¡Hogar, dulce hogar! A estas alturas ya os conocéis palmo a palmo, baldosa a baldosa vuestra casa. Sí, claro, ya os la conocíais, pero ahora que estáis en casa las 24 horas del día por la pandemia, encontráis nuevas grietas en el techo, una nueva raya en el pasillo, un azulejo que se mueve…
Ya no os quedan cajones ni armarios por organizar, ni papeles que archivar. Y ¿qué de vuestros balcones?
Os conocéis no solamente los que tenéis enfrente sino todos los de la calle: aquel que tiene una bandera del Barça, la ikurriña, el vecino que ha tendido los calcetines de toda la semana, o aquel balcón que llegada la primavera ha florecido y parece un vergel. Y pronto con la llegada del día del libro y la rosa se llenarán aún más de banderas autonómicas.
Nunca habéis tenido la casa tan limpia y desinfectada. Bueno, si tenéis niños, quizás algo más revuelta de lo acostumbrado porque no hay cole.
Pero en la intimidad de tu habitación, hay algo distinto. Cada día cuando te levantas, te preguntas ¿qué voy a hacer hoy? (entramos ya en la cuarta semana de confinamiento). Y ahí mismo, en tu aposento, puedes encontrar la respuesta.
• El techo te recuerda Mateo 8:8 “Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo…”.
• La pared te recuerda Isaías 38:2 “Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová”.
• La ventana te recuerda Proverbios 7:6 “Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celosía, vi…consideré…”.
• El espejo te recuerda 1 Corintios 13:12 “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara”.
• La puerta te recuerda las palabras de Jesús en Juan 10:7 “De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas”.
• La mesa te recuerda al mobiliario del templo. 2 Crónicas 4:8 “Además hizo diez mesas y las puso en el templo, cinco a la derecha y cinco a la izquierda…”.
• La luz te recuerda el Salmo 119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”.
• La cama te recuerda el Salmo 149:5 “Regocíjense los santos por su gloria, y canten aún sobre sus camas”.
• El calendario te recuerda Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.
• El reloj te recuerda al profeta Isaías. 2 Reyes 20:11 “… e hizo volver la sombra por los grados que había descendido en el reloj de Acaz, diez grados atrás”.
• El suelo te recuerda al apóstol en Hechos 22:7 “y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo,Saulo, ¿por qué me persigues?”.
• La silla te recuerda Mateo 23:6 “y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas”.
Y tu Biblia sobre la mesita de noche te avisa que es tu tiempo devocional, tu encuentro personal a solas con Dios, de forma privada, sin interrupciones ni distracciones. Ora a Dios, pídele que hable a tu corazón por medio de su Palabra. Ora por tu crecimiento y sabiduría espiritual. Pide ayuda para vivir en santidad. Reconoce tus pecados y clama a Él. Adora a Dios. Aprovecha bien el tiempo porque los días son malos (Efesios 5:16). “ Ciertamente Él viene en breve… La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todas nosotras. Amén” (Apocalipsis 22:20,21).
Abigail Rodes. Abril 2020.