Dijo Abraham en Génesis 22:8: “Dios proveerá”.
Dijo el criado de Abraham en Génesis 24:27: “Bendito sea Jehová… que me guió en el camino”.
Dijo Jacob en Génesis 32:26: “No te dejaré si no me bendices”.
Dijo Josué en Josué 24:15: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Dijeron las mujeres en Rut 4:14: “Loado sea Jehová”.
Dijo Samuel en 1 Samuel 3:9: “Habla Jehová que tu siervo oye”.
Dijo la viuda en 2 Reyes 4:2: “Tu sierva ninguna cosa tiene en casa…”.
Dijo Nehemías en Nehemías 8:10: “El gozo de Jehová es vuestra fuerza”.
Dijo Ester en Ester 4:16: “Ayunad por mí”.
Dijo David en Salmo 23:1: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”.
Dijo David en Salmo 118:24: “Este es el día que hizo Jehová, nos gozaremos y alegraremos en él”.
Dijo Salomón en Proverbios 3: 5-7: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia… no seas sabio en tu propia opinión”.
Dijo Isaías en Isaías 61:1: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí”.
Dijo Jeremías en Jeremías 10:6: “No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú, y grande tu nombre en poderío”.
Dijo Jonás en Jonás 2:2a: “Invoqué en mi angustia a Jehová, y Él me oyó”.
Dijo María en Lucas 1:47: “Mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador”.
Dijo Pedro en 1 Pedro 5:7: “Él tiene cuidado de vosotros”.
Dijo Pablo en Filipenses 4:7: “La paz de Dios, guardará mi corazón y mis pensamientos en Cristo Jesús”.
Dijo Pablo en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Dijo Pablo en Filipenses 4:19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que me falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Dijo Esteban en Hechos 7:59: “Señor Jesús recibe mi espíritu”.
Dijo Pablo en Hechos 21:14: “Hágase la voluntad del Señor”.
Hombres, mujeres, líderes, patriarcas, siervos, profetas, reyes, jueces, apóstoles, todos alababan a Dios fuera cual fuese su problema. Todos pasaron por situaciones de dificultad, dudas, incertidumbres. Fueron vidas con obstáculos, preocupaciones, conflictos… Algunos fueron perseguidos, torturados, asesinados. Pero su respuesta, la misma ¡alabanza a Dios!
¿Y qué dices tú? ¿Cuál es tu necesidad? ¿En qué situación estás? ¿Qué sale de tus labios? ¿Qué expresa tu corazón? ¿Dónde está tu fe?
No sé cuál es tu estado físico o espiritual. No sé las situaciones que te ahogan o inmovilizan. No sé si tienes frustración o trabajo excesivo o eres adicto a algo. Sea donde estés, solo tienes una alternativa: ¡Alaba a Dios! No importa si tu voz no es hermosa, Dios te escucha, ¡alábale! ¡Alaba a Dios en espíritu y en verdad!
Cuando estés triste… ¡alaba a Dios!
Cuando te sientas solo en el ministerio… ¡loa al Señor!
Cuando tu vida te parezca vacía… ¡ensalza a Dios!
Cuando no tengas trabajo… ¡bendice al Señor!
Cuando estés enfermo… ¡gloríate en Dios!
Cuando estés enfadado… ¡honra al Señor!
Cuando te traten injustamente o seas traicionado… ¡enaltece al Señor!
Cuando estés envejeciendo… ¡exalta al Señor!
Cuando estés en peligro… ¡glorifica a Dios!
Cuando estés preocupado o inquieto… ¡elogia a Dios!
Cuando no tengas dinero o bienes… ¡honra a Dios!
Cuando estés abatido y te falte el gozo… ¡aclama al Señor!
Cuando necesites ayuda… ¡engrandece al Señor!
Cuando hayas pecado… ¡invoca a Dios!
Cuando seas criticado por causa del Evangelio… ¡dignifica a Dios!
Dice la Palabra de Dios: “Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado” (Romanos 10:11).
Tu fe en Dios te sostendrá en tiempos difíciles, de prueba o en tiempos de bonanza, prosperidad y calma.
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Fuera de ti nada deseo en la tierra.” (Salmo 73:25)
¿Tienes un tema que te preocupa? ¿Quieres que oremos por ti? Ponte en contacto con nosotros.
Abigail Rodes. Septiembre 2020