Eliseo fue un modelo de líder espiritual. Desde sus inicios buscó los bienes espirituales. Su vocación se narra en 1 Reyes 19. Sucedió al profeta Elías (2 Reyes 2:9) pidiendo una doble porción de su espíritu.
1. Antes de encontrarse con la sunamita:
* Habló siempre con autoridad (2 Reyes 3:15) porque tenía la mano de Jehová sobre él.
* Siempre hablaba por boca de Jehová con poder (2 Reyes 3:16, 17).
2. El encuentro con la sunamita:
* Oraba antes de “trabajar” (2 Reyes 4:33).
* Puso toda su personalidad, todo él, en su trabajo (2 Reyes 4:34, 35).
3. Después de la sunamita:
* Era de una integridad incorruptible: “Vive Jehová, en cuya presencia estoy, que no lo aceptaré”
(2 Reyes 5:16).
Elías llevó una vida triunfante. No ha quedado registrada ninguna queja, o que hubiera perdido el valor.
Aún enfermo y a punto de morir dio órdenes a Joás, rey de Israel (2 Reyes 13:14-19).
Eliseo vivía en un espíritu de victoria: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos” (2 Reyes 6:15, 16).
Esa doble porción que Eliseo pidió se tradujo en que fue el profeta que hizo más milagros que ningún otro.
A. Su autoridad antes de la sunamita:
“El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo” (2 Reyes 2:15).
B. Su favor durante el encuentro con la sunamita:
“Yo entiendo que éste es varón santo de Dios” (2 Reyes 4:9, 16, 21, 22, 25, 27).
C. Su influencia después de la sunamita (influencia póstuma):
“Y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Eliseo, revivió…” (2 Reyes 13:20, 21).
Eliseo se movía continuamente, estuvo en Gilgal, Betel, Jericó, Jordán, Monte Carmelo, Samaria, Sunem…(todo ello en 4 capítulos). En su largo ministerio tomó parte activa en los asuntos públicos de Israel. Murió lamentado por el rey Joás y por su pueblo.
CONCLUSIONES:
– Pidamos a Dios esa doble porción para trabajar en su obra.
– Que el Señor nos ayude a discernir los “santos varones de Dios” (¡cuidado con los falsos profetas y maestros!).
– La sunamita atendió y respetó a Eliseo porque entendió que era un santo varón de Dios. Sus atenciones fueron más allá de darle alimento. Construyeron para él un aposento para que se quedara con ellos.
– Nuestro Dios es un Dios de liberación y no hay límite en su poder. Él puede llenar vasijas vacías de aceite o resucitar a un niño muerto. Dios da más abundantemente de lo que pedimos o aún entendemos. Solo debemos confiar en su poder para ser liberados.
– Eliseo obró grandes maravillas, completando la obra empezada por su mentor, el profeta Elías.
– Elias abrió el terreno áspero y sembró la semilla; Eliseo llevó al granero la cosecha.
Abigail Rodes. Mayo 2020