En noviembre de 2002 se hundió frente a la costa de Galicia el petrolero Prestige, provocando una marea negra que asoló la costa gallega, llegando incluso a afectar al Cantábrico y parte de Francia. El desastre fue terrible y en su día provocó la creación de la plataforma ciudadana “Nunca mais”, cuyas exigencias eran la aplicación de la justicia por la resposabilidad de aquel desastre y que algo semejants no se repitiera nunca más.
Han pasado ya 19 años y, afortunadamente, tanto las costas como el mar parecen haberse recuperado de aquella catástrofe. No sé por que motivo, me vino a la mente esta expresión (Nunca mais) viendo los cruceiros (cruces) esparcidos por la geografía gallega. Muchos de ellos tienen la figura de un Cristo sufriente clavado en la cruz. Entonces recordé aquella expresión, ya que Cristo no quedó en la cruz, sino que resucitó, y nunca más volvería a suceder algo similar. La obra de la salvación había sido consumada. Esto traería consecuencias importantes para la humanidad, especialmente para los que aceptaran el sacrificio de Cristo.
En la Biblia aparece la expresión nunca más en multitud de ocasiones. En unas se utiliza en sentido negativo, como en Isaías 13:19-20: “Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada…”. Usada en este sentido denota un juicio de parte de Dios.
Otra forma de utilización de esta expresión es para indicar que una acción no se iba a repertir, como en Génesis 38:26, en la historia de Judá y Tamar, su nuera: “Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció”.
En otras ocasiones se trata de una promesa de Dios a su pueblo como en 2 Samuel 7:10: “Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido…”.
En total, y en diferentes circunstancias, la expresión nunca más aparece en la Biblia (RVR) unas 80 veces.
Pero la más importante para nosotros es la que se cita en Jeremías 31:34: “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré (nunca) más de su pecado”. Este texto es citado por el autor de la epístola a los hebreos dos veces, la primera en 8:12, donde la transcribe de esta forma: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades” y por segunda vez en 10:17: “Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones”.
El autor de esta carta estaba explicando la suficiencia e irrevocabilidad del sacrificio de Cristo. En los versículos 12 y 13 de este mismo capítulo dice: “… pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. O lo que es lo mismo, nunca más será necesario ofrecer un nuevo sacrificio por los pecados. Esto significa que no hay nada que podamos añadir a la obra de Cristo. Que una vez que nos hemos entregado a Él y recibimos su salvación ya está todo hecho, el perdón de Dios viene a nuestra vidas y nos permite vivir confiados en su gracia, amor y misericordia, pero también en su justicia en Cristo.
Pablo explica a los colosenses el alcance del sacrificio vicario de Cristo. En la epístola a los fieles en Colosas 2:13-15 les dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”. Aquel sacrificio realizado una sola vez, y que nunca más se repetiría porque fue suficiente para ganar nuestra salvación, nos libra de la condenación y, como citaba el autor de la epístola a los hebreos, eso significa que Dios nunca más se acordará de nuestros pecados.
En el lenguaje humano nunca más significa normalmente hasta que cambiemos de opinión o nos fuercen las circunstancias… ¿Qué seguridad nos da que alguien nos prometa que nunca más nos va a ofender, o perjudicar, o discriminar, o…? La verdad es que ninguna, porque ese nunca más significa en realidad hasta la próxima ocasión.
Sin embargo nuestra salvación y perdón estan seguros en Dios. Para Él nunca más significa exactamente eso, y no otra cosa, porque en Él no hay sombra de variación, es inmutable, y es el que garantiza nuestra salvación. (“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” Santiago 1:17).
Cristo murió en la cruz para que nosotros no tuviéramos que dar cuenta de nuestros pecados a Dios, lo que nos hubiera llevado irremisiblemente al castigo de la condenación eterna. Pero ahora podemos proclamar bien alto que los cristianos hemos sido redimidos del pecado, y nunca más caerá sobre nosotros la ira de Dios, reservada a los incrédulos.
Ferran Cots, octubre 2021.