Esta palabra que tan a menudo pronunciamos, a veces sin pensar, implica muchas cosas y tiene un profundo significado, un intenso concepto.
Este término que tanto en hebreo como en griego tenían sentido de certidumbre o afirmación categórica, en estos días ha venido a significar “así sea”. En nuevas y recientes versiones se traduce por “les aseguro”, “de cierto de cierto”. Pero no hay nada más firme, cierto y seguro que Dios mismo.
Amén: “firme, fiel, verdadero”. Se utiliza como adjetivo, adverbio y sustantivo. Dios es llamado el “Dios de Amén” o de verdad. “El que bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará” (Isaías 65:16).
“He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios dice…” (Apocalipsis 3:14).
“Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén” (2 Corintios 1:20).
La palabra Amén empleada como adverbio significa ciertamente, verdaderamente, seguramente. Se usa al principio de una oración para darle énfasis: “En verdad, en verdad”.
A veces se repite dos veces “Amén y Amén”. Salmo 41:13 “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén”. Salmo 89:52 “Bendito sea Jehová para siempre. Amén y Amén”.
El Padrenuestro termina con un Amén: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos Amén” (Mateo 6:13).
Pablo nos exhorta en 1 Corintios 14:16 a bendecir con el entendimiento no solo en espíritu para que quien nos escuche pueda decir con nosotros ¡Amén! “Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho”. No se pueden asentir las oraciones que no se entienden. La verdad de las Escrituras, clara y debidamente enseñada, tiene un gran poder para despertar la conciencia y tocar el corazón.
“Amén”, “Así es “, “Así sea”, “ En efecto”, “Que así se haga”, sirve para confirmar las palabras anteriores.
En Deuteronomio 27 Moisés manda al pueblo y les provoca temor con las amenazas de una maldición declarando que la maldición vendrá sobre aquellos quienes hagan tales cosas (deshonrar a sus padres, pervertir el derecho del extranjero, el huérfano y la viuda, acostarse con su madre, hermana o suegra…etc). El pueblo debía decir “Amén” a cada una de las maldiciones. Después que un sacerdote emitiera unas palabras, todos aquellos que pronunciaban “Amén” quedaban obligados por juramento como en el caso de Nehemías 5:13 “ Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová”. Después que Esdras leyera la ley a todo el pueblo “Todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra” (Nehemías 8:6).
Amén es símbolo de confirmación, afirmación, aserción, ratificación: “en verdad”, “ciertamente”, “que conste”, “de cierto, de cierto”. Implica solidez, seguridad, y en hebreo es la misma palabra que se usa para FE. Vemos pues que Amén en el Antiguo Testamento se emplea afirmando la validez de un juramento o maldición cuyas consecuencias se aceptan; como aprobación de un anuncio o profecía: “Entonces Benaia hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén (1 Reyes 1:36).
También se usa al término de una bendición o doxología, como respuesta congregacional a las alabanzas hechas a Dios como en el caso de 1 Crónicas 16:36 “Bendito sea Jehová Dios de Israel, de eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo Amén y alabó a Jehová”.
Hoy en día se utiliza para concluir las oraciones, tomando el ejemplo de la oración de Jesús en Mateo 6.
Decir Amén es proclamar que se tiene por cierto lo que se acaba de decir, estar de acuerdo con lo dicho.
Jesús mismo lo usó al principio de algunos de sus discursos: “de cierto, de cierto os digo…”
El “así es” o el “así sea” tiene un sentido de esperanza y de compromiso. No solamente reafirmamos nuestros deseos y peticiones sino también el compromiso de parte de todos aquellos que oramos de todo lo que conlleva. Estamos firmando nuestro pacto con Dios, nos involucramos en la oración.
Si decimos Amén a “Venga tu reino”, nos comprometemos a vivir según los valores del reino.
Si decimos Amén a “Hágase tu voluntad” hemos de colocar la voluntad de Dios en nuestra vida por encima de la nuestra.
Si decimos Amén a “Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos…” nos hemos de responsabilizar de perdonar a quienes nos han ofendido, a nuestros enemigos, a quienes son nuestros adversarios… etc,etc.
El Amén del final de nuestras oraciones, el “así será” que sea siempre con la ayuda de Dios.
Abigail Rodés. Noviembre 2021.