Verano, playa, mar… (aunque a la hora que íbamos ya no habían barcos de pesca, inevitablemente la mente se iba a todos los pasajes bíblicos -que no son pocos- sobre la pesca, el mar y ser pescadores de hombres).
«Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron» (Mateo 4:19-20).
«Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron» (Mateo 1:17-18).
Hay muchas narraciones sobre la pesca en el Nuevo Testamento, no tanto en el Antiguo Testamento, si tenéis presente los israelitas se acordaban del pescado que gratuitamente recibían para comer en Egipto.
«Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde…» (Números 11:5a).
Los discípulos entendían este lenguaje, la mitad de ellos eran pescadores: Simón, Andrés, Pedro, Jacobo, Juan, Felipe.
Debemos ser pescadores de hombres, mujeres y niños, sin discriminación ninguna. Tener en cuenta a todos y buscar personas para compartir el amor de Dios.
Con estas palabras, «PESCADORES DE HOMBRES», Jesús les da a entender la naturaleza de su trabajo nuevo y espiritual. ¡No hay tarea más noble que evangelizar! Jesús ya había empezado su ministerio y ahora les tocaba a ellos, por eso le siguieron, para aprender de Jesús, y luego salir ellos mismos a la Gran Comisión. Jesús usaba esas palabras para que ellos pudieran entender fácilmente (recordad que las parábolas eran comparaciones de la vida real con aplicación). Jesús llama a la reflexión e inspira hacia la decisión. La evangelización fue el primer propósito para el cual fueron llamados los apóstoles y sigue siendo nuestra principal misión (Hechos 1:8).
¿Resultado? El día de Pentecostés «pescaron» como 3.000 personas (Hechos 2:41). Desde el inicio de su ministerio, el plan de Jesús era utilizar discípulos para hacer discípulos. Les dio un nuevo propósito para vivir con una perspectiva eterna, porque la diferencia entre los peces y los hombres es profunda: cuando se captura el pescado, está vivo y luego muere. Cuando se «pesca» a los hombres, están muertos en el pecado, y luego viven una vida nueva en Cristo y al final eterna. ¿Habéis ido alguna vez de pesca? Este lenguaje era conocido para los pescadores, ¿pero lo es para mí que no tengo ni idea de pesca? ¿Cómo vamos pues a ser efectivos? Sí que es verdad que el Señor nos da amor por las almas, sabiduría, conocimiento y la fuerza necesaria para llevar a las personas a Él.
Pero veamos 5 trucos para ser más eficaces en la pesca:
1. Ir bien equipados: Caña, carrete, anzuelos, señuelos, plomos, flotadores, carnada… etc. Nuestro equipo: La Palabra.
2. Ser pacientes y tener tiempo: ¿Qué pescador has visto que a la media hora de pescar se vaya si no pican? No renunciar pensando que no es el momento adecuado. ¡Siempre es buen momento para predicar el Evangelio de salvación!
3. Ir donde están los peces. Al igual que los peces viven en el agua y no vendrán ellos a nuestro cesto, debemos buscar en el sitio adecuado a los perdidos.
4. Un buen cebo: gusanos, camarones, sanguijuelas, almejas o cangrejos… (cebo vivo o muerto). Nuestro cebo: Jesucristo.
5. Transmitir emoción: Cuando uno tira su caña y pesca un pez, por muy pequeño que sea, es muy emocionante y lo contamos a todos. Imaginaos si es una buena pieza… Cuánto más saber que podemos ser salvos por la sangre de Jesús por puro amor, por mera gracia. ¡Contémoslo! Dios promete estar a nuestro lado. Y es posible que tengamos una gran captura como la tuvieron los discípulos (Lucas 5:1-11, La pesca milagrosa):
• En aquel tiempo la gente se agolpaba para escuchar a Jesús.
• Jesús vio dos barcas. Los pescadores habían bajado a lavar sus redes.
• Subió a la barca de Simón, se sentó y empezó a enseñar a la multitud.
• Termina de hablar y le dice a Simón que eche las redes para pescar.
• Simón le contesta que han estado trabajando duro y…¡nada!, pero vuelve a echar las redes de forma que pescaron tanto que la red se rompía.
• Los compañeros de la otra barca van a ayudarles. Simón se arrodilla lleno de temor por el gran milagro.
• Aunque Jesús no es pescador de oficio, sino carpintero, le indica lo que debe hacer. Toda vocación es un llamado para ir «mar adentro», un compromiso con una obra mucho mayor, la salvación de los hombres.
• Simón pone su fe en Jesús, en la sabiduría del Maestro (a veces nuestra experiencia nos dicta algo contrario a lo que el Señor quiere) ¿Obedecemos? ¿Le creemos?
• Simón no lo comprende pero cree en la palabra de Jesús porque sabe que tiene poder. ¿Lo olvidamos nosotros?
• Se reconoce indigno, un pecador al lado de la misma santidad. Él nos sostiene con su gracia.
• Pescar hombres es mucho más difícil que pescar peces. Ganar almas para Cristo es una obra divina que sobrepasa cualquier oficio, carrera, profesión, trabajo o empleo.
• (versículo 11): «dejándolo todo, le siguieron». Jesús vale mucho más que dos barcas llenas de peces. Estamos invitados a seguir a Cristo, a trabajar de lleno en la obra de la salvación del mundo.
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (Lucas 5:10b).
Los pescadores arrojaban sus redes por la barca y recogían gran variedad de peces, pero no todos eran comestibles según la ley. Habían peces «buenos» y «malos». Los que tenían escamas y aletas podían comerse, los que no, eran abominación e inmundos (Levítico 11:9-12; Deuteronomio 14:9-10).
La parábola de la red (Mateo13:47-50). El Reino de los cielos es como una red que atrapa a muchas personas, pero algunas no tendrán la salvación y serán rechazadas. Jesús nos anima hoy a cambiar nuestro estilo de vida, dejarlo todo, y dedicarnos a la «pesca». Gracias a esto muchas vidas —aunque no todas— cambiarán para siempre.
TIPOS DE PESCA:
1. Con caña: playa, ríos, lagos, rocas, o en bote pequeño.
2. Pesca de altura: aguas muy alejadas de la costa, en alta mar (normalmente pesca industrial).
3. De arrastre: consiste en arrastrar una red a través del agua detrás de un barco.
4. Pesca submarina: pesca y buceo. Atrapar los peces con el arpón.
5. Pesca deportiva: con catamaranes y lanchas a motor. Por ocio o competición. A nivel personal o con los amigos.
Ya sea que eches tu red al mar, o seas pescador de caña o de arrastre, recuerda los 5 trucos:
1. Ir bien equipado.
2. Ser paciente y tener tiempo.
3. Ir donde están los peces.
4. Tener un buen cebo.
5. Transmitir emoción.
CONCLUSIÓN:
Sea cual sea tu tipo de pesca, ¡sal ahí fuera a pescar! ¿Ya has ido de pesca hoy? Jesús nos dice hoy:
«Ven a mí, quiero formarte para que motives a otros al Reino con tu testimonio y entrega a mi Reino».
Abigail Rodés. Noviembre 2023.