“Y ORANDO, NO USÉIS VANAS REPETICIONES, COMO LOS GENTILES, QUE PIENSAN QUE POR SU PALABRERÍA SERÁN OÍDOS. NO OS HAGÁIS PUES SEMEJANTES A ELLOS…” (Mateo 6: 7-8).
El Señor no escucha oraciones largas o palabras elocuentes, mira el corazón. No se le puede orar diciendo y repitiendo lo que pone en su Palabra porque Él ya lo sabe. No estamos atados a orar siempre la misma oración. Hay que orar con entendimiento, renovando día a día los deseos de nuestras almas y las necesidades de nuestros cuerpos.
En el capítulo 6 del Evangelio de Mateo, Jesús nos enseña a no hacer las cosas para ser vistos delante de los hombres:
- Justicia (versículo 1)
- Limosna (versículo 2)
- Oración (versículo 5)
- Ayuno (versículo 16)
- Tesoros (versículo 19) y Riquezas (versículo 24)
En el original griego dice: “Y cuando estéis orando, no parloteéis sin medida como los gentiles porque les parece que en el mucho hablar de ellos serán escuchados. Por tanto, no seáis como ellos, porque sabe Dios el Padre de vosotros de qué cosas necesidad tenéis antes de vosotros pedirle”.
En definitiva, Jesús les enseñaba a orar con sinceridad y devoción, nada de espectáculo o exhibición con palabras elocuentes, sin demostraciones o muestras evidentes de los que oran para buscar la atención de la gente. Una oración larga implica mucha similitud y repetición ociosa, crea fatiga a los oyentes y descuido en el orador. La oración requiere más corazón que lengua. La buena oración es el fervor del deseo de agradar a Dios y la sencillez de la fe.
La abundancia de pensamientos forzados, frases estudiadas, expresiones rebuscadas, locución artificial, vanas repeticiones, no forman parte de una oración humilde.
Los religiosos creían que multiplicando la oración, serían escuchados.
Los antiguos repetían y perseveraban en una misma súplica en la misma oración.
Las palabras sin sentido, las repeticiones inútiles y las frases complementarias en una oración son en general el resultado de la hipocresía o la ignorancia.
Consejo: un buen ejercicio sería orar en voz alta en tu habitación en lugar de orar en silencio para entrenar así para cuando se ora en público.
La versión catalana de este versículo es muy esclarecedora:
“Quan pregueu, no parleu per parlar, com fan els pagans: es pensen que amb la seva xerrameca es faran escoltar. No sigueu, doncs, com ells…”
Abigail Rodés. Abril 2022.