«Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así» (Mateo 24:42-46).
En tiempos difíciles, de guerras, movilizaciones, hostilidades, conflictos, etc, los creyentes se preguntan: ¿Cuán cerca está la segunda venida de Cristo? ¿Estamos en los últimos tiempos?
A pesar de que no sabemos cuándo será, hay quien gusta de especular con ello.
«Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin» (Mateo 24:6).
La verdadera venida sacudirá los cielos, será visible para todos, estrepitosa y muy ruidosa, y todos sus escogidos nos juntaremos y la sentiremos. Dios nos reconocerá y nos llevará con Él. ¡Hermosa certidumbre!
Aun sin conocer cuándo será, nuestra responsabilidad es la de velar, y estar ocupados en las cosas del reino.
Hay algo más que podemos hacer: ¡estar preparados!
Leyendo el primer texto bíblico podemos deducir que:
a) debemos orar y velar mucho «porque no sabemos a qué hora ha de venir el Señor» (versículo 42).
b)estar preparados para cuando acontezca «porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis» (versículo 44). No entretenernos en falsas esperanzas.
c) ser siervos fieles y prudentes, haciendo lo que el Señor nos manda. Trabajando para su gloria, estando «al pie del cañón», siempre atentos y dispuestos a llevar a cabo nuestra misión, trabajo o deber. Estar ocupados en el servicio a los demás.
d) no dormirnos «en los laureles», viviendo de éxitos o logros del pasado, descuidando las actividades y labores presentes y futuras. «Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así» (versículo 46).
e) no discutir ni pelear, «pero si el siervo malo dice en su corazón: mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos…» (versículo 48).
f) esperar el premio (si estamos sirviendo al Señor) o esperar el castigo (si no estamos sirviendo al Señor).
«Vendrá el señor de aquel siervo y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas…» (versículo 50).
g) estar preparados para sufrir por Cristo. Mateo 10:17- 22.
h) esperar la venida del Señor tal y como dice la Biblia en Mateo 24:29-30.
i) cuidarnos de los falsos Cristos, falsos profetas, falsos maestros para no ser engañados. Mateo 24:24.
j) no dejarnos engañar por nada ni nadie. Mateo 24:23.
k) evangelizar a tiempo y a destiempo; predicar el Evangelio de salvación. Mateo 24:14.
¿Cómo guardarnos del engaño?
1. Conociendo bien la Palabra, creciendo para salvación. 1 Pedro 2: 2-3.
2. Estando afirmados en el Señor. 1 Corintios 16:13.
3. Constantes en la oración. Salmo 5:3.
4. Teniendo nuestro devocional diario para la corrección del alma y sabiduría para seguir adelante y crecer espiritualmente. ¡Escuchar al Espíritu Santo a través de la Biblia!
5. Oyendo la voz de Dios. Isaías 50:4.
6. Perseverando hasta el fin. Mateo 24:13.
7. Desarrollando un buen discernimiento y juicio, no ser insensatos. 1 Juan 4:1.
Que el Señor nos ayude a estar firmes en cualquier tormenta o acechanza del maligno. Andemos conforme al Espíritu de vida en Cristo Jesús, porque esto nos librará del pecado y de la muerte.
«Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él» (Romanos 8:1–2, 9).
Abigail Rodés. Diciembre 2023.