Disruptivo: dícese de algo que interrumpe una acción, un problema inesperado. Indica ruptura de algo con cierta brusquedad. Es aquello que interviene de una forma abrupta para desordenar o alterar una situación.
En el mundo de la enseñanza o la formación siempre hay una planificación, un orden, unas reglas… pero a veces ocurre una situación disruptiva que altera o modifica el aprendizaje. Por lo general se toman medidas para que no se produzcan.
En el ámbito empresarial, por el contrario, se busca porque produce un efecto de transformación. Suele ser un elemento diferente en cuanto a tecnología, estrategia o comunicación.
En cuanto a la creación o innovación se hace referencia a un nuevo modelo de negocio, que surge con un propósito diferente y que rompe con lo establecido. Las empresas cuentan con estrategias tecnológicas atípicas y distintas, buscando algo nuevo, impactante, revolucionario, en fin, una propuesta disruptiva.
Se habla de innovación y tecnología disruptiva, tensión disruptiva, siempre con el pensamiento de cambio.
Algo así sucede en nuestra vida espiritual. El hombre y la mujer, el joven o el niño pecadores por naturaleza, transitan por este mundo de manera fija, inalterable. Hasta que un día, escuchan la Palabra de Dios y el Espíritu Santo entra en su vida de forma disruptiva produciendo numerosos cambios personales, familiares, sociales, etc. Una gran modificación estructural a todos los niveles. Se produce algo disruptivo, una interrupción súbita, una ruptura al pecado para propiciar una renovación radical porque el Espíritu Santo está en nosotros. El término disruptivo hace referencia a algo que ocasiona un cambio determinante. Y esto es lo que sucede cuando nos declaramos pecadores ante Dios, nos arrepentimos de todos nuestros pecados y aceptamos por fe que la sangre de Jesús nos limpia y nos da una nueva y abundante vida en Él.
- Asegúrate de que entiendes quién es Dios, que Él te hizo, que es santo y que te ama.
- Pecado es desobedecer a Dios, es ir en contra de Él. Pecamos porque somos pecadores y el pecado merece un castigo, la muerte.
- Comprende que Dios el Hijo es quien murió en una cruz siendo el único que te puede salvar de tu condenación.
- Jesús resucitó de entre los muertos y si tu crees en Él, también un día resucitarás para estar con Dios por toda la eternidad.
- Pide a Dios que te perdone, lee la Biblia, habla con Dios en oración cada día, reúnete con otros creyentes.
- Es importante que tengas la seguridad de tu salvación.
- Pide ayuda si hay cosas que no entiendes o ignoras.
- Desconocer las Sagradas Escrituras no te eximen de quedar libre de culpa o liberarte de la carga del pecado.
- Recuerda que una persona salva por la cruz de Cristo debe mostrar cambios en su vida, en sus actitudes y comportamientos.
¿Crees que Jesús murió por ti? ¿Crees que necesitas a Jesús en tu vida?
¿Crees que Dios puede perdonarte y darte vida eterna? ¿Confías en Dios en todas las áreas de tu vida?
Jesús tomó voluntariamente el castigo por tu pecado, por mi pecado. Murió en la cruz en tu lugar, en mi lugar.
“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21).
“Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo” (Joel 2:32).
“Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:9-10).
Una gran oportunidad: ¡deja que Dios entre en tu vida de forma disruptiva y verás lo que pasa!
Abigail Rodés. Octubre 2020.