimidad con ella.
* El amor de Dios hacia su esposa es activo, diario, eficaz, audaz.
* Amor en acción: “se entregó por ella”.
* El amor de Dios es servicial y práctico.
* Dios protege a su esposa momento a momento, le interesa su salud.
* Dios busca el bienestar físico, emocional, espiritual, moral, social, de su esposa la Iglesia.
* Dios bendice a su esposa, le provee de gozo y alegría y le ayuda a resistir las tentaciones.
* Dios defiende a su esposa del maligno.
* Dios apoya y auxilia en las tribulaciones a su esposa.
* El amor de Dios por su Iglesia es de largo alcance. Dios tiene puestos sus ojos en la eternidad y desea regresar a la tierra a buscar a su esposa para estar siempre con ella.
* Dios tiene amor, compasión, perdón, paciencia, gracia, misericordia infinitas con su esposa.
* Dios se interesa por el crecimiento espiritual y la santificación de su esposa.
* Dios disciplina, discipula, instruye en amor a su esposa para ser santa, sin mancha, ni arruga, irreprensible.
* Dios guía a su esposa en cada paso que da para que se parezca más a Él.
* Dios alimenta, limpia, nutre, cuida, capacita, fortalece, la levanta si cae, a su esposa diariamente.
* Dios perdona las ofensas, la infidelidad y la desobediencia de su Iglesia y la cubre de amor.
* Dios ama incondicionalmente y de manera inagotable. Su amor es permanente, perseverante, inalterable, duradero.
Bien, ahora detente, observa y escucha tu corazón. ¿Qué debes cambiar?
Donde pone Dios pon tu nombre —————–, donde pone esposa o Iglesia escribe el nombre de tu esposa ———————–.
Ejemplos:
Yo, David, valoro, cuido, y no hago daño a mi esposa Raquel.
Yo, Ricardo, aprecio, admiro, alabo a mi esposa Débora.
Hombre, la Biblia dice cómo debes proceder: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil (de gran valor, honor especial, con mayor protección), y como coherederas de la gracia de la vida” (1 Pedro 3:7).
¿Estas listo? ¡Pregunta a tu esposa! Humíllate, ama a tu esposa y sírvela como Cristo.
Ora por tu esposa. Ora con tu esposa. La oración nunca debe ser el recurso final, siempre la primera opción, ya sean tiempos difíciles como fáciles. ¡La oración de ambos hace la diferencia en un buen matrimonio! Orad mucho para vivir santamente y ser de ejemplo. Presta atención a tu esposa en todo momento. Aprende a “leerla”, y aprende a “guiarla”. Tu eres el cabeza de familia. Dios te ha colocado en un lugar de honor. Cumple tu ministerio.
“Mejor son dos que uno; porque si cayeren, el uno levantará a su compañero… y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” Eclesiastés 4:9-12
“Sed, pues, imitadores de Dios y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros… andad como hijos de luz, comprobando lo que es agradable al Señor… Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando el tiempo… Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor… Sed llenos del Espíritu…” Efesios 5
El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
“Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la Iglesia. Él entregó su vida por ella” (Biblia Nueva Traducción Viviente).
Marido, ¿estás dando a tu esposa un modelo de Cristo que ella pueda seguir? ¿Crece ella por tu ejemplo en madurez y salud espiritual? ¿Tratas a tu esposa de la misma manera que Dios te trata a ti? “A quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47b). Así como Dios te amó primero, y te sigue amando, ama ahora de la misma manera a tu esposa. Que así sea. Nada hay más importante y esencial en un matrimonio que aplicar el Evangelio de Jesucristo. ¡Creced en amor!
Abigail Rodés. Junio 2022.