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Reflexiones

Abimelec, un falso rey

marzo 1, 2025 by Ferran Cots

Leemos en el libro de los Jueces (capítulo 9) que tras la muerte de Gedeón, Israel entra en un período de apostasía, y la nación es castigada con guerras intestinas entre ellos mismos. Abimelec, hijo bastardo de Gedeón, se constituyó a sí mismo rey en Siquem1, aunque su final desastroso fue profetizado en un alegoría por Jotam, el menor de los hijos legítimos de Gedeón.

Abimelec se valió de medios ilegítimos para conseguir ser rey. En el libro de los Jueces se nos relata de qué forma llevó adelante su ambición, llegando incluso a exterminar a los hijos de su padre, excepto a uno, Jotam, que pudo escapar.

Este, Jotam, no se dedicó a reclutar un ejército para pelear contra Abimelec, sino que habló a los siquemitas con claridad y sinceridad, advirtiéndoles de las consecuencias de la decisión tomada. Jotam introduce su discurso de forma solemne, pasando a exponer una alegoría (que no parábola) sumamente ingeniosa. Dice que cuando los árboles quisieron tener rey, ofrecieron la corona a los más útiles, pero éstos rehusaron, ya que preferían servir a reinar. Puestos a elegir, los árboles no escogieron al cedro o al pino, que sólo servían de adorno y sombra, sino que se decantaron por los de mayor utilidad, a los frutales: la higuera, la vid y el olivo. La enseñanza que podemos extraer de esto es que quienes llevan fruto para el bien común, también deben ser honrados con el respeto de todos.

La razón que dan los árboles para declinar la oferta de ser rey es la misma. El olivo responde: «¿He de dejar mi aceite?». La vid lo hace en términos parecidos: «¿He de dejar mi mosto?». Ambos apelan a su utilidad y servicio, no sólo para los hombres, sino también para Dios, ya que el aceite y el vino se usaban en los altares de Dios, y también en las mesas de los hombres. También la higuera se se expresa de forma similar: «¿Habré de dejar mi dulzura?».

¿Qué conclusiones podemos sacar de esto? El gobierno comporta grandes preocupaciones y fatigas y quienes son puestos en puestos públicos de confianza deben dejar de lado sus intereses personales y ponerse al servicio total de la comunidad. Quienes son exaltados a esos puestos, corren el peligro de perder su utilidad (sus frutos), al verse tentados a la soberbia, la prepotencia y el orgullo. Quienes desean hacer el mayor bien posible sienten temor ante la posibilidad de ser exaltados a posiciones de grandeza y elevación social, precisamente a causa de estos peligros.

Vemos también como Jotam, mediante esta alegoría, expone a la luz la ridícula ambición de Abimelec, a quien compara con la zarza, planta indigna de figurar entre los árboles, no sólo por su inutilidad y su falta de fruto, sino porque sólo sirve para hacer daño.

Acaba Jotam haciendo una aplicación muy clara y certera. Trae a la memoria de los israelitas los servicios que su padre les había hecho, lo que hace destacar más la crueldad con la que habían tratado a su familia. Y les añade que el tiempo demostraría si habían obrado bien o mal. Si prosperaban por mucho tiempo, a pesar del mal cometido, podían decir que habían obrado bien. Pero si realmente habían obrado mal, como era el caso, no debían esperar ningún tipo de prosperidad. Cuando les hubo dicho todo esto, Jotam se vio obligado a huir, para salvar su vida, viviendo en el exilio por miedo a Abimelec.

Aunque al principio pudiera parecer que todo iba bien, ya que Abimelec reinó tres años sin mayores problemas, en ningún lado se dice que prestase al país ningún servicio útil, aunque disfrutó durante ese tiempo del título y dignidad reales. Pero su triunfo duró poco. Dios actuó y sembró la discordia entre aquellos hombres, de forma que se enemistaron completamente entre ellos. La situación desembocó en una cruel guerra civil, en la que Abimelec, al intentar destruir la ciudad de Tebes, encuentra la muerte de la forma más sorprendente. Por una piedra de molino, arrojada por una mujer, que le rompió el cráneo. Ante la muerte inminente la única preocupación de Abimelec fue que no se supiera que había sido muerto por una mujer, por lo que pidió a su escudero que lo rematara. Toda su preocupación en aquel momento fue salvaguardar su orgullo, y no pensar en absoluto sobre el destino de su alma tras la muerte, ni pedir a Dios misericordia, ni arrepentimiento alguno.

El resultado de esta aventura de los siquemitas acaba con la muerte de Abimelec, lo que permitió que la paz fuera restaurada en Israel y acabara aquella guerra civil, siendo además glorificada la justicia divina. Aunque a veces la perversidad pueda prosperar por algún tiempo, no lo ha de hacer para siempre. Ni siempre ha de prosperar necesariamente.

