“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1)
Las Escrituras muestran que la oración fue una parte importante en la vida de Cristo. Orar es un privilegio y una de las bendiciones espirituales que solamente los creyentes podemos disfrutar. Necesitamos orar unos por otros y por nosotros mismos.
Los mismos discípulos aun viendo orar a Jesús continuamente no sabían hacerlo y le piden que les enseñe.¡Una gran petición! Ellos querían aprender de su Maestro. Es curioso que ellos estaban junto a Jesús, observándolo, esperando a que terminara. Algo les despertó el deseo de aprender a orar como Jesús oraba: su relación íntima con el Padre. También nos ocurre a nosotros que ante diferentes situaciones no sabemos cómo orar al Padre.
Ejemplos bíblicos
- Estás en un gran foso sellado con una gran piedra con varios leones dentro. Eres profeta. Eres inocente. Estás allí castigado por obedecer a Dios y por desobedecer al rey Darío. Acaban de hacer contigo una terrible injusticia. ¿Cómo orar?
- Estás por años haciendo un arca siguiendo el mandato de Dios porque sabes que Él va a hacer llover durante 40 días y 40 noches y todo ser viviente sobre la faz de la tierra morirá. ¿Cómo orar?
- Eres reina. Estás echada a los pies del rey Asuero llorando sin saber si vas a ganar su favor para rogarle que anule la trama y la conspiración para matar a todo tu pueblo. ¿Cómo orar?
- Eres profeta. Estás dentro del vientre de un gran pez 3 días y 3 noches sabiendo que has sido desobediente a Dios porque has huido de hacer su voluntad. ¿Cómo orar?
- Tienes 17 años, muchos hermanos pero todos te envidian y aborrecen porque eres el preferido de tu padre. Ellos deciden echarte en un pozo seco, en una cisterna en el desierto para dejarte morir, pero finalmente te venden como esclavo. Te llevan a un país extraño muy lejos de tu familia. ¿Cómo orar?
- Eres una mujer estéril en una sociedad en la que eso es una maldición. Siempre estás triste y llorando porque quieres un hijo a toda costa. Empiezas a orar moviendo tus labios pero no se oyen tus palabras. Te toman por ebria. ¿Cómo orar?
Dios siempre contesta nuestras oraciones aun cuando no nos de la respuesta que nosotros queremos. Debemos confiar siempre en el juicio de Dios cuando nos dice: “NO”.
Es la mejor respuesta para nosotros. Pidamos a Dios que nos ayude a acatar su decisión, a someternos a su perfecta voluntad.
Aprendamos a orar según el precepto de Dios, dirigiéndonos al Padre celestial, en el nombre de Jesucristo.
Por más que oremos no podemos decir nunca que dominamos el tema de la oración. Es digno de mención que Jesús no enseñó a sus discípulos a predicar sino a orar. Es más importante saber hablar con Dios que con cualquier hombre, mujer o niño. No se trata de dominar una técnica, simplemente debemos orar, orar, orar… derramando nuestra alma a Dios. No tratemos de impresionar a los hombres con largas oraciones con palabras complicadas o rebuscadas. Ni le enseñemos a Dios su Palabra. Jesús enseñó a sus discípulos una oración básica, sencilla, breve. El “Padre nuestro” no es un rezo ritual o una fórmula mágica.
En la tierra existe la desobediencia pero en el cielo no hay obstáculos para la perfecta y santa voluntad de Dios y esa prevalece también en la tierra.
Cuando no entiendas la respuesta de Dios, acéptala con corazón confiado porque será lo mejor para ti. ¡No lo dudes! Que entendamos la necesidad del Espíritu Santo como el Espíritu de oración, orando con audacia, perseverancia, confianza, fe, ánimo y esperanza. Que Dios te bendiga.
Abigail Rodés. Septiembre 2021.