Ciertamente debemos de reconocer que el siglo XXI no está siendo el mejor para la humanidad, pensábamos que el siglo anterior al verse manchado por varias guerras, (entre ellas dos mundiales), múltiples crisis económicas, varias revoluciones, epidemias, y grandes catástrofes naturales, sería casi imposible de superar en cuanto a sufrimiento para los seres humanos se refiere. Pero a partir del año 2000 las tragedias no dejan de suceder una tras otra, ya sea en forma de crisis económicas, ataques terroristas, conflictos armados o catástrofes naturales. De manera que la conclusión es clara: nuestro mundo está cada vez peor. Y no parece que la situación vaya a mejorar o al menos no a corto plazo. Esto nos lleva a hacernos una pregunta ¿acaso hay alguna esperanza para la humanidad o está todo perdido?
Contestemos nuestra pregunta ¿Hay alguna esperanza? Humanamente hablando la respuesta es ¡NO! o al menos, hemos de admitir que en las que hemos confiado hasta ahora, todas nos han fallado. Por ejemplo: creíamos que podíamos confiar en nuestros líderes políticos y nos han fallado, en la ciencia y lo que esta ha hecho ha sido darnos más preguntas que respuestas. Incluso pensábamos que nosotros mismos podíamos ser la solución pero al final terminamos siendo más parte del problema. Entonces, si en todo lo que hemos confiado hasta ahora nada ha dado resultado, ¿en quién o en qué confiaremos? Dios ya nos advirtió de que no debíamos poner nuestra confianza en las personas y también nos dijo que pasaría si le desobedecíamos haciéndolo. Él dijo en Jeremías 17:5 – 6 “Malditos son los que ponen su confianza en simples seres humanos, que se apoyan en la fuerza humana y apartan el corazón del Señor. Son como los arbustos raquíticos del desierto, sin esperanza para el futuro. Vivirán en lugares desolados, en tierra despoblada y salada” esta puede parecer una descripción dura, pero es una descripción precisa de toda la historia humana a lo largo de los siglos, ya que el ser humano se ha apartado de Dios, ha ignorado su palabra y en consecuencia ha vivido desde entonces de mal en peor.
Pero Dios aún sigue siendo fiel y en su gran amor aun nos llama al arrepentimiento, a que quitemos nuestra confianza de nosotros mismos y que la pongamos en él. Ezequiel 18:32 dice “No quiero que mueras, dice el Señor Soberano. ¡Cambia de rumbo y vive!” Dios no solo quiere que vivamos, sino que también nos describe cómo será esa vida si confiamos en él, en contraposición con la advertencia de los v.5 – 6 de Jeremías 17 los v. 7 – 8 dicen “Pero benditos son los que confían en el Señor y han hecho que el Señor sea su esperanza y confianza. Son como árboles plantados junto a la ribera de un río con raíces que se hunden en las aguas. A esos árboles no les afecta el calor ni temen los largos meses de sequía. Sus hojas están siempre verdes y nunca dejan de producir fruto”
Conclusión: ¿Hay alguna esperanza? ¡Sí! La única esperanza para los seres humanos está en Dios, quien es aquel que cambia a las personas para que estas puedan cambiar el mundo en que viven. Así que, si hasta hoy has estado buscando una esperanza firme y verdadera, y te has desanimado porque todas hasta ahora te han fallado, te invito a que puedas hacer tuyas las palabras del Salmo 42:9 ¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!