No sé lo que os sugiere un título como éste… pero me gustaría que de alguna manera todas pudiéramos identificar que es lo que realmente conquista nuestro corazón, qué es lo que lo hace latir con velocidad, en torno a qué o quien gira nuestra vida. Cada una de nosotras viene de un contexto diferente: padres, educación, tradiciones, costumbres, situaciones, vidas diferentes, pero tenemos un denominador común: todas tenemos un corazón. Un lugar donde almacenamos recuerdos, sentimientos, experiencias, costumbres, destrezas.
¡Cuánto se ha escrito del corazón! Muchos poetas, cantautores, escritores se han inspirado pensando en él.
El corazón, ese lugar donde se da la pelea más importante del universo porque es donde cada una decide como vivir. Cada una decide en torno a qué va a dar vueltas su vida.
*Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.
Cuando dice “guarda” no es al acto de encerrarlo, de no usarlo, de no exponerlo sino de protegerlo de todo aquello que nos aleje del propósito de Dios (quien nos ha creado) para nuestra vida.
¿Sabes? Lo que tenemos dentro de nuestro corazón es lo que nos vence.
Las imágenes que aparecen en nuestra mente cuando menos lo esperamos son las que nos dominan y hoy vivimos en un mundo donde lo visual premia a todo lo demás. Recibimos constantemente imágenes en TV, anuncios, calle, revistas, internet, etc. que detrás llevan un mensaje muy intencional. Una imagen crea un pensamiento y éste un deseo. Por esta razón muchas veces en nuestro corazón se han instalado deseos que vienen de lo que miramos o escuchamos.
*Salmo 101:3 “ En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta”.
Por mi ministerio estoy en relación con muchas mujeres de distintas edades, estatus y situaciones. ¡Qué fácil resulta identificar en torno a qué giran sus vidas, sus conversaciones, sus énfasis, sus preocupaciones!
*Dice la Biblia “porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45b).
Dios nos ha hecho de una manera en la que todas acabamos siendo transformadas en aquello que amamos. Es decir nuestro corazón se convierte en aquello que ama.
Si amas el dinero tu corazón querrá verse lleno de dinero. Si tus sueños tienen que ver con tener más cosas o más poder, tu corazón estará lleno de cosas materiales o de poder.
*Mateo 6:21 “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Nuestro corazón acaba convirtiéndose en aquello que amamos.
¿Qué es lo que más amas? ¿Qué provoca un vuelco en tu corazón? ¿Familia? ¿Trabajo? ¿Tú misma? ¿Iglesia? Todo esto está bien, son buenas causas pero si son el eje de tu vida te vas a frustrar y vivirás una vida insatisfecha.
*Jeremías 29:13 “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”
Si amamos a Dios nuestro corazón se volverá más como Él. Así de sencillo y a la vez de extraordinario.
No hay duda de que lo que más desea el ser humano es ser feliz. Podríamos pensar que aquello que conquista nuestro corazón es lo que nos da felicidad.
- Estamos enamoradas… somos felices
- Tenemos un buen trabajo… somos felices
- Podemos viajar… somos felices
- Tenemos una familia sana… somos felices
Hoy día, el enamoramiento pronto se va, no perdura.
Te acostumbras a un buen trabajo y dejas de valorar el gran regalo que tienes. Viajar, a veces se ve impedido por salud, falta de dinero, o una pandemia. Una familia sana, puede fácilmente dejar de serlo, etc…
Tu felicidad no puede estar condicionada a situaciones, cosas, personas porque te vas a frustrar.
Se dice de nuestra sociedad posmoderna, “Sociedad – líquida”. El sociólogo y filósofo de origen judío (1925-2017) Zygmunt Bauman, es el autor del concepto «modernidad líquida»: es la caracterización de las actuales sociedades globales altamente desarrolladas como continuación de la modernidad, en lugar de como el pasaje a una nueva era anunciada como posmodernidad; el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, que es la sociedad de la información y del conocimiento.
Pulsando sencillamente un botón, tenemos toda la información que queramos pero no tenemos respuesta a las preguntas más trascendentales de la vida: ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué estoy aquí en la tierra?
Todas habéis oído hablar del rey Salomón, algunas quizás habéis leído algunos de sus escritos. Salomón fue hijo del rey David y fue un hombre que aparentemente tuvo éxito en todo (lo podemos ver en sus crónicas). Fue:
– un buen político
– un gran monarca
– un buen estadista
– un buen diplomático
– un gran literato
– un hombre muy sabio
Un hombre que lo había conseguido todo, poder, riquezas, mujeres, fama. Dice la Biblia que no ha existido un hombre tan sabio como él. Un buen resumen de su persona se describe en 1 Reyes 4:29-34.
Escribe en forma casi de diario, su reflexión al contemplar todo lo que tiene y todo lo que le rodea: Eclesiastés 1:3-9,14,16,18, 2:9-11; 3:1, 11-15…
No está mal llegar a viejo, mirar atrás y decir: “Todo lo que he hecho no tiene ningún sentido ni provecho”.
Salomón se dedica a observar el resultado de ser rico, sabio, entendido, tener muchos placeres y se da cuenta que NADA le da sentido. Hace un análisis de diferentes situaciones y personas en la vida, analiza la justicia, el poder, la fama, el éxito, las riquezas, sin proporcionarle satisfacción.
*Porque quien tiene mucho de todo siempre quiere más… dice en Eclesiastés 1:7 “Los ríos todos van al mar, y el mar nunca se llena…”
Salomón también analiza el bienestar y en un grito realista (no pesimista) dice: “todo es en vano” al fin y al cabo todo produce insatisfacción y tarde o temprano la enfermedad, el dolor y la muerte llega a justos y a injustos, a ricos y a pobres. La vida de este sabio parece llena de “sin sentido”.
