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Estado de miedo

marzo 14, 2020 by Ferran Cots

“Estudio la ecología del pensamiento. Y como se ha llegado a un Estado de miedo. Quiero ir a parar a la idea de control social… naturalmente sabemos que el control social se administra mejor mediante el miedo… El miedo impregna la sociedad en todos sus aspectos. Permanentemente” Profesor Norman Hoffman.

(Estado de miedo. Michael Crichton. Plaza y Janés 2005)

El miedo es definido como una perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario. La sociedad siempre ha estado dominada por miedos y angustias, temores más o menos reales que casi siempre impiden reaccionar de forma razonable y lógica. El miedo paraliza de tal forma que altera nuestras decisiones. No hay nada peor que decidir algo influenciados por el miedo, cuando no somos capaces de razonar con serenidad. El resultado de esas decisiones suele ser catastrófico.

Cuando Moisés, por orden de Dios, envía doce espías a reconocer la tierra, poco se podía imaginar las consecuencias de aquella expedición. Reconocen que la tierra es buena, pero también descubren que si entraban en ella no se trataría de un paseo triunfal, sino que tendrían que luchar para conseguirla. El problema es que tuvieron miedo, y el miedo no les permitió razonar. Dios les había prometido aquella tierra, por lo tanto deberían haber creído en esa promesa, máxime después de haber visto tantos prodigios de la mano del Señor. Y aquel miedo se extendió entre el pueblo y, a pesar de que Josué y Caleb manifestaron su convencimiento que podrían conquistar la tierra, el pueblo se rebeló contra Dios y recibió su castigo, cuarenta años de vagar en el desierto, por su falta de confianza en el Señor, que los había sacado de Egipto. Israel se colocó bajo un Estado de miedo, actuó presionado por ese miedo, y las consecuencias fueron realmente nefastas.

Pero en las Escrituras hay muchos más ejemplos de situaciones en las que el pueblo, o personas en particular, se situaron bajo un Estado de miedo, que siempre acabó provocando situaciones desagradables y peligrosas, cuando no desembocaron claramente en la comisión de actos censurables, es decir, de pecado.

Cuando el rey David, en vez de cumplir con su obligación, e ir a la guerra con su ejército, se queda en su palacio, ve a Betsabé y comete adulterio con ella. Al ver que su pecado no iba a quedar en secreto, ya que Betsabé queda embarazada, prepara una serie de argucias para ocultar aquel acto, por miedo a que se supiera la verdad. Las decisiones de David, bajo aquel su particular Estado de miedo, le llevaron a preparar las cosas de forma que el resultado fuera la muerte de su fiel general Urías. En vez de cumplir su deber se queda ocioso, sucumbe a la tentación y, en vez de confesar el pecado y pedir el perdón de Dios, actúa por su cuenta y riesgo, y así le fue.

El problema de estar bajo un Estado de miedo es que no solo no tomamos decisiones correctas, sino que olvidamos lo que sabemos, que podría sernos de ayuda en los momentos de temor. Los discípulos del Señor, que habían convivido con Él durante tres largos años, fueron de estos que olvidaron lo que el mismo Jesús les había enseñado. Cuando fue arrestado y crucificado se desmoronaron, se sintieron perdidos y entraron en un angustioso Estado de miedo. Pedro negó al Señor y finalmente todos estaban reunidos en un lugar cerrado, por miedo a los judíos. Su entendimiento estaba oscurecido por el miedo. Para ellos ya no había esperanza ni futuro.

¿No nos sucede algo parecido a nosotros en más ocasiones de las que quisiéramos? Tenemos miedo del famoso coronavirus, de la crisis económica, de los robos, del terrorismo, de tantas y tantas cosas que olvidamos lo que sabemos, las promesas del Señor Dios Todopoderoso. Así que rebelémonos contra este Estado de miedo que nuestro enemigo el diablo quiere imponernos y entreguémonos por completo a otro estado, el Estado de la gracia divina. Es éste un estado liberador, que nos aclara el entendimiento, nos ilumina con la verdad, nos ayuda a tomar decisiones correctas y nos conduce a un fin extraordinario, no en balde somos ciudadanos del cielo, hijos del Dios Creador y Salvador.

