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Abigail Rodés

Parábola de los talentos (Mateo 25:14-30)

octubre 6, 2025 by Abigail Rodés

5, 2, 1… para gente mayor

Es una historia bíblica que nos enseña sobre la importancia de usar nuestros dones y habilidades para servir al Señor y a los demás, en lugar de dejarlos inactivos por miedo o pereza. Invita a reflexionar sobre cómo estamos utilizando nuestros dones, experiencia, sabiduría, etc, para el bien de la familia carnal, espiritual o de comunidad.

Lectura bíblica: Mateo 25:14-30.

Resumen: Un hombre a punto de emprender un viaje, entrega a sus siervos diferentes cantidades de dinero (talentos) según su capacidad: 5, 2 y 1 respectivamente. Al regresar, el amo evalúa cómo han usado sus talentos. Los dos primeros siervos a quienes había entregado 5 y 2 talentos, habían negociado con ellos y duplicado sus cantidades, por lo que fueron elogiados y recompensados: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (v. 21 y 23). Sin embargo, el tercer siervo que había recibido 1 talento no había generado ganancia alguna. Este siervo fue reprendido y castigado, perdiendo incluso lo que se le había confiado y dándole al que tuvo 10: «Siervo malo y negligente… quitadle, pues, el talento» (v. 26-28).

Aplicación: (para gente mayor)

1. Utilizar la experiencia y sabiduría acumulada y compartirlas con otros.

2. Servir con alegría y entusiasmo.

3. Evitar la inactividad por miedo.

4. Dejar un legado positivo.

5. Reflexionar sobre el propósito de vida.

1. Vuestra experiencia se puede aplicar en la vida diaria; os lleva a tener una perspectiva diferente pero valiosa que podéis compartir con las nuevas generaciones. Podéis aceptar los cambios y ajustaros a las nuevas situaciones. Extraer lecciones sobre vuestra madurez. Valoráis los pequeños momentos. Encontráis alegría en las cosas sencillas.

2. Trabajar para Dios con alegría, manifestando que servir a Dios debe ser una fuente de gozo. Hay satisfacción y propósito en continuar sirviendo al Señor con vuestra edad, mostrando a las generaciones más jóvenes que vale la pena vivir para Dios.

3. Acordaros que el tercer siervo, por miedo, no hizo nada con su talento. Todos vosotros, aún en la vejez, no tengáis miedo a no estar a la altura, o a cometer errores. ¡Confiad en la gracia de Dios para actuar!

4. Esta parábola nos recuerda que nuestras acciones tienen consecuencias duraderas y eternas y que por medio del servicio, la generosidad o la amabilidad podéis transmitir valores, conocimientos y experiencias a los demás. ¿Vas a dejar un legado positivo?

5. La parábola de los talentos nos debe hacer reflexionar sobre cómo estamos utilizando nuestros dones y talentos que Dios nos ha dado.

• ¿Qué has recibido? ¿5, 2 o 1 talento?

• ¿Cómo los has gestionado? ¿Has sido un buen administrador?

• ¿Has sido diligente o negligente?

• ¿Has ocultado tu talento?

Cuando llegue el Señor y te pida cuentas, ¿qué te dirá? ¿«Bien, buen siervo» o «siervo malo e inútil»? Cuando vuelva Dios va a examinar lo que Él te ha confiado. Los dos primeros siervos aceptaron el desafío, y sus esfuerzos fueron recompensados. Cuando hacemos la voluntad de Dios, Él nos ayuda a cumplir con nuestra misión. Pero el tercer siervo, menospreció su talento, y desperdició la oportunidad de multiplicarlo.

El trato es desigual. No todos somos iguales. Nuestro punto de partida es diferente. Dios no nos ha dado a todos los mismos dones. Cada siervo decide libremente qué hacer con los talentos. Y el señor a su vuelta pide cuentas de manera justa. No exigiendo más de la cuenta. Pide un fruto proporcional a lo dado. Pero el tercer siervo, no solo ha sido improductivo sino que ha desperdiciado el talento. No se ha esforzado, ni siquiera lo ha llevado al banco para que diera intereses (eso no requería ningún esfuerzo). Solamente se sentó a esperar. La responsabilidad no recae en aquellos que tienen más recursos, sino en todos. Debemos hacer fructificar nuestros talentos o dones, ya sea que tengamos 1, 2 o 5. El tamaño del éxito no es lo más importante para Dios. Él respondió por igual al que tenía 10, como al de 4. Para Dios lo importante es cómo cuidamos y protegemos lo que de Él recibimos. Si el último siervo hubiera multiplicado su talento, aun siendo menos, hubiera recibido la enhorabuena de su señor. Asumamos nuestra libertad en amor y cumplamos con nuestra responsabilidad personal. ¡El Señor viene! ¡Nos va a pedir resultados!

