La estrella de la torre de la Virgen María en la Sagrada Familia se colocó el año pasado y es una estructura de 7,5 metros de diámetro y pesa 5,5 toneladas. ¡Pronto iluminará Barcelona de nuevo!
Poner la estrella de Navidad en el árbol no es solo una tradición. Tiene un gran simbolismo. Representa la luz que guió a los magos de Oriente hacia Belén donde nació Jesús. Significa esperanza y fe que guía a todos hacia el Niño Jesús. La forma triangular de la estrella representa la Santísima Trinidad. Suele ser de cinco puntas porque está relacionada con el Adviento: las cuatro semanas previas, más el día de Navidad.
La estrella se pone en lo alto del árbol para dar más importancia y visibilidad a la Luz que alumbra a todo hombre. “La luz verdadera, la que ilumina a toda la humanidad, venía al mundo” (Juan 1:9).
Es costumbre que el más pequeño del hogar, el niño pequeño de la casa, la ponga para dar testimonio de que “la Luz resplandezca en las tinieblas y las tinieblas no prevalecieron contra ella” (Juan 1:5).
Aunque la estrella puede tener diferentes tamaños y colores, el significado siempre es el mismo: dar la bienvenida a la Navidad. “Luz para revelación de los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2:32).
Solemos ver la estrella de Belén tanto en el árbol, como sobre el establo en el Nacimiento o en las ventanas de las casas. La estrella fue creada por Dios, fue obra de sus manos. Por eso pregona la gloria de Jehová: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tu formaste…” (Salmo 8:3).
“Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).
La estrella de Belén precedió a los magos en su viaje a Belén y se paró en el lugar donde estaba el Niño. El mundo antiguo estaba expectante ante el nacimiento del Mesías y un lucero sería la señal de su venida.
“Pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo” (Mateo 2:2).
Aquella gran promesa de la venida de un Salvador, iba a ser cumplida en un lugar sencillo e insignificante.
“Yo, la Luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí, no permanezca en tinieblas” (Juan 12:46) (Juan 3:19-21).
Nosotros, como luz que también somos en este mundo de oscuridad y tinieblas debemos resplandecer como nunca para gloria de Él. “Vosotros sois la luz del mundo…” (Mateo 5:14).
Si somos discípulos de Jesús debemos reflejar amor, paciencia, bondad, una vida limpia… y luz “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).
No debemos andar en oscuridad, sino ser guías luminosas para otros como lo fuera la estrella de Belén.
¡Brillemos ante los demás para que ellos glorifiquen a nuestro Padre en los cielos!
Tenemos en nosotros la Luz de Cristo, debemos sobresalir entre la gente. No escondamos nuestra luz, reflejemos cada día la Luz de Cristo en nuestra vida, a través de nuestras acciones, palabras, servicio, y amor. La Navidad nos muestra que hay buenas noticias. La Navidad es el comienzo de la obra de Cristo.
La historia de Jesús no es una historia bonita para entretener, es la Verdad. Jesús, el rey divino, no nació en un castillo sino en un establo. El pequeño bebé del pesebre, es el poderoso Cristo el Señor. Asumió la naturaleza humana sin perder su divinidad. Dios se hizo un niño indefenso, se hizo judío, se crió como nazareno, se hizo mortal y vulnerable por amor, “Dios con nosotros”. “Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros, y vimos su gloria…” (Juan 1:14).Dios se hace en Jesús un ser humano que podemos conocer y amar. En el punto álgido de su vida, no ascendió a un trono sino a una cruz. Solo podía salvarnos si venía en debilidad y moría en una cruz. ¡Hay esperanza para ti y para mi! El mensaje de la Navidad es: Reconcíliate con Dios. ¿Tienes paz con Dios? (Romanos 5:1)
“La encarnación es el suceso en la historia que ha dividido el universo, ha alterado la historia, ha transformado vidas y ha hecho añicos los paradigmas” (Timothy Keller).
El espíritu de la Navidad debe ser el espíritu de Jesús, gastarnos, darnos, ocupándonos, preocupándonos, cuidando, animando o consolando a los demás, promover el bien, servir al prójimo… Si vives como Jesús no habrá sitio para ti en muchas posadas… “Yo soy pacífico, pero ellos, apenas hablo, me hacen guerra” (Salmo 120:7). Pero Dios trajo la paz a través de la agonía de la cruz.
¡FELIZ NAVIDAD!
Y UN BENDECIDO AÑO 2023 PARA SER LUMINARES Y BRILLAR PARA ALABANZA DE DIOS.
Abigail Rodés. Noviembre 2022.