– Por su desobediencia… NO pudieron quedarse en el Huerto del edén (Adán y Eva)
– Por su homicidio… NO fue bendecido (Caín)
– Por su orgullo… NO pudieron entenderse (la torre de Babel)
– Por su maldad… NO vivieron (el diluvio)
– Por su ira… NO vio la tierra prometida (Moisés)
– Por su crimen… NO vivió su hijo (David)
– Por su derramamiento de sangre … NO construyó el Templo (David)
– Por su traición… NO encontró la paz y se suicidó (Judas)
– Por su desobediencia… NO terminó su viaje en barco (Jonás)
– Por su pecado… NO hubo indulto y murieron 70.000 hombres (David)
– Por su duro corazón… NO vio crecer a su hijo (Faraón)
– Por su codicia… NO vivió (Acán)
– Por su angustia desveló su secreto… NO vivió (Sansón)
– Por su obsesión a matar al pueblo judío… NO fue honrado (Amán)
– Por su mentira… NO vivieron (Ananías y Safira)
Nuestro orgullo, ira, desobediencia pueden acarrearnos serias consecuencias. El pecado es lo que nos aparta de Dios. El castigo por el pecado es la muerte. Y como todos pecamos de una manera u otra, tenemos que morir. Dios nos considera responsables de nuestras decisiones y acciones.
«El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia» (Proverbios 28:13).
El hombre que respeta, ama, teme y obedece a Dios será dichoso.
El hombre obstinado, rebelde, desobediente, contumaz, caerá en desgracia.
Para los creyentes en Cristo, todos nuestros pecados —pasados, presentes y futuros— ya han sido juzgados en la cruz: «Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús» (Romanos 8:1). Reconciliarnos con Dios nos une a Él.
Si te preguntas: ¿Quién nos ve? ¿Quién nos conoce? ¿Quién me observa?… ¡Pues Dios!
Dios disciplina a sus hijos cuando se equivocan, entonces son amorosamente instruidos y educados en el camino cristiano.
Invitemos a todos los heridos por el pecado a ir a Jesús, el único justo.
Abigail Rodés. Septiembre 2024