Un día, el Señor volverá (como el señor de la parábola, v. 14) de lejos (del cielo). Como nos conoce y nos ha dado según nuestra capacidad (v. 15), querrá ver nuestro rendimiento. ¡No hay excusa! Duplica tus talentos o dones, si quieres que Dios te diga:«Bien, buen siervo y fiel». ¿Qué piensas hacer con tus dones? (No solo dinero, sino cualidades, aptitudes, capacidades… etc). Lo importante no es lo que tenemos sino lo que hacemos con lo que tenemos. Tengas pocos o muchos talentos, lo importante es ponerlos a trabajar. No debemos silenciar nuestro potencial. ¿Qué te retiene para cumplir con el propósito de invertir en tus dones? Lo condenable en esta historia no es perder los talentos sino el NO utilizarlos. Uno puede esconder sus talentos, o no darles buen uso, o no hacer absolutamente nada. Eso no es lo que Dios quiere. ¡No te resignes, trabaja en ello! «Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes». (Mateo 25:29-30; Lucas 19:11-27).

¡No lo entierres! (Mateo 25:25).

¡No lo guardes en un pañuelo! (Lucas 19:20). ¡Dedícate con pasión y dedicación! ¡El Señor viene!

Si estamos fallando, tenemos oportunidad de enderezar nuestro error, para poder recibir nuestra recompensa en el cielo.

«Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos…» (Mateo 5:12).

«Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos…» (Lucas 6:23).

«He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra» (Apocalipsis 22:12).

Abigail Rodés. Octubre 2025.

Publicado en: Reflexiones

La dracma perdida (Lucas 15:8-10)

octubre 6, 2025 by Abigail Rodés

Dracma: Moneda griega de plata, salario diario de un trabajador. Tetradracma: 4 veces el salario. Palabras dichas a los fariseos y escribas, pero a oídos de una multitud de publicanos y pecadores (Lucas 15:1-2).


1. Alegría al encontrar lo perdido

En este texto, una mujer busca con empeño una moneda perdida. Como ella era pobre, era importante averiguar dónde estaba: encendió la lámpara, barrió toda la casa y buscó con diligencia. Al encontrar la moneda, su alegría fue tal que reunió a sus amigas y vecinas: «¡Gozaos conmigo!». Aunque le quedaban otras 9 monedas más, esa perdida, era muy valiosa para ella. La parábola nos enseña que una mujer u hombre perdidos, alejados del Señor, son importantes para Dios. Nuestro Padre celestial hace todo lo posible para hallar a aquellas personas que se han distanciado o extraviado. Esa búsqueda nunca termina hasta ser hallado ese individuo.


2. Buscar a Dios

La parábola nos enseña que hemos de buscar a Dios ¿Estamos dispuestos a ser encontrados por Dios? Debemos arrepentirnos de nuestros pecados y seguir a Dios, porque esto traerá alegría a su corazón.


3. Invitación a compartir la alegría

Después de encontrar la moneda, la mujer corrió a contar la buena noticia. No llamó antes a sus vecinas y amigas para que la ayudaran a buscar… era algo que debía hacer ella sola. Se ocupó con cuidado, solícita, de forma eficaz, la Biblia nos dice con diligencia.

Si has buscado y hallado a Dios, comparte también con alegría las Buenas Nuevas de salvación con tu familia, amigos, compañeros… Debemos contar lo que tenemos, compartir ese gozo. Decidles que el Señor también los ama y los está buscando.

