5, 2, 1… para gente mayor
Es una historia bíblica que nos enseña sobre la importancia de usar nuestros dones y habilidades para servir al Señor y a los demás, en lugar de dejarlos inactivos por miedo o pereza. Invita a reflexionar sobre cómo estamos utilizando nuestros dones, experiencia, sabiduría, etc, para el bien de la familia carnal, espiritual o de comunidad.
Lectura bíblica: Mateo 25:14-30.
Resumen: Un hombre a punto de emprender un viaje, entrega a sus siervos diferentes cantidades de dinero (talentos) según su capacidad: 5, 2 y 1 respectivamente. Al regresar, el amo evalúa cómo han usado sus talentos. Los dos primeros siervos a quienes había entregado 5 y 2 talentos, habían negociado con ellos y duplicado sus cantidades, por lo que fueron elogiados y recompensados: «Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor» (v. 21 y 23). Sin embargo, el tercer siervo que había recibido 1 talento no había generado ganancia alguna. Este siervo fue reprendido y castigado, perdiendo incluso lo que se le había confiado y dándole al que tuvo 10: «Siervo malo y negligente… quitadle, pues, el talento» (v. 26-28).
Aplicación: (para gente mayor)
1. Utilizar la experiencia y sabiduría acumulada y compartirlas con otros.
2. Servir con alegría y entusiasmo.
3. Evitar la inactividad por miedo.
4. Dejar un legado positivo.
5. Reflexionar sobre el propósito de vida.
1. Vuestra experiencia se puede aplicar en la vida diaria; os lleva a tener una perspectiva diferente pero valiosa que podéis compartir con las nuevas generaciones. Podéis aceptar los cambios y ajustaros a las nuevas situaciones. Extraer lecciones sobre vuestra madurez. Valoráis los pequeños momentos. Encontráis alegría en las cosas sencillas.
2. Trabajar para Dios con alegría, manifestando que servir a Dios debe ser una fuente de gozo. Hay satisfacción y propósito en continuar sirviendo al Señor con vuestra edad, mostrando a las generaciones más jóvenes que vale la pena vivir para Dios.
3. Acordaros que el tercer siervo, por miedo, no hizo nada con su talento. Todos vosotros, aún en la vejez, no tengáis miedo a no estar a la altura, o a cometer errores. ¡Confiad en la gracia de Dios para actuar!
4. Esta parábola nos recuerda que nuestras acciones tienen consecuencias duraderas y eternas y que por medio del servicio, la generosidad o la amabilidad podéis transmitir valores, conocimientos y experiencias a los demás. ¿Vas a dejar un legado positivo?
5. La parábola de los talentos nos debe hacer reflexionar sobre cómo estamos utilizando nuestros dones y talentos que Dios nos ha dado.
• ¿Qué has recibido? ¿5, 2 o 1 talento?
• ¿Cómo los has gestionado? ¿Has sido un buen administrador?
• ¿Has sido diligente o negligente?
• ¿Has ocultado tu talento?
Cuando llegue el Señor y te pida cuentas, ¿qué te dirá? ¿«Bien, buen siervo» o «siervo malo e inútil»? Cuando vuelva Dios va a examinar lo que Él te ha confiado. Los dos primeros siervos aceptaron el desafío, y sus esfuerzos fueron recompensados. Cuando hacemos la voluntad de Dios, Él nos ayuda a cumplir con nuestra misión. Pero el tercer siervo, menospreció su talento, y desperdició la oportunidad de multiplicarlo.
El trato es desigual. No todos somos iguales. Nuestro punto de partida es diferente. Dios no nos ha dado a todos los mismos dones. Cada siervo decide libremente qué hacer con los talentos. Y el señor a su vuelta pide cuentas de manera justa. No exigiendo más de la cuenta. Pide un fruto proporcional a lo dado. Pero el tercer siervo, no solo ha sido improductivo sino que ha desperdiciado el talento. No se ha esforzado, ni siquiera lo ha llevado al banco para que diera intereses (eso no requería ningún esfuerzo). Solamente se sentó a esperar. La responsabilidad no recae en aquellos que tienen más recursos, sino en todos. Debemos hacer fructificar nuestros talentos o dones, ya sea que tengamos 1, 2 o 5. El tamaño del éxito no es lo más importante para Dios. Él respondió por igual al que tenía 10, como al de 4. Para Dios lo importante es cómo cuidamos y protegemos lo que de Él recibimos. Si el último siervo hubiera multiplicado su talento, aun siendo menos, hubiera recibido la enhorabuena de su señor. Asumamos nuestra libertad en amor y cumplamos con nuestra responsabilidad personal. ¡El Señor viene! ¡Nos va a pedir resultados!
Un día, el Señor volverá (como el señor de la parábola, v. 14) de lejos (del cielo). Como nos conoce y nos ha dado según nuestra capacidad (v. 15), querrá ver nuestro rendimiento. ¡No hay excusa! Duplica tus talentos o dones, si quieres que Dios te diga:«Bien, buen siervo y fiel». ¿Qué piensas hacer con tus dones? (No solo dinero, sino cualidades, aptitudes, capacidades… etc). Lo importante no es lo que tenemos sino lo que hacemos con lo que tenemos. Tengas pocos o muchos talentos, lo importante es ponerlos a trabajar. No debemos silenciar nuestro potencial. ¿Qué te retiene para cumplir con el propósito de invertir en tus dones? Lo condenable en esta historia no es perder los talentos sino el NO utilizarlos. Uno puede esconder sus talentos, o no darles buen uso, o no hacer absolutamente nada. Eso no es lo que Dios quiere. ¡No te resignes, trabaja en ello! «Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes». (Mateo 25:29-30; Lucas 19:11-27).
¡No lo entierres! (Mateo 25:25).
¡No lo guardes en un pañuelo! (Lucas 19:20). ¡Dedícate con pasión y dedicación! ¡El Señor viene!
Si estamos fallando, tenemos oportunidad de enderezar nuestro error, para poder recibir nuestra recompensa en el cielo.
«Gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos…» (Mateo 5:12).
«Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos…» (Lucas 6:23).
«He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra» (Apocalipsis 22:12).
Abigail Rodés. Octubre 2025.