¿Te has sentido alguna vez así? ¿Han habido momentos en tu vida que nada tenía sentido?
El autor de este texto no es un cualquiera, ni tampoco alguien que escribió esto hace un par de días de la mano de un melancólico adolescente o de un anticuado romántico o un existencialista, o confinado por una pandemia. Este texto es tan antiguo que lo recoge la Biblia. Así es que parece que esto de buscar sentido a la vida viene de lejos. Nosotras en esta búsqueda nos pasamos el día corriendo, haciendo muchas cosas porque de esta manera quizás le encontremos sentido a nuestra existencia. ¿O simplemente sobrevives?
¿Te has parado a contemplar la vida? Evidentemente que tiene cosas preciosas: la familia, los amigos, la naturaleza cada día nos regala un cielo diferente, las flores cambian de color, el sol nos calienta cada día. Pero cuando se trata de encontrar sentido, aquí nos perdemos. Parece como que todo lo que nos rodea tiene un propósito y lo cumple, menos nosotras. Estamos en un momento de nuestra historia que parece que lo podemos controlar todo y las cosas más esenciales de la vida se nos escapan como la enfermedad, la muerte, el desamor, etc.
No sabemos cuando tendremos que bajar del “tren de la vida”, no sabemos cuánto tiempo vivirán las personas que amamos, no sabemos si seguiremos siendo amadas, ni tan solo si despertaremos mañana, ¡no sabemos NADA de todo esto!
Salomón contempla la vida horizontalmente, todo lo que está debajo del sol y llega a esta reflexión tan cruda como realista: TODO ES EN VANO, todo es vanidad de vanidades.
Vivir la vida horizontalmente nos lleva al absurdo, a un “correr detrás del viento”.¿Has intentado correr detrás del viento? Cuando nuestra perspectiva de la vida es estrictamente horizontal se nos termina la paciencia. ¿Qué sentido tiene la vida? Encontrar el sentido de la vida tiene mucho que ver con un corazón satisfecho y conquistado.
Esta es una pregunta que no podemos dirigirla a nosotras mismas sino a quien nos ha creado.
¿Os imagináis que un coche se preguntara a él mismo que propósito tengo?
Los avances tecnológicos nos ayudan mucho en la vida práctica pero nos son totalmente inadecuados para descubrir el propósito de nuestra vida. Fijaros como termina su discurso y reflexión Salomón en Eclesiastés 11:5; 12:1; 12:13. Interesante, ¿verdad? Aquel monarca que vive la vida con una intensidad singular, habiéndolo probado todo, todo lo que dice al final de su discurso es: “Teme a Dios y guarda sus mandamientos”; ama a Dios y haz lo que Él dice.
Para que nuestra vida aquí sea significativa es absolutamente esencial que enfoquemos también nuestra vida mirando al cielo.
Ignorar que hay una verticalidad en la vida es perdernos y no descubrir el verdadero sentido de la vida.
Albert Einstein (físico y premio Novel): “No deseo saber como Dios creó el mundo, no estoy interesado en este u otro fenómeno, deseo conocer SUS pensamientos….el resto son detalles”.
San Agustín: “Tu nos has creado para ti oh Dios y nuestra alma no encontrará descanso hasta encontrarte a Ti”. Aquí esta el asunto… Dios nos ha creado para tener una relación de amor con Él.
Tú y yo, seres diminutos, insignificantes, creadas para amar y ser amadas por Dios. ¡Esto es lo extraordinario! Esto no es lo común o normal, rompe toda licencia, norma, toda regla y nos traslada al mundo de Dios donde se experimenta la verdadera paz, el verdadero sentido de la vida, donde se vive con esperanza y esto me lleva a adorar a Dios.
¡Es impresionante que podamos adorar a Dios del que no podemos exagerar porque Él lo es TODO!
El ser humano tiene la capacidad de relacionarse con Dios porque Dios lo ha creado para que fuera así.
Cada una de nosotras puede tener una “historia de amor” con Dios, con el Creador.
*Proverbios 3:5-6 “Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas y Él te llevará por el camino recto”.
¿Qué lugar ocupa Dios en tu corazón? ¿Te fías de Él? ¿Qué papel juega Dios en tu vida diaria? ¿Está Él en tus conversaciones? ¿Gira tu vida entorno a lo que Él quiere de ti?
¿Sabéis?, muchos cristianos han confundido a Dios con la iglesia. Su vida gira entorno a la iglesia. Son más fieles a la iglesia que en buscar lo que Dios quiere para ellos. ¿Escuchas a Dios?
*Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27) ¿Qué te dice Dios? Hablamos de una relación personal con Dios y no sabemos lo que El quiere de nuestra vida, ¿Esto es una relación personal?
Quiero animarte a ti que no conoces a Jesús, Dios hecho hombre, que le busques, que le encuentres y que le sigas. Esta es una conquista para siempre de tu corazón.
A ti que un día le encontraste, renueva tu relación con Él. Confiesa tu tibieza, tu vivir horizontalmente la vida y dejarte conquistar por cosas que no te han satisfecho.
Mi invitación hoy hacia vosotras es de mirar arriba, de buscar sinceramente a Dios, de ser honestas con nosotras mismas y reconocer nuestro pecado.
Acompañadme en estas lecturas en Eclesiastés:
1:3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?
1:4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece.
1:5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta.
1:6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
1:7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo.
1:8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.
1:9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
1:14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.
2:9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría.
2:10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena.
2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
11:5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.
12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos.
12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Abigail Rodés. Mayo 2022.
(Basado en una conferencia de C.P).