Ni “Arre Borriquito”, ni “Los peces en el río” ni “La Marimorena”. Tenemos en el Evangelio de Lucas los 4 cánticos evangélicos que NUNCA se cantan en nuestras iglesias: El Magníficat, El Benedictus, el Gloria in excelsis Deo y el Nunc Dimittis.
Muchas canciones y villancicos se escuchan en estos días, para todos los gustos y para todos los intereses.
No cantamos para ganarnos el aguinaldo o por construir un mundo más justo y solidario. Cantamos para dar gloria a Aquel que se humilló y se hizo como uno de nosotros por amor, para darnos Salvación.
No se trata de tener una lista de villancicos para “alimentar la fe” en estos días. Se trata de adorar “al único y sabio Dios, nuestro Salvador. A Él toda la gloria y majestad, imperio y poder, ahora y por todos los siglos. Amén”. (Judas versículo 25).
1. El Magníficat. Lucas 1:39-56 (RVR60)
María y Elisabet esperaban hijos que serían altamente bendecidos, felices, honrados y queridos por Dios.
María, animada por el discurso de su prima y bajo la influencia del Espíritu Santo, prorrumpe en alabanza a Dios, con gozo y gratitud, sorprendida por ser ella la bienaventurada madre de Jesús. Leamos su hermosa oración:
“Enaquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para
siempre”.
2. El Benedictus. Lucas 1:67-80 (NVI castellano)
Zacarías pronuncia una profecía acerca del reino y la salvación del Mesías. Sacerdote recto, padre de Juan el Bautista quien fue precursor del Señor Jesús. Un precioso canto:
“Entonces su padre Zacarías, lleno del Espíritu Santo, profetizó:«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo. Nos envió un poderoso Salvador en la casa de David su siervo (como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas), para librarnos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen; para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo pacto. Así lo juró a Abraham nuestro padre: nos concedió que fuéramos libres del temor, al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días. Y tú, hijito mío, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle el camino. Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados, gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz».El niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivió en el desierto hasta el día en que se presentó públicamente al pueblo de Israel”.
3. Gloria in excelsis Deo. Lucas 2:13-15 (RV2020)
Los ángeles fueron los heraldos del recién nacido Salvador. La buena voluntad de Dios para con todos los hombres se manifestó con el nacimiento de Jesús. Aún hoy proclamamos esta buena noticia: nos ha nacido un Salvador, Cristo el Señor. El pasaje bíblico lo narra así:
“Repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales que alababan a Dios y decían: —¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz entre los hombres que gozan de su buena voluntad! Sucedió que cuando los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: —Vayamos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer”.
4. Nunc Dimittis. Lucas 2:21-35 (LBLA)
Al final de su cuarentena, María fue al Templo a ofrecer los sacrificios establecidos para su purificación. Jesús como primogénito, debía ser presentado al Señor, y ser redimido conforme a la Ley. Allí estaba el anciano Simeón que tomó al niño en sus brazos y alabó a Dios así:
“Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, el nombre dado por el ángel antes de que Él fuera concebido en el seno materno. Cuando se cumplieron los días para la purificación de ellos, según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor), y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la Ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones. Y había en Jerusalén un hombre que se llamaba Simeón; y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. Y por el Espíritu Santo se le había revelado que no vería la muerte sin antes ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo. Y cuando los padres del niño Jesús le trajeron para cumplir por Él el rito de la ley, él tomó al Niño en sus brazos, y bendijo a Dios y dijo:Ahora, Señor, permite que tu siervo se vaya en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel.Y los padres del niño estaban asombrados de las cosas que de Él se decían. Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este Niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción(y una espada traspasará aun tu propia alma) a fin de que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”.
La Navidad es un buen tiempo para adorar al Rey. La nota favorita de Dios es el sonido de tu oración. La música debe hacer saltar el fuego de la adoración en todo ser humano. Quien no disfruta la adoración no sabe a quien adora.
“Pero yo cantaré de tu poder, y alabaré de mañana tu misericordia… fortaleza mía, a ti cantaré” (Salmo 59:16,17). “Cantaré a Jehová que me ha hecho bien” (Salmo 13:6). Amén.
¡Feliz Navidad!
Abigail Rodés. Diciembre 2022.