Estamos en plenas olimpiadas de invierno en Beijing (del 4-20 febrero de 2022). Miles de deportistas de países diferentes compitiendo en diversas pruebas: esquí, hockey, curling, bobsleigh, skeleton, luge, patinaje, snowboarding… etc, 15 disciplinas de 7 deportes, para conseguir una copa, una medalla, un tiempo récord o subir al podio de los campeones. Toda la preparación de años se pone a prueba en unos pocos días. Diferentes disciplinas, diferentes planificaciones, organizaciones, rutinas, esfuerzos, en definitiva…¡mucho trabajo!
No es lo mismo entrenar para una competencia local que para unas Olimpiadas. Y después de mucho tiempo de entrenamiento, los jugadores están listos para participar.
Han necesitado una preparación física, mental, nutricional, de esfuerzo extra y también descanso adecuado.
Y por supuesto, intentar evitar accidentes o lesiones que puedan retrasar el avance hacia el objetivo marcado, ¡ganar!.
Competir a nivel olímpico implica una obligación superior, mucho más exigente, por encima de lo habitual.
También es así en la vida cristiana, ya sea que empieces a andar, estés en plena carrera o llegando a la meta.
¿Cómo te entrenas?
¿Entrenas tu lengua para no cometer perjurio, mentir o levantar falso testimonio?
Proverbios 26:28 “La lengua falsa atormenta al que ha lastimado, y la boca lisonjera hace resbalar”.
Me asombra ver la condición física de cualquier competidor olímpico y ver todo lo que son capaces de hacer. Detrás de cada trofeo hay un arduo trabajo y muchas horas de entrenamiento. Si no ponen empeño en ello afectará a sus resultados y por eso siempre dan lo mejor de sí mismos.
¿Entrenas tus ojos para no ver aquello que no es agradable a Dios? ¿Tus ojos ven pornografía o cosas obscenas, indecentes, inmorales?
Mateo 18:9 “Si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti; mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego”.
¿Entrenas tus oídos? ¿estás atento al contenido de músicas, series o películas que son abominación a Dios? ¿Prestas oído a chismes, cotilleos, groserías o habladurías?
Como dice la Biblia “nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír” (Eclesiastés 1:8b), pero ¡cuidado dónde miras y qué escuchas!
Proverbios 15:31 “El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará”.
Un atleta olímpico debe entrenar también su mente para poder soportar todas y cada una de sus extensas e intensas sesiones de ejercicios de su modalidad. Debe aprender a ser constante y persistente. Una persona no estable ni perseverante no obtendrá ningún buen resultado.
¿Entrenas tu mente? ¿Oras en todo momento? 1 Tesalonicenses 5:17 “Orad sin cesar”. Gálatas 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios…”.
Entrena tu mente para recordar a Dios. Sé consciente de quién es Él y lo que ha hecho por ti. ¡Adórale!Hónrale con tu vida. Lucas 10:27 “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente…”
¿Entrenas tu cuerpo porque es templo del Espíritu Santo? ¿Comes de forma sana y equilibrada? ¿O te alimentas de forma desordenada e insensata? ¿Tienes gula o glotonería y no cuidas bien tu cuerpo porque tienes demasiados excesos?
1 Corintios 9:25 “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene…”.
Un atleta se entrena de forma física, mental, y tiene una buena dieta que apoye su rendimiento. Nuestro premio es un premio eterno, no se desvanecerá. ¡Una eternidad con nuestro amado Dios! Y eso no depende de nuestros esfuerzos, ni de nuestras obras sino por pura gracia. Aunque sí necesitamos ciertas disciplinas para poder avanzar en nuestra carrera cristiana:
1. Dominio propio ante las tentaciones (1 Corintios 9:26, 27).
2. Espíritu sin rienda no trae paz. Andar sabiamente en los estatutos de Dios (Proverbios 25:28).
3. El Espíritu Santo te ayuda y te da fuerza en la debilidad (2 Timoteo 1:7).
4. Pon atención a los deseos que te seducen y arrastran a pecar (Santiago 1:14).
5. ¡Renovación y transformación! (Romanos 12:2).
6. Ora. Nunca dejes de comunicarte con tu gran entrenador (Efesios 6:18).
7. Practica la presencia de Dios en tu vida.
Un buen rendimiento es aquel en el que se ha invertido mucho tiempo y esfuerzo. Es el fruto de un buen trabajo, completado tras muchas luchas y sacrificio.
¿Entrenas tus manos? ¿Te fijas en las manos de Jesús? Manos fuertes y seguras que trabajan, que lavan los pies, que se extienden al pobre y necesitado, abiertas a ayudar al prójimo. Esas manos heridas por ti y por mí en una cruz, esas manos rotas pero preciosas porque fueron traspasadas por tu pecado, por mi pecado. ¿Están tus manos llenas de gracia y amor?
¿Entrenas tus pies? Romanos 10:15 “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!”. La fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios, y ésta fortalecerá tu fe.
Efesios 6:15 “Calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz”. La armadura cristiana está hecha para usarse y no podemos dejarla hasta que hayamos terminado nuestra guerra y finalizado nuestra carrera. Los pies deben estar firmes en la roca que es Cristo para caminar por las sendas escarpadas y abruptas de este mundo.
Las Olimpiadas pronto terminarán, pero tú y yo seguimos a la meta, prosigamos con fe, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
1 Corintios 9:24 “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? ¡Corred de tal manera que lo obtengáis!”.
Así que ¡marcha!, ¡corre!, ¡pelea!, ¡lucha!, ¡trabaja!, ¡esfuérzate!, ¡entrénate! Pelea la buena batalla, acaba bien tu carrera, sigue hasta terminar, persevera hasta el fin, guarda la fe… y recibirás tu premio, no una medalla o un trofeo, sino la aprobación de Dios: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:23). Te espera una corona de justicia que te dará el mismo Señor, juez justo, en aquel día, cuando todo acabe…
Abigail Rodés. Febrero 2022.