Se acerca Semana Santa y, como no, la polémica. Esta vez por la obra de Salustiano, un pintor libre por encima de la Sevilla cofradiera.
La obra está generando controversia a todos los niveles, políticos, en la TV, el pueblo… todos se pronuncian ante el cartel de un Cristo sexualizado – según algunos -, repudiado por otros y defendido como patrimonio histórico – artístico de la ciudad por unos pocos. Hay gente que simplemente crea o inventa sin conocer la verdadera historia, sin leer la Palabra de Dios.
¿Es realmente ARTE? Según la definición, «ARTE es cualquier actividad o producto realizado con una finalidad estética y comunicativa, mediante la cual se expresan ideas y emociones, generalmente con recursos plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales o mixtos«. El arte transmite ideas y valores de cualquier cultura o civilización a lo largo del espacio y el tiempo. Arte es la capacidad o habilidad de hacer algo. No deja de ser una actividad más de las personas donde plasmar cosas reales o imaginarias. El ser humano se expresa de muchas maneras y deja volar su imaginación. Es creativo porque Dios es creador y llevamos su imagen en nuestro ADN, y algunos atributos.
¿Un Cristo o una virgen es arte? Antes de responder a la pregunta deseo aclarar el concepto de arte o por lo menos los factores o parámetros para conocer si una cosa es o no arte.
Para que algo pueda catalogarse como arte debe haber una comunicación entre yo y el objeto (pintura, imagen, retrato, escultura… etc). Esta comunicación dependerá de nuestra propia sensibilidad o gusto, y de la belleza, color, tallado, modelado, etc, con que se represente el mismo. Podremos comprender mediante una lectura detallada y hacer un juicio e interpretar aquello que tenemos delante. Si no existe esta comunicación no puede haber arte. Cada obra es un proceso que lleva unas connotaciones, ya sean políticas, religiosas, morales… Debemos entender el objeto en todas sus dimensiones (espacio externo e interno), su finalidad, su utilidad. Una misma cosa no será arte o artística por diferentes personas, por los motivos diversos mencionados, es posible que una misma cosa comunique a una y no diga nada a otra.
Mi posición, en este ejemplo, es distinta. En el momento de tener un Cristo o una virgen ante mi, sabré entender su significado, hallar su belleza, apreciar el duro trabajo que hay detrás de ello, percibir la dulzura, la tristeza o cualquier otro matiz, pero ese Cristo representado en un crucifijo es diferente para mí. Yo no creo en un Cristo hecho de madera, oro o metal, sino en el Cristo, crucificado si, por mis pecados y por los de toda la humanidad, pero que está vivo, no sigue clavado en una cruz. Murió y resucitó al tercer día y ahora está en su gloria nuevamente. La historia de Jesús, Dios, Cristo, la virgen etc., ha inspirado a muchos en todo el mundo. La anunciación, los pastores, los magos de Oriente, el Niño de Belén, su bautismo, la última cena, el buen pastor… son escenas reproducidas en cada parte del mundo de muchas maneras, escenas inolvidables de la historia más bella: Dios dejando su gloria, haciéndose como uno de nosotros, viviendo durante 33 años entre la raza humana, haciendo señales, prodigios, enseñando, acompañando… y crucificado en el Gólgota por cada uno de nosotros. ¡Él vive! Dios no quiere que nos hagamos imagen suya, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra; ni dioses a los cuales inclinarnos y adorarlos (Éxodo 20: 3-5).
«No tendrás dioses ajenos delante de mi. No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás, porque yo soy Jehová tu Dios…» (Deuteronomio 5: 7-9).
Para mí no tiene ningún sentido besar los pies de un falso Cristo que ni oye, ni ve, ni habla; o ponerle flores o velas a la virgen.
Para mí Cristo o la virgen María tienen un verdadero significado, real, auténtico, el de la Biblia. No por tradición o por costumbres o ritos. Ni la virgen de Montserrat, ni la de Guadalupe, ni la de Covadonga, ni la del Pilar, o la del Carmen. Sí a la virgen María, la madre de Jesús por obra del Espíritu Santo. Si es arte o no es lo de menos, Dios es real en mi vida y tengo una relación directa con Él.
Abigail Rodés. Marzo 2024.