1. Moneda perdida. 2. Moneda buscada. 3. Moneda hallada

Una mujer: la Iglesia; una moneda perdida: el pecador; una lámpara: el Espíritu Santo; una escoba: para barrer todo lo que estorba como el polvo de nuestros pies. La moneda en sí no es consciente de que está perdida (tampoco el pecador) pero no está olvidada. Esto es lo que Dios nos pide como pueblo suyo: evangelizar al mundo perdido, buscar a las almas perdidas. Dios está interesado en encontrar a más personas porque «Jesús —el Hijo del Hombre— vino a buscar y salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10).

Porque una moneda, aunque esté perdida, no pierde su valor. Así es con todo pecador. Somos valiosos para el Padre y por eso envió a su Hijo para salvarnos. Quien busca la moneda es la propia dueña, no encargó la búsqueda a otra persona. Se convirtió en su asunto prioritario. Así es con el Espíritu Santo «quien convence al mundo de pecado, justicia y de juicio» (Juan 16:8-11). Para la mujer era indispensable contar con la ayuda de la lámpara. La Iglesia por si sola no puede ganar almas para Cristo, depende del poder del Espíritu Santo.

¿Qué hubiera pasado si la mujer no hubiera seguido buscando la moneda? ¿Qué hubiera pasado si la mujer no se hubiera esforzado? ¿O desanimado?

No nos desalentemos o desfallezcamos en la búsqueda de los perdidos.

¡Perseveremos en la tarea de ganar almas para Cristo! ¡Hay gozo y alegría en nuestros corazones… y en el cielo! El mundo está lleno de «monedas perdidas». ¡Vayamos a buscarlas! Buscamos a Dios porque Él nos invita a hacerlo. Conocerle es un privilegio. Lo buscamos y conocemos a través de la oración, la lectura de la Biblia, la adoración, la fe y la comunión. La mayor recompensa es nuestra relación íntima y personal con Dios mismo.

«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33). «Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan» (Proverbios 8:17).

Buscar a Dios es encontrar amor, sabiduría, riquezas duraderas y eternas, justicia, paz, gozo.

Abigail Rodés. Octubre 2025.

Publicado en: Reflexiones

Yendo a hacer la compra

septiembre 2, 2025 by Abigail Rodés

«Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir» (Mateo 25:1-13).

En esta parábola se describe el regreso de Cristo. Ya en el Antiguo Testamento, Dios se muestra como el esposo (Oseas 2: 16- 23); y en el Nuevo Testamento se presenta como el novio de la Iglesia (Juan 3:29).

Una boda judía en los tiempos bíblicos era todo un evento social y religioso muy importante. Habían muchos días de fiesta, acuerdos y pactos entre la familias, rituales, promesas y bendiciones, intercambio de regalos, la ceremonia con la jupá (dosel nupcial), etc.

La novia se preparaba en su casa junto con su familia y amigas. El novio, acompañado de sus amigos, se preparaba para recibir a la novia en su casa. Una procesión festiva con música, cantos, muchos invitados… Eran días de mucha alegría. La ceremonia debía celebrarse en la jupá —símbolo que representaba el hogar que juntos iban a construir—.

El matrimonio era, y sigue siendo, una institución sagrada creada por Dios, un pacto de por vida entre un hombre y una mujer, para formar una familia, esencial para la continuidad del pueblo judío. Por ello, toda la comunidad se reunía para celebrar con los novios y sus familias. El futuro matrimonio solía ser muy joven. La edad del novio solía ser de 18 años y la de la novia, 14 años. En la mayoría de los casos, la unión era arreglada por los padres de los jóvenes. Durante el período de compromiso, la pareja vivía separada mientras los padres deliberaban y negociaban la dote. Una vez se ponían de acuerdo, ya se podían casar. La boda duraba una semana. Los amigos del novio estaban siempre con él ejerciendo de maestro de ceremonias. La novia estaba siempre con sus amigas que ejercían de damas de honor. En esta procesión se cantaban canciones de boda extraídas del Cantar de los Cantares: «¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, sahumada de mirra y de incienso y de todo polvo aromático?» (Cantares 3:6).

Es en esta «peregrinación» de casa de la novia a casa del novio que nos vamos a detener. Es el punto de la parábola de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13). «El Reino de los cielos es semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo». Se esperaba que todos los invitados llevaran su propia antorcha para cuando anocheciera. La antorcha podía ser una lámpara con un tanque de aceite o un palo con un trapo empapado en aceite que debía mojarse de vez en cuando para mantener la llama. Esta parábola está centrada en la segunda venida del Señor a la tierra y expone dos formas de acogerle con el ejemplo de las cinco vírgenes prudentes y las cinco vírgenes imprudentes. Jesús cuenta a los apóstoles que deben esperar la segunda venida de forma atenta, vigilante, preparados para recibirle. Jesús les advirtió que habrán personas incautas, que tendrán sus lámparas pero no su aceite, y otras personas precavidas que tendrán sus lámparas preparadas con aceite suficiente por si el novio se tarda. En la parábola se describe que todas las vírgenes cabecearon y se durmieron (v. 5). Y cuando llegó el esposo… ¡Ay! Todas se levantaron, arreglaron sus lámparas pero algunas no tuvieron aceite para llegar.

—¡Dadnos de vuestro aceite!

—¡No! Id a comprar para vosotras.

Dice la Escritura que mientras ellas iban a comprar, vino el esposo, se llevó a las cinco vírgenes preparadas y cerró la puerta tras ellas. Nosotras no sabemos ni el día ni la hora en que volverá el Señor, pero me gustaría pensar que estáis en el grupo de las mujeres prudentes y sensatas, preparadas para la segunda venida del Señor.

No quiero pensar en que estáis en el grupo de las mujeres despreocupadas, indiferentes a la segunda venida. ¡El esposo viene! ¡Pronto! Y debemos estar listas para verle. ¿Tienes suficiente aceite? ¿Estás preparada? ¿O estás yendo a hacer la compra? Una gran historia con una gran lección espiritual. El novio no llegó en el momento esperado, se retrasó, y eso marcó la diferencia entre los dos grupos de vírgenes. «Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir» (Mateo 25:13). «Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor» (Mateo 24:42).

¿Estamos preparadas? ¿Cuándo vendrá el novio? No sabemos, sólo sabemos que va a volver. Las vírgenes se durmieron porque la espera fue larga. El sueño no determinó si eran sabias o no. La única diferencia, el único detalle, es la cantidad de aceite que llevaron. Cinco no tenían suficientes reservas para la espera. Cinco tomaron su tiempo para prepararse bien. Las sabias podían esperar el tiempo necesario, las necias, no. ¡Velad! El aceite en la Biblia es símbolo del Espíritu Santo y esto no es algo que pueda ser transferido de una persona a otra. Marca la diferencia. ¿Cuál es tu medida de aceite? Es un recurso que no podemos compartir. ¿Tienes aceite de sobras? ¿O estás yendo a hacer la compra?.

Seguimos esperando… pero como Juan decimos: «Sí, ven, Señor Jesús» (Apocalipsis 22:20).

¡Ciertamente vengo en breve!…

Abigail Rodés. Septiembre 2025.

Publicado en: Reflexiones

Qui va veure? Qui sóc? Qui va dir?

septiembre 2, 2025 by Abigail Rodés

A. Qui va veure…?

• Una escala de la terra al cel?

• Quatre homes en el forn de foc?

• Un carner travat en un esbarzerar?

• Una barqueta de joncs en l’aigua?

• Un núvol com el palmell de la mà?

• Una arca una vegada a l’any?

• La terra de Canaan des del cim del Pisga?

• A Llàtzer al si d’Abraham?

• Un velló de llana mullada amb la rosada?

• El fill de l’home a la dreta de Déu?

B. Qui sóc?

• Moisès em va canviar el nom.

• Jo batejava al Jordà.

• Profeta i doctor a Antioquia.

• El servent de Caifàs. Pere em va tallar l’orella.

• El company de viatge de Pau i Bernabé.

• Germana de Moisès i Aaron.

• Els meus fills eren Joan i Jacobo.

• Vaig tenir dos marits i un fill.

• Vaig ser deshonrada i venjada.

• La nodrissa de Rebeca.

C. Qui va dir…?

• Déu me’n guard! Déu me’n guard de devastar o de destruir.

• Lleva’t, que em vull acomiadar de tu.

• Acosteu-vos i escolteu què diu el Senyor, el vostre Déu.

• Se m’han presentat a casa dos homes, però no sabia d’on eren.

• Hi aniré si tu vens amb mi; però, si no vens, no hi aniré.

• El Senyor, que és just, estima la justícia.

• Beneït sigui el Senyor, Déu d’Israel.

• Doncs jo tampoc us dic amb quina autoritat faig tot això.

• Omple de béns els pobres, i els rics se’n tornen sense res.

• Qui va amb un savi es torna savi, qui va amb un neci es torna neci.

SOLUCIONS:

A. Jacob. Nabucodonosor. Abraham. La filla de Faraó. El servent d’Elies. El summe sacerdot. Moisès. El ric. Gedeó. Esteve.

B. Josué. Joan. Lluci. Malcus. Marc. Maria. Salomé. Rut. Dina. Débora.

C. Joab. Samuel. Josué. Rahab. Barac. David. Zacaries. Jesús. Maria. Salomó.

Abigail Rodés. Setembre 2025.

Publicado en: Reflexiones

Reto literario

agosto 1, 2025 by Abigail Rodés

¡Ha llegado agosto! Para muchos de vosotros, mes de descanso vacacional. Sinónimo de vacaciones, descanso, viajes, buen tiempo… Un mes asociado a la desconexión del trabajo para la mayoría, relajación y hacer actividades diferentes al resto del año. Tomarte un buen respiro, apuntarte a jornadas gastronómicas, talleres, inscribirte como voluntario en alguna ONG, o simplemente descansar en algún lugar.

Agosto se puede convertir en un mes de solidaridad donde puedes ayudar y apoyar a los más necesitados.

También puede tener una connotación cultural: visitas a exposiciones y museos, catedrales e iglesias, ir a las fiestas de los pueblos, etc.

Te propongo un reto literario porque se suele tener más tiempo para leer…

1. Un libro con menos de 100 páginas, por ejemplo «El gozo verdadero de la Navidad» (John Piper).

2. Un libro escrito por una mujer, por ejemplo «Esperanza para mujeres abusadas» (Diana Langberg).

3. Un libro de psicología, por ejemplo «Psicología del cambio» (Lidia Martín).

4. Un cómic, por ejemplo «El impresionante libro de cómics de la Biblia» (Sandy Silverthorne).

5. Un libro con un título muuuuy largo, por ejemplo «Los doce: un retrato desconocido de los apóstoles» (José M. Zabala).

6. Un libro publicado en el año de tu nacimiento…

7. Un libro que haya ganado un premio literario, por ejemplo Premio Harold Kregel «Dioses que fallan» (Timothy Keller).

8. Un libro recomendado por un familiar, por ejemplo «El precio de la gracia» (Dietrich Bonhoffer).

9. Un libro con un título divertido, provocativo o sugerente, por ejemplo «Incendiario» (Itiel Arroyo).

10. Un libro que aborde las misiones o biografías de misioneros, por ejemplo «Los generales de Dios: Los misioneros» (Roberts Liardon).

11. Un libro editado en este año 2025, por ejemplo «Dios y el misterio de creer» (Josué Moreno).

12. Un libro para niños, por ejemplo «Masango y el sendero de la sombra» (Eunice Simeon).

13. Un libro sobre la Inquisición o la Reforma, por ejemplo «La belleza de las palabras” (Mario Escobar).

14. Un libro de cuentos cortos, por ejemplo la Colección “Las parábolas de Jesús» (Luis Daniel Londoño).

15. Un libro clásico, por ejemplo «El progreso del peregrino» (Juan Bunyan).

16. Un libro en inglés, por ejemplo «Listening for God» (Marilyn Hontz).

17. Un libro de ficción, por ejemplo «Las cónicas de Narnia» (C. S. Lewis).

18.Un libro en català, por ejemplo «Retalls d’ànima» (Esther Closa).

19. Un libro de poesía, por ejemplo «Desde Betania» (Francisca Molina).

20. Un libro de esos «imprescindibles» que todos debemos leer, por ejemplo «La BIBLIA»

Tanto si tes vas fuera, como si te quedas en casa… ¡LEE!

¡Buen verano y buena lectura!

Abigail Rodés. Agosto 2025.

Publicado en: Música

Cuando soy débil, entonces soy fuerte

agosto 1, 2025 by Abigail Rodés

2 Corintios 12:10b

En la Palabra vemos que los grandes siervos de Dios tienen rasgos comunes y rasgos personales.

Si pensamos en Abraham, nos viene a la mente su fe: «Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia. Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham» (Gálatas 3:6-7).

Si meditamos en Moisés, lo que destaca de él es la mansedumbre: «Y aquel varón Moisés era muy manso, mas que todos los hombres que había sobre la tierra» (Números 12:3).

David destacaba por su valor y coraje: «Y dijo David a Saúl: no desmaye el corazón de ninguno a causa de él, tu siervo irá y peleará contra este filisteo» (1 Samuel 17:32); la sabiduría de Salomón fue su gran capacidad: «He aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú» (1 Reyes 3:12).

Pero todos ellos fallaron en el punto en el que parecían estar especialmente fuertes.

Abraham no confió en Dios, Moisés no practicó la mansedumbre, David tuvo temor y Salomón actuó neciamente. Así ha quedado registrado para nuestro ejemplo: «El que piensa estar fuerte mire que no caiga» (1 Corintios 10:12). Debemos reconocer que nuestra fuerza, valor, mansedumbre, sabiduría no es nuestra sino del Señor que la otorga. «Me gozo en mis debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias, porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12:10). Nuestros rasgos no provienen de nuestra capacidad sino de la dependencia de Dios. Tendremos momentos de debilidad, fallaremos, caeremos al igual que cayeron los grandes del Antiguo Testamento, pero si reconocemos nuestra limitación y buscamos ayuda, Dios nos dará esa fuerza excepcional. Que estos ejemplos nos ayuden a eludir los tropiezos que nos acechan cada día, viviendo una vida verdaderamente en sujeción a nuestro buen Dios.

Abraham: Aunque es considerado un ejemplo de fe y confianza en Dios por haber obedecido en varias ocasiones sin vacilar, plenamente convencido que Jehová le iba a fortalecer; en presencia de la dificultad, abandona el lugar de bendición. En Génesis 12 nos dice que hubo hambre en la tierra y descendió a Egipto donde mintió y «Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram» (Génesis 12:10-20). Temiendo por su vida, repite la misma acción con Abimelec rey de Gerar. Resultado: «Jehová cerró completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara la mujer de Abraham» (Génesis 20:18).

¿Tus miedos incluyen mentiras? ¿Piensas en las repercusiones de los que te rodean?

Moisés: En lugar de hablarle a la roca para que saliera agua, golpeó la peña dos veces con su vara. La severidad del castigo resaltó la gravedad del error de Moisés. Su desliz, ¿fue por falta de conocimiento? ¡No! ¿Algo andaba mal en su relación con Dios? ¡No! ¿Acaso Moisés quería lucirse? ¡No! ¿Fue su orgullo? ¡No! Se enojó contra el pueblo, perdió el control y pecó contra Dios. Tus decepciones, preocupaciones, resentimientos, frustraciones, etc. con los demás, ¿te hacen pecar contra Dios?

David: Le faltó valor para resistir la tentación y actuar correctamente. Uno de sus fracasos fue su adulterio con Betsabé, a la que dejó embarazada estando casada con Urías (2 Samuel 11:1-12:25). La Biblia habla de grandes hechos y sucesos pero no oculta los defectos, engaños y errores. Dios perdona si vamos a Él con corazón humilde y arrepentido (Salmo 32:3-5). David murió en paz dejando un reino próspero en las manos de su hijo Salomón (1 Reyes 2). David cometió errores y pecados que requirieron arrepentimiento. ¿Cuál es tu pecado en el día de hoy?

Salomón: Su vida fue una paradoja: de hombre sabio a hombre necio. Se desvió de los caminos rectos, tomando malas decisiones (1 Reyes 11:4). «He hizo Salomón lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre» (1 Reyes 11:6). «La boca del necio es su propia destrucción y sus labios fueron trampa de su alma» (Proverbios 18:7). Las acciones de Salomón fueron muy significativas. La desobediencia a Dios llevó a la división del Reino, y luego a su muerte. ¿Cómo va nuestra obediencia a Dios?

La fuerza de Dios se perfecciona en nuestra debilidad, así dejamos que su gracia se manifieste en nosotros. Cuando somos débiles en nosotros mismos, vamos al Señor, recibimos su fuerza y disfrutamos de su fortaleza, misericordia y gracia divinas.

Abigail Rodés. Agosto 2025.

Publicado en: Música

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