«El malvado pasa como un torbellino, pero el justo permanece para siempre» (Proverbios 10:25).

«Tarde o temprano, el malo será castigado, pero la descendencia de los justos se librará» (Proverbios 11:21).

Ferran Cots, marzo 2025.

1La antigua ciudad de Siquem se encontraba donde hoy está la ciudad de Nablús.

Publicado en: Reflexiones

Creéis en Dios…

marzo 1, 2025 by Ferran Cots

Muchas de las personas que nos rodean dicen creer en Dios. Sin embargo a la hora de concretar su creencia hay muchas que tienen dificultades para hacerlo. Nos encontramos con respuestas tales como que creen en una fuerza que controla el universo, algunos reconocerán a ese Dios en el que dicen creer como el creador de todo y otros, sencillamente, no saben o no pueden concretar en que tipo de dios (en minúscula) creen.

En medio de una sociedad cada vez más incrédula en lo que respecta a Dios (en otros aspectos es demasiado crédula), preguntar a alguien si cree en Dios nos expone a recibir respuestas de las más variadas, y la mayoría de ellas indefinidas.

Claro que también hay quien afirmará contundentemente que no cree en Dios, y expondrá una serie de argumentos para demostrar su afirmación. Sin embargo no nos engañemos, quien dice no creer en Dios ha de creer en otra cosa. El ser humano no puede estar sin ningún «algo» en lo que creer y a lo que adorar. El escritor David Foster Wallace dijo una vez: «Todo el mundo adora a algo. La única elección que tenemos es a qué adorar».

Pero volvamos a aquellos que dicen creer en Dios. La pregunta es en qué Dios creen. Si creen en un Dios impersonal y ausente de sus vidas, que apenas interviene en los avatares de esta vida, que no parece preocuparse de su creación, es porque no han puesto su fe en el verdadero Dios. Creer de esta forma no conduce a nada, y quien así actúa está tan perdido como los que dicen no creer en nada. Su vida está vacía y son presa fácil para el desaliento, la frustración e, incluso, la desesperación.

Creer en Dios significa creer en un ser superior a nosotros, inalcanzable por nuestros propios medios. Un ser así debería haberse dado a conocer al ser humano por sí mismo porque, de otra forma, ¿cómo podemos creer en alguien que no conocemos y del que no sabemos nada? Pero hay buenas noticias para aquellos que sinceramente quieren encontrase con el verdadero Dios para creer en él y adorarle. Sencillamente han de acudir a la revelación que el propio Dios ha dado a la humanidad. Esa revelación se encuentra en la Biblia, a la que se suele mencionar como la Palabra de Dios. Ahí Dios se da a conocer a la raza humana, y sólo ahí podemos conocer al verdadero Dios. Le fe en él deja de ser algo vacío, en una fuerza impersonal, y pasa a ser una fe en un ser personal que se preocupa por sus criaturas e interviene decididamente en el destino de la humanidad.

No obstante no podemos quedarnos solamente en esta fe, porque si bien estamos enfocados correctamente, seguimos estando perdidos, con un futuro eterno de separación de Dios. Sólo una intervención milagrosa de Dios puede ayudarnos a restaurar la relación rota, de forma que nuestro destino final sea el de una vida eterna en la presencia de él. Y esa intervención sucedió, algo extraordinario, impensable para los humanos. Tuvo lugar a cabo en el momento adecuado de la historia. Dios mismo vino a la tierra, se humanó en la persona de Jesucristo, siendo Dios y hombre a la vez (algo totalmente inexplicable para nuestro entendimiento), para restablecer el camino de regreso al reino eterno de Dios. No fue fácil, le costó un gran sufrimiento, llegó hasta el punto de dejarse clavar en una cruz para pagar la deuda que habíamos contraído con el Creador. Pero resucitó y ahora está vivo, en la presencia de Dios el Padre, esperando el momento de recoger a los suyos y llevarlos a ese reino eterno y perfecto.

¿Crees en Dios? Si realmente es así te falta un paso más, debes creer también en el Señor Jesucristo. Él mismo dijo a sus discípulos, que ya creían en el Dios verdadero: «… creéis en Dios, creed también en mí» (Juan 14:1). No basta creer en Dios para salvarse, es necesario creer también en Jesús, porque él es el único que puede restablecer nuestra relación con Dios. Sólo en él hay salvación. El apóstol Pedro dijo en su discurso ante el Concilio de los judíos, relatado en el libro de los hechos: «Y en ningún otro [Jesús] hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).

Si te falta dar este paso de fe no dudes más, acude a Cristo el único que puede darte la vida eterna porque, no lo olvides, él es el Dios eterno que se ha revelado a nosotros por medio de la Biblia, su Palabra. Si ni siquiera