Necedad y corrupción, insensatez y maldad, estupidez e incompetencia. Desde que el mundo es mundo han existido hombres muy necios con actitudes hipócritas, egoístas, impulsivas, hombres maltratadores, iracundos, faltos de consejo, de sabiduría, de buenas aptitudes, de entendimiento…
El hombre necio menosprecia la corrección y la reprensión, la enseñanza, los valores y la instrucción, y tiene un gran desconocimiento de la verdad. Es mentiroso, falso, engañador, calumniador…
El Antiguo Testamento entiende por necedad la falta de conocimiento de las cosas, ya sean humanas como divinas, y sobre todo de la sana sabiduría práctica y del déficit de los conocimientos indispensables para la vida moral y religiosa. “La boca de los necios hablará sandeces” (Proverbios 15:26).
En el Nuevo Testamento se entiende que el hombre necio es aquella persona indigna de confianza, sin inteligencia ni erudición. “Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:22).
• NABAL, un hombre necio (1 Samuel 25:2-38).
Nabal era un hombre rico que se dedicaba a la ganadería en el Carmel. Nos dice la Palabra que tenía 3.000 ovejas y 1.000 cabras. Estaba casado con Abigail, una mujer hermosa y de buen entendimiento. Al leer la historia de Nabal y Abigail nos llama la atención la necedad que habita en el corazón de un hombre sin Dios, lo que le llevará a la muerte segura, y con sus propias actitudes destruirá lo suyo propio. El propio Nabal es un hombre típico que existió, existe y existirá en todos los tiempos. Un hombre con la naturaleza caída y no estando dispuesto a corregir su camino ni sus tontas decisiones. El hombre era duro y de malas obras, rudo, áspero, violento en sus respuestas. Todo lo contrario a su esposa: inteligente, de buen entendimiento, prudente, sabia, se para a pensar en sus actos, piensa antes de hablar y actuar.
“En los labios del prudente se halla sabiduría” (Proverbios 10:13a).
Todo hombre —o mujer— enfrenta en su vida una serie de circunstancias y situaciones, y la forma en que responde a ellas determinará si es sabio o necio.
Volviendo al texto de referencia David hace a Nabal una petición de forma pacífica y amable, pidiendo que proveyera alimento para él y sus hombres, ya que ellos habían cuidado de los pastores y rebaños de Nabal. El esposo de Abigail actuó con ingratitud e insensatez. No quiso compartir de su abundancia con otros. No comprendió los beneficios que supuso tener a David allí. Fue avaro, insensible. Aun obteniendo ese provecho de protección y seguridad ignoró su necesidad. Y por la dureza de su corazón no les quiso ayudar. Ya conocéis su fin: “Jehová hirió a Nabal y murió” (1 Samuel 25:38).
• ESAÚ, un hombre necio (Génesis 25: 27-34).
Hijo mayor de Isaac y Rebeca, gemelo de Jacob. Era un hombre de campo, diestro en la caza y el hijo predilecto de su padre. En la Biblia se le conoce por su debilidad de carácter. Dos hechos marcan su historia:
a) vendió su primogenitura
b) perdió la bendición de su padre
Cuando volvió cansado del campo, con hambre, vendió a su hermano su primogenitura por un plato de lentejas.
Por muy buenas que fueran esas lentejas, la Biblia remarca el poco aprecio que tenía sobre su mayorazgo, prefiriendo una ganancia inmediata y material.
“No sea que haya algún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura” (Hebreos 12:16).
Jacob engañó a su padre y arrebató la bendición a Esaú. “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas” (Hebreos 12:17).
Esaú resolvió matar a su hermano Jacob.
• JONÁS, un hombre necio (Jonás 1-4).
El quinto de los profetas menores. Natural de Gat-hefer en Zabulón. Hijo de Amitai. Dios le mandó que profetizara en Nínive, pero huyó y terminó en el vientre de un gran pez. Jonás quiso evadirse de su responsabilidad y se embarcó en Jope dirección a Tarsis. Pagó su pasaje y creyendo irse lejos de la presencia de Dios, éste envió un gran viento en el mar y una gran tempestad en la que la nave peligraba. A petición de Jonás fue echado al mar y un gran pez lo tragó. Después de tres días fue vomitado en la playa y Dios volvió a encargarle que fuera a Nínive y esta vez sí obedeció. A pesar de su negativa, Dios tuvo misericordia de él y le salvó. Tuvo una segunda oportunidad para desempeñar su misión, aunque después de un tiempo, Dios tuvo que ejercer nuevamente su tolerancia con Jonás. Las Escrituras hablan de una generación perversa como la de Nínive en Lucas 11:30 “Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación”.
El mensaje de arrepentimiento está vigente hoy. Dios mantiene su amor y misericordia y la llamada al perdón.
¡Sigues teniendo una oportunidad para escuchar las Buenas Nuevas de Salvación!
• SANSÓN, un hombre necio (Jueces 13-16).
Hijo de Manoa, de la tribu de Dan. Libertador y juez por 20 años. Su nacimiento fue predicho por un ángel y fue nazareo desde su infancia. Célebre por sus hazañas, valentía y su enorme fuerza y también por su estupidez y debilidades. Su fama y sus proezas fueron llevadas a cabo por el cuidado y especial auxilio de Dios en su vida. Pero sus pasiones y pecados le llevaron a la desgracia y a la muerte. Sansón no liberó al pueblo de Israel con un gran ejército sino con varias acciones aisladas. Hombre de fuerza extraordinaria, sus relaciones con mujeres filisteas le llevaron a la prisión, a la ceguera, a la humillación y finalmente a la muerte. La infidelidad contra su voto le acarreó su propia ruina y debacle.
Tomar decisiones necias conlleva tristes consecuencias. El hombre necio provoca desgracias a su paso a corto y largo término. El hombre necio puede desencadenar crisis familiares, en su trabajo o negocio y en su propia vida. Pero una persona sabia puede ser un instrumento de bendición e impedirá grandes tragedias. Si no quieres ser un hombre —o mujer— necio, reconoce tu error, tu pecado, delante de Dios, pide perdón y restaura aquello que has hecho mal. Si no hay arrepentimiento, no puede haber cambios.
El libro de Proverbios está lleno de buenos consejos para hallar el bien y la sabiduría. El hombre —o la mujer— sensato escucha la voz de Dios, reconoce su propia ignorancia y pide ayuda al Señor.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
Ora, pide la dirección de Dios en tu vida. ¡Aléjate de la necedad!
“Porque Jehová da la sabiduría a los rectos. Escucha a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:6,7).
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios” (Efesios 5:15).
“Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado y adquirir inteligencia vale más que la plata” (Proverbios 16:16).
No demuestres tu poca inteligencia ni tu gran necedad. No quieras ser un ignorante. Muchos se comportaron neciamente (Adán, Esaú, Jonás, Nabal, Sansón, Ananías y Safira, Giezi…) ¿Serás uno de ellos?
En la Biblia, un necio es un hombre débil, tonto, alguien que desprecia la Palabra de Dios con obras detestables, sin hacer nada bueno. La Biblia advierte a poner atención y obedecer los consejos bíblicos y aplicarlos a nuestras vidas.
• Un hombre necio se mofa del pecado (Proverbios 14:9).
• Una mujer necia derriba su propia casa (Proverbios 14:1b).
• Un hijo necio trae dolor a sus padres (Proverbios 17:25).
“Dejad las simplezas, y vivid. Andad por el camino de la inteligencia” (Proverbios 9:16).
Que así sea.
Abigail Rodés. Agosto 2023.