Atresmedia saca la campaña “Levanta la cabeza”, un movimiento social por un uso responsable de la tecnología, una iniciativa a través de la que se busca fomentar el debate sobre el entorno digital y tecnológico en el que vivimos y cómo debemos afrontar los cambios y retos que supone. Es el momento de reflexionar, de tener un pensamiento crítico, de “levantar la cabeza” de móviles, tablets, etc. Pero esto no es una iniciativa nueva. Jesús ya levantaba su rostro en oración al Padre.
“Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo…” (Juan 17:1)
¿Hablas cara a cara con tus amigos? ¿O sólo por whatsapp, telegram, facebook, instagram? ¿Cómo te relacionas? ¿Has olvidado “levantar tu cabeza”?
El rey David dijo: “Alzaré mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? (Salmo 121:1)
“A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos” (Salmo 123:1)
Alzar los ojos, “levantar la cabeza” son expresiones bíblicas que se repiten a menudo dando a entender que hay que poner la mirada en lo alto, buscando al Rey del universo. Necesitamos “levantar la cabeza” porque de allí vendrá nuestra ayuda. Vivimos con la cabeza mirando al suelo. Y nuestros ojos deben mirar a Jehová nuestro Dios.
Nabucodonosor fue echado de entre los hombres, comía hierba como los bueyes, su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, su pelo creció como plumas de águila y sus uñas como las de las aves.
Pero un día, su razón le fue devuelta porque alzó sus ojos al cielo, bendijo al Altísimo, lo alabó y glorificó (Daniel 4:33-34).
Daniel mismo cuando alzó sus ojos y miró, tuvo una visión (Daniel 10:5). Jesús alzó los ojos a lo alto para orar al Padre por la resurrección de Lázaro (Juan 11:41). Dios nos ha dado ojos para ver su gran creación. “No se sacia el ojo de ver…” (Eclesiastés 1:8b).
El uso que le demos a nuestros ojos hablará mucho de nuestra condición emocional, moral, psíquica y espiritual.
“Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entretanto que él se iba…” (Hechos 1:10)
Cuando “levantas la cabeza” y miras al cielo ocurren cosas maravillosas, sensacionales, asombrosas, impresionantes, sorprendentes. Al igual que a Esteban que“lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios” (Hechos 7:55).
¿Dónde pondrás hoy tu mirada? ¿ “Levantarás tu cabeza” a los cielos? ¿Por qué andar doblado o arrastrándote? Con los ojos hacia abajo sólo verás polvo, suciedad, asfalto, barro, basura… tu espíritu quedará quebrantado, desmoralizado, tu ánimo caído, tu esperanza perdida. ¡Alza tus ojos!
¡“Levanta tu cabeza”! Hay una nueva vida en Cristo perfecta, renovada. No desaproveches toda la belleza que Dios pone ante ti para que te goces y disfrutes. No te pierdas todas sus bendiciones.
“Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quien creó todas estas cosas” (Isaías 40:26a). Recobra el equilibrio en todos los aspectos de tu vida. “No mirando las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2ª Corintios 4:18). Mira más allá del mundo cibernético. Reorienta tu mirada a Aquel que te ha salvado, hacia el Todopoderoso Dios. Él es el único que puede dar a tu vida solidez, valor imperecedero y permanencia eterna. ¿Quieres que eso sea una realidad gloriosa en ti por toda la eternidad?
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2). Dice la Palabra: “Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados” (Salmo 34:5)
Considera: Jesús en la cruz, en medio del sufrimiento, fijó su mirada en ti. Dios te miró, y te amó.
Abigail Rodes. Febrero 2020.