Esta gracia ha sido derramada en nosotros a través de Jesús, nos justifica ante Dios por medio de la redención en Cristo, nos enriquece, es suficiente  y nos salva.

Si los judíos en vez de dejarse llevar por el miedo al oír a los espías, hubieran confiado en la gracia de Dios, probablemente se hubieran ahorrado el peregrinaje en el desierto. Si David se hubiera confiado antes a la gracia y misericordia divinas no habría llegado a donde llegó, a provocar la muerte de un fiel general. Fue necesario que un profeta de Dios le hiciera entender lo que había hecho, para que se liberara de aquel Estado de miedo y reconociera su pecado, se arrepintiera y pudiera ser restaurado. Fue el mismo Señor quien se apareció en medio de sus discípulos y les liberó de aquel miedo que les oprimía, diciéndoles “Paz a vosotros” y explicándoles lo que tanto tiempo hacía que ellos debían haber entendido.

El personaje creado por Crichton, el profesor Hoffman, decía: “imaginamos que vivimos en naciones distintas… de hecho habitamos el mismo estado, el Estado de miedo”.

Los cristianos, como hijos de Dios y ciudadanos del cielo, podemos vivir en un estado incomparablemente mejor. Podemos vivir bajo un Estado de gracia, de la gracia que el Señor ha derramado en nosotros por medio de la redención en Cristo Jesús. De nosotros depende vivir en uno u otro estado, no hay más opciones.

La pregunta es: ¿quieres vivir bajo el Estado de miedo o prefieres hacerlo en el Estado de gracia? Tú decides. Nadie puede hacerlo por ti.

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús…” (Efesios 2:4-6).

Ferran Cots, marzo 2020

Publicado en: Música

Chilambo i la maragda elefant

enero 11, 2020 by Abigail Rodés

Fa qui sap quants anys ja que vaig viatjar a Zàmbia buscant una bona mina de maragdes.

M’ havien dit que podia anar a Colòmbia, a Brasil, a Madagascar… però vet aquí que vaig triar Zàmbia.

No hi havia anat mai. És un país sense sortida al mar. La senyera i l’escut d’armes no estan malament.

El 24 d’octubre de 1964, Zàmbia es va independitzar del Regne Unit; jo tenia 4 anys!

El que em va decidir a anar va ser l’espectacular mida de les seves maragdes i el clima tropical.

Però havia de programar el viatge per anar-hi a l’hivern en els mesos que no plou.

No pots anar a buscar pedres precioses a les mines i arriscar-te a filtracions i esfondraments a les mines per la pluja torrencial!

Hi havia una cosa que no m’agradava gaire: la dieta zambiana. Solament mengen batates, cacauets, mandioca i mill!

Però ho podia suportar pensant que també podia fer una mica de turisme fent safaris o buscant les cascades o animals rars, com l’ocell bec d’esclop o l’ocapi.

– Fes moltes fotos d’aquests animals, -em va dir la meva germana: No n’he vist mai cap, ni tan sols al zoo. És veritat que l’ocapi sembla una barreja entre zebra i girafa? Oi que el bec d’esclop està en perill d’extinció? Em portaràs alguna cosa?

En un mes vaig tenir preparat el passaport, el visat, els documents, i les vacunes corresponents.

Ja estava preparat per marxar!

Pensava sovint en els colors naturals de les maragdes, entre un verd saturat i un verd brillant amb alguns matisos de blau. El viatge va passar volant.

El meu hostalatge era molt senzill: una barraca pintada de vermell fort, el terra de pedres, i a l’entrada, un quiosquet amb artesania de la zona. Vaig pensar de comprar un elefant per a la meva germana. Un forat al terra ple d’aigua simulava una piscina. Una pissarra vella anunciava que per dinar podia demanar cocodril i, el cap de setmana, pollastre al curri amb batates per només 40 kwachas (la moneda de Zàmbia).

