Los mineros de Chile estuvieron atrapados 69 días bajo 700 metros de tierra…
Los jugadores de rugby de Uruguay estuvieron a 3600 metros por un lapso de 72 días…
Los niños de Tailandia estuvieron atrapados en una cueva bajo el agua más de 12 días…
Todos ellos expuestos al frío, a la incomodidad, a la falta de alimento, a la incertidumbre, al dolor, al cansancio, a la muerte…
Y a nosotros nos piden que estemos en nuestras casas, a gusto, con nuestras comodidades, con energía y combustible, con provisiones, en muchos casos con la despensa llena, con agua suficiente para beber, hacer la comida o ducharnos. Con wifi, teléfono para comunicarnos con la familia y amigos, fibra óptica y un largo etcétera…
Refunfuñamos. Y renegamos cada día porque estamos aburridos, queremos salir a pasear, ir de excursión o emprender ese viaje que teníamos contratado.
Sin pensar que cada uno de nosotros estamos en el mejor lugar del mundo: en nuestra casa.
¡Quédate en casa! Disfruta de tu hogar y de los tuyos. No te agobies.
¡Quédate en casa! Ese lugar donde habitas, donde hay amor, seguridad y calma. Donde la familia se calienta y se alimenta, donde se crean buenos recuerdos. El término hogar proviene de palabras cuyo significado son “luz” y “faro”.
Ahora tenemos tiempo de reflexionar entre nosotros, sobre nuestra familia. Reconocer el valor, los dones, las virtudes de cada individuo que forma nuestro hogar.
¿Cómo es nuestra participación en nuestra escalera, vecindario, barrio o sociedad? ¿Qué transmitimos a nuestros hijos o nietos? ¿Cuál es nuestro legado? ¿Sabemos vivir en armonía, tolerancia y en amor? ¿Aprovechamos bien el tiempo porque los días son malos?
(Efesios 5:16).
* Mientras esperas a que se levante el estado de alarma…
* Mientras esperas que este régimen de medidas excepcional pase…
* Mientras esperas que el gobierno restablezca la normalidad… no veas la situación y tu entorno de forma trágica u horrible, sino como una nueva oportunidad para crecer, para ser luz.
Ora. Lee la Biblia. La incertidumbre, la preocupación social y económica, las medidas de prevención, el aislamiento no deben llevarte al desánimo.
¡Adora a Dios! Que su voluntad santa y perfecta se haga palpable en nuestras vidas. Seamos ese faro que alumbra, esa luz potente que orienta a todos en la noche oscura, para guiar a todos a buen puerto, a un buen destino, para iluminar el camino, cuando nos falta visibilidad.
Seamos guías y modelos de conducta para los cercanos y los que están más lejos.
¡Ánimo! Dios no es insensible a nuestro dolor ni indiferente a nuestro llanto. Dios sabe en qué circunstancias nos encontramos.
“Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él” (1 Juan 1:5)
Él guía nuestra vida, y quiere llevarla a buen puerto. “Confía en Él y Él hará” (Salmo 37:5)
Abigail Rodes. Marzo 2020.