Junio es el mes internacional del cuidado de la fertilidad. Es el mes de la salud reproductora.
Los problemas de fertilidad afectaban antes a un 15% de las parejas en edad reproductiva. Pero este porcentaje está aumentando más y más en los últimos años. Actualmente con el nuevo estilo de vida, el retraso a la maternidad por cursar una carrera o tener un buen trabajo, los nuevos “modelos familiares”, planificar el momento adecuado, etc, causan mucha infertilidad, aunque la esterilidad ha existido siempre.
Introducción
La esterilidad en la antigüedad era considerada como una maldición. Cuando una esposa no podía concebir era motivo de divorcio, pero se usaba una solución: el marido se llegaba a la sierva de la esposa para tener hijos. Raquel le dio a su esposo Jacob a su sierva Bilha (Génesis 30:3). Sarai le dio a su esposo Abram a su sierva egipcia Agar (Génesis 16:2).
La fecundidad, al contrario, era una de las máximas bendiciones de un hombre: “He aquí herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre… bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos” (Salmo 127:3-5).
Mujeres estériles en la Biblia. Esta fue su historia…
1. Rebeca, esposa de Isaac. “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer… He aquí que había gemelos en su vientre…Y salió el primero rubio y le llamaron Esaú… Y después salió su hermano y fue llamado Jacob… Y era Isaac de 60 años cuando Rebeca dio a luz” (Génesis 25:21-26). Dice la Escritura que Rebeca fue estéril por 20 años, pero luego, como contestación a las oraciones de su esposo que esperaba ansioso un hijo varón para perpetuar su nombre y su heredad, dio a luz dos hijos gemelos. Y como fue profetizado también antes de su nacimiento, los hermanos fueron rivales entre sí. Y Rebeca amó más a Jacob, e Isaac amó más a Esaú.
2. Ana, esposa de Elcana. Este nombre significa en hebreo “compasión” o “Jehová se ha compadecido”. Esta esposa de Elcana lloraba y oraba por un hijo y Dios se lo concedió. Fue madre de Samuel, en hebreo “pedido a Dios”. Desde su nacimiento fue enviado al Templo, en cumplimiento al voto que hizo su madre Ana a Jehová si escuchaba sus oraciones, dándole un hijo varón. Es precioso el salmo que compuso Ana en acción de gracias a Dios por el niño (1 Samuel 2:1-10). Samuel llegó a ser profeta y gobernante de Israel.
3. Sara, esposa de Abraham. Sara era estéril y estaba triste por no poder dar a su esposo el heredero prometido por Jehová y decidió “ayudar” a Dios, es decir, conseguir un hijo por medio de su sierva egipcia Agar. Sara había escuchado la promesa que le hicieron a Abraham su esposo, pero ella se rió ante la posibilidad de quedarse embarazada porque ya tenía más de 90 años. Jehová la reprendió (Génesis 18:9-15). Agar le dio un hijo: Ismael. Pero aun tendrían que esperar 14 años más para el nacimiento de Isaac, el hijo de la promesa, el hijo de un anciano de más de 100 años y de una anciana estéril toda su vida.
4. Raquel, esposa de Jacob. Fue la esposa preferida de Jacob. Estaba muy afligida por no poder ser madre, por ello entregó a su sierva Bilha a su esposo para que sus hijos fueran contados como suyos.
Y Dios se acordó de Raquel y le dio un hijo, José. Pero al nacer su segundo hijo, Benjamín, ella murió.(Génesis 35:16-19). José fue gobernador de Egipto y Benjamín se fue de Canaán a Egipto con toda su familia y habitó en la tierra de Ramesés. Raquel fue bendecida en su descendencia pues Dios la premió con doble porción. A través de sus nietos se formaron 2 tribus: Efraín y Manasés.
5. La esposa de Manoa. A esta mujer se le apareció el ángel de Jehová y le dijo que aun siendo estéril, concebiría y tendría un hijo. Pero tenía que cumplir ciertos requisitos:
– no beber vino ni sidra
– no comer cosa inmunda
porque ese hijo debía ser nazareo (consagrado a Dios) y salvaría a Israel de los filisteos (Jueces 13: 2-7).
La Biblia describe en todo un capítulo cómo fue la aparición del ángel, cómo debían comportarse los padres, cómo debía guardarse la madre obedeciendo el requerimiento del ángel. Y la mujer dio a luz y le puso por nombre Sansón. Sería el libertador y juez de Israel por 20 años. Fue el más fuerte de los hombres, célebre por sus hazañas y su valentía.
6. Elisabet, esposa de Zacarías. Mujer piadosa, esposa del sacerdote Zacarías. Fue la madre de Juan el Bautista. El matrimonio era irreprensible delante de Dios, obedeciendo en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor, pero no tenían hijos porque Elisabet era estéril. Zacarías oraba por un hijo, y el Señor se lo dio. Una historia más de una anciana estéril que al final de su vida fue bendecida con la maternidad. Su hijo Juan fue el precursor de Jesús a quien bautizó en el Jordán. Su vida estuvo marcada por la oración y el ayuno. Preparó el camino para el ministerio del Mesias de Israel.
Conclusión
“PORQUE NADA HAY IMPOSIBLE PARA DIOS” (Lucas 1:37). Dios bendijo de diferentes formas a mujeres estériles. Pero los hijos nacidos de éstas fueron grandes hombres santificados. Hijos nazareos consagrados al servicio de Dios, jueces, sacerdotes…
Hijos nacidos por una promesa. Hijos nacidos en respuesta a una oración.
Hijos nacidos por un trato con el Señor. Hijos que honraron a Dios.
Dios activó la matriz de estas mujeres para que pudieran tener la experiencia de ser madres y ser canal de bendición. De alguna manera, hoy día, hay muchos casos de mujeres estériles que también oran, esperan, se someten a tratamientos médicos… pero es en vano. Hay matrimonios que deciden adoptar, ¡bien!.
Nunca se puede permitir, ni caer en la tentación de tener hijos fuera del matrimonio. Actualmente la tecnología genética ofrece muchos recursos. Hay que buscar un buen asesoramiento, consejo, y por supuesto, mucha oración para no dar pasos en falso.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).
El hecho de que en estas mujeres se hiciera el milagro de la vida, no supone que ocurrirá en todas las mujeres estériles. No todas van a concebir. No todas van a recibir un milagro. Por ello es importante aceptar la voluntad de Dios, pues su plan es perfecto y completo.
Abigail Rodés. Junio 2021.