En la part de darrere, entre dos arbres, una hamaca de color verd indicava que podia fer bones migdiades. Semblava un lloc tranquil.

Chilambo seria el meu acompanyant per a tots els viatges a les mines. Coneixia bé els camins, les mines, els pous, les galeries, els filons, les vetes. Tenia uns 50 anys.

Ens vam fer amics. Una nit, Chilambo em va dir:

– Tinc una cosa que vull que vegis.

– Què és?

Chilambo va treure una caixa de fusta embolicada amb un drap taronja. Poc a poc va començar a desembolicar, obrir la caixa i…

– Oh! Una gran, molt gran maragda, va lluir!

– És la «maragda elefant», es diu així per ser tan grossa.

I la va posar a les meves mans.

– Mentre la mires, t’explicaré la història d’aquesta maragda. Vaig tenir un fill…

– Què? Quan? Un fill? No me n’havies dit mai res.

– No, no podia. Era massa trist per mi. El meu fill va ser un dels millors miners de tota Zàmbia. Sempre somiava trobar una d’aquestes pedres, que fos molt gran, de molt bona qualitat, de gran lluentor i per tant de gran preu. I un dia la va trobar…

Les paraules gairebé no li sortien, les llàgrimes gairebé no les ocultava.

– La va trobar… però li va costar la vida.

– Has guardat aquesta joia fins ara? No l’has volgut vendre?

– No. L’he guardat tot aquest temps perquè em recordava el meu fill. Però ara te la dono a tu, perquè ets el meu millor amic.

– No, no. Com podria, jo, acceptar? Deixa’m que te la compri. Intentaré reunir tots els diners. Chilambo estava atònit. No veus? No la puc vendre. El meu fill va perdre la vida a les mines per aquesta maragda. El meu únic fill. Te la vull donar perquè t’estimo, amic meu.

I va continuar dient:

– Què fas? Has intentat comprar una cosa que no té preu. És com el que va fer Déu per mi. Va enviar el seu únic fill, Jesús, a morir a la creu pels meus pecats. La salvació és un regal gratuït.

La salvació és tan meravellosa i incomparable que cap home o dona en tota la terra la podria comprar. I ningú és prou bo per obtenir-la. A Déu li va costar la vida del seu fill Jesús, igual que el meu fill va morir per aconseguir aquesta pedra. Però ara jo vull que tu la tinguis i acceptis aquest regal.

– Ara ho entenc! Algunes coses tenen massa valor per ser comprades. Accepto la maragda i la salvació de Déu, el regal de Déu per amor a mi.

Uns dies abans de marxar cap a casa vaig poder visitar les cascades Mosi- oa- Tunya. Són salts d’aigua espectaculars. El soroll i la bruma que fan són impressionants.

L’últim dia vaig invitar Chilambo al Kubu-café per fer un sopar de comiat. Vam estar recordant cadascun dels dies que vam ser junts, les nostres aventures, la nostra afició per les maragdes, i l’estima i la passió especialment per una en concret. Ja sabeu.

Aquest va ser un gran viatge per mi. Vaig tornar a casa sa i estalvi. Una experiència inoblidable que volia compartir amb tots vosaltres.

En el viatge de tornada vaig somiar amb una ciutat plena de pedres precioses, evidentment també plena de maragdes. Ah! Com n’estava, d’impressionat per les mines de maragdes. Sens dubte, Zàmbia té les maragdes més grans del món. Són extraordinàries! Peces úniques, amb mides molt variades i poc comunes, de qualitat molt superior a la dels altres països.

… «La ciutat forma un quadrat igual de llargada que d’amplada. Va amidar la ciutat amb la cana, fins a dotze mil estadis; la llargada, l’amplada i l’alçària són iguals.

Va amidar la muralla: tenia cent quaranta-quatre colzades en mida normal, que és la que emprava l’àngel. Les filades de la muralla eren de jaspi, i la ciutat era tota d’or brunyit com el cristall.

Les pedres de fonament que sostenien la muralla de la ciutat duien encastades tota mena de pedres precioses: la primera pedra, de jaspi; la segona, de safir; la tercera, de calcedònia; la quarta, de maragda; la cinquena, de sardònix; la sisena, de sarda; la setena, de crisòlit; la vuitena, de beril·li; la novena, de topazi; la desena, d’àgata; l’onzena, de jacint; la dotzena, d’ametista.

Les dotze portes eren dotze perles, cada porta feta d’una sola perla. I el carrer gran de la ciutat era d’or brunyit com el cristall transparent…»

A Zàmbia vaig deixar Chilambo i jo vaig venir cap aquí per poder-vos explicar el que acabeu d’escoltar.

I això és tan veritat com que el conte s’ha acabat!

Fi.

Abigail Rodés. Gener 2020

Publicado en: Música

Salmo 58. Mictam de David.

diciembre 9, 2019 by Ferran Cots

Este es el cuarto Mictam que encontramos en el libro de los Salmos. Como los anteriores (números 56 y 57) fue compuesto por David en momentos de dificultad y persecución, cuando era un fugitivo acosado por sus enemigos.

A. Clamor contra los gobernantes inicuos, vv. 1-2

Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres? Antes en el corazón maquináis iniquidades; hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.

David clama en este salmo contra aquellos que siendo gobernantes o jueces no actuaban con justicia. Tal vez eran personas que se habían puesto de parte de Saúl e intentaban acabar con David mediante decisiones o juicios injustos, considerándole un traidor, merecedor tal vez de una sentencia de muerte.

Así que después de cuestionar la justicia de estos personajes, David examina sus intenciones así como su forma de actuar y llega a la conclusión que su única intención era maquinar maldades y permitir que la violencia se extendiera por la tierra.

B. Una descripción de los gobernantes injustos y malvados, vv. 3-5

Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron. Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el áspid sordo que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan, por más hábil que el encantador sea.

El diagnóstico sobre los jueces era claro. Eran impíos desde su origen, en su naturaleza, desde su nacimiento. Pero David también entendió esto de toda la humanidad, incluido él mismo (He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre. Salmo 51:5)

La naturaleza de estos jueces era corrupta desde su nacimiento, especialmente en sus palabras. No decían nada cierto, todo su discurso era mentira. Esa mentira no pasa sin hacer daño, es como veneno. La situación de jueces y gobernantes les da un poder especial para oprimir a otros. Sus mentiras y actos de injusticia son más letales que el simple veneno de serpiente, sus palabras eran tan peligrosas como mortales.

C. David clama a Dios para que provoque la ruina de los impíos, vv. 6-8

Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas; quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos. Sean disipados como aguas que corren; cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos. Pasen ellos como el caracol que se deslíe; como el que nace muerto, no vean el sol.

David ora a Dios para que sea Él el que se vengue de estos jueces tan peligrosos como letales. Estos actuaban con soberbia, destruían a los demás con sus injusticias, tal como los leones trituran su presa con sus muelas. Por eso David pide a Dios que les quite ese poder corrupto que ejercían. Y no solo eso sino que también pide que sean dispersados, que desparecieran ellos y su poder. Y añade, de forma sorprendente y dura, que ojalá jamás hubieran nacido. De esta forma es seguro que nunca hubieran podido ejercer ningún poder maldito.

D. La confianza en el juicio de Dios vv. 9-11

Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos, así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad. Se alegrará el justo cuando viere la venganza; sus pies lavará en la sangre del impío. Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.

La idea que David quiere dar parece ser que tiene que ver con la velocidad que arden los espinos. El salmista pide a Dios que envíe su juicio sobre ellos como fuego violento y rápido.

Consecuencia de este juicio de Dios es que el justo se alegraría viendo como el juicio divino caía sobre aquellos gobernantes injustos y opresores, sería como si caminase en el campo de batalla de Dios una vez obtenida la victoria.

Y, como no, David desea que haya un orden moral bajo la mano de Dios, en el que la justicia se vea recompensada y la iniquidad juzgada con dureza. Su deseo era la justicia que esos gobernantes inicuos negaban e impedían.

Hoy día vemos que gobernantes y jueces no están actuando con justicia. En todos los niveles se miente con tal de obtener poder, ya sea para enriquecerse o para ejercer ese poder sobre los gobernados, sin que haya una acción de gobierno justa y equitativa.

Y que decir de la justicia. Juicios injustos, sentencias sin sentido, dependiendo de la interpretación y voluntad de algunos jueces. Leyes injustas que solo hacen más difícil la vida de los ciudadanos.

¿Cómo debemos encarar esta situación? Debemos aprender de David que siempre pone en manos de Dios el castigo, la venganza y la justicia contra todo tipo de corrupción.

Pero hemos de recordar siempre que este estado de cosas no durará permanentemente. Llegará el día en que Cristo volverá a la tierra a poner orden y justicia, y nosotros estaremos con Él tal como nos ha prometido. No olvidemos que su promesa de un próximo retorno es fiel y verdadera y debemos estar atentos.

¡Cristo viene!

Ferran Cots

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Violencia de género

febrero 19, 2019 by Abigail Rodés

La secretaría de Estado del Ministerio del Interior ya ha pasado los datos de todos los casos de violencia de género del 2018. En total 529.762.

Uno de sus objetivos para el 2019 es establecer una tupida red que permita el seguimiento y protección de forma rápida, integral y efectiva de las mujeres maltratadas, y de los menores que de ellas dependan, en cualquier parte del territorio nacional.

¡Recibí flores hoy!

No es mi cumpleaños o ningún otro día especial,

tuvimos nuestro primer disgusto anoche,

y él dijo muchas cosas crueles,

que en verdad me ofendieron.

Pero yo sé que está arrepentido y no las dijo en serio,

porque me mandó flores hoy.

¡Recibí flores hoy!

No es nuestro aniversario ni ningún otro día especial,

anoche me lanzó contra la pared y comenzó a ahogarme.

Parecía una pesadilla, pero sabes que es real.

Pero yo sé que está arrepentido

porque me mandó flores hoy.

¡Recibí flores hoy!

No es el día de San Valentín o ningún otro día especial,

anoche me golpeó y amenazó con matarme,

ni el maquillaje ni las mangas podían esconder

las heridas y los golpes que me ocasionó esta vez.

No pude ir al trabajo hoy, porque no quería que se dieran cuenta.

Pero yo sé que está arrepentido

porque me mandó flores hoy.

¡Recibí flores hoy!

No es el Día de la Madre ni ningún día especial,

anoche me volvió a golpear, pero esta vez fue mucho peor.

¿Qué voy a hacer? ¿Cómo puedo sacar adelante a mis hijos?

¿Qué pasará si nos falta el dinero?

Dependo tanto de él…

Pero yo sé que está arrepentido,

porque me mandó flores hoy.

¡Recibí flores hoy!

Hoy es un día muy especial:

es el día de mi funeral.

Anoche por fin logró matarme.

Me golpeó hasta morir.

Si por lo menos hubiera tenido el valor y la fortaleza para dejarlo,

si hubiera aceptado la ayuda profesional…

¡Hoy no hubiera recibido flores!

Abigail Rodés. Febrero 2019

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Los colores tienen nombre propio

febrero 13, 2019 by Abigail Rodés

La iglesia católico-romana adoptó diferentes colores para su liturgia, y más tarde codificados en función del simbolismo que les correspondía.

El primer esbozo de un canon de los colores data del s. IX. Actualmente son cinco los colores que emplean regularmente: blanco, para las fiestas del Señor; ángeles, vírgenes, santos… rojo, para pentecostés, sangre, apóstoles, mártires…; verde, oficio dominical; morado para adviento y cuaresma; negro para oficios de difuntos. Como privilegio, la orden franciscana puede utilizar el color azul en la fiesta de la «Inmaculada».

Como sabéis la iglesia evangélica carece de todos estos simbolismos en sus cultos.

Algunas personas asocian los colores a efectos sicofisiológicos, por ejemplo, azul= sedante, rojo= estimulan­te; otros los agrupan, a la alegría -violeta-, al frío -azul-, al poder -rojo-, etc.

Dios hizo todos los colores. Algunos de los colores que salen en las Escrituras son:

AZUL: El vestido real de Mardo­queo.

(Est. 8:15: «Y salió Mardoqueo de delante del rey con vestido real de azul y blanco, y una gran corona de oro…»)

ROJO: El mar Rojo.

(Sal. 106:9: «Reprendió al mar Rojo y lo secó,…»)

AMARILLO: Caballo amarillo.

(Ap. 6:8: «Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte…»)

BLANCO: Vestidos de lino blanco.

(Ap. 19:14: «Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos.»)

VERDE: Hierba verde.

(Gn. 1:11: «Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde...Y fue así.»)

PÚRPURA: Bordado púrpura.

(Éx. 35:35: «… para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí…»)

GRANA: Labios como hilo de grana.

(Cnt. 4:3: «Tus labios como hilo de grana, y tu habla hermosa…»)

NEGRO: Pelo negro.

(Lv. 13:37:  «…y que ha salido en ella el pelo negro…»)

CARMESÍ: 10 cortinas carmesí.

(Éx. 36:8: «…hicieron el tabernáculo de 10 cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí…»)

Abigail Rodés. Febrero 2019.

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¿Navidad? Sí, gracias

diciembre 22, 2018 by Ferran Cots

Se acerca Navidad y como cada año a nuestro alrededor oímos comentarios de los más variado. El más generalizado es que la Navidad está totalmente mercantilizada y que ya no es lo que era. Pero, ¿los que piensan así saben realmente lo que es la Navidad?

En el mundo Navidad es una fiesta más, un pretexto para reunir a la familia en celebraciones que muchos ya no saben o no recuerdan el porqué de las mismas. Se da por hecho que es una fiesta de paz y concordia, las familias se reúnen en torno a la mesa de Navidad, intentando aparcar sus diferencias, lo que no siempre consiguen. Otros argumentan que la Navidad es una fiesta para niños, que para los adultos, sobre todo si ya no tienen niños a su alrededor, es una fiesta indiferente o, en el peor de los casos, triste por los recuerdos del pasado y de los familiares y amigos que fallecieron.

Nada más alejado de la realidad. Navidad es una fiesta para el alma, para compartir con los seres queridos, para disfrutarla. Navidad es Dios con nosotros. ¿Acaso esto es solo para los niños? Si pensamos que Navidad es solamente una fiesta más estamos totalmente errados.

Navidad es la celebración del nacimiento de Cristo. Dios hecho hombre que vino a este mundo como uno de nosotros (tremendo misterio) para vivir entre nosotros y dar su vida en la cruz para nuestra salvación. ¿Nos parece poco? Relegando la Navidad a su aspecto meramente festivo estamos olvidando algo muy importante, Cristo no apareció en este mundo por arte de magia; lo hizo a través de su nacimiento para que entendiéramos que Él, el Dios todopoderoso, se identificaba con nuestra condición, y de esta forma traer salvación a la humanidad, a aquellos que desean aceptarla y seguir a Cristo como Señor y Salvador.

Cuando iluminamos nuestras casas, vemos las calles y tiendas llenas de luces, en vez de pensar en el consumismo al que nos quieren llevar, pensemos en que la Luz verdadera vino hasta nosotros para iluminar el camino que nos llevará hasta su presencia. ¿Es consumista la Navidad? No. El problema está en nosotros y en cómo entendamos por qué celebramos esta fiesta. Nadie nos obliga a lanzarnos a una vorágine de gastos que probablemente desequilibrará más de un presupuesto familiar. El mensaje de Navidad es mensaje de salvación y vida eterna. No desechemos estos dos grandes regalos que Dios nos quiere hacer. De nosotros depende aceptarlos o rechazarlos. Pero dependiendo de nuestra decisión, así será lo que nos espere en el más allá.

«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.» (Juan 1:1-5)

Ferran Cots, diciembre 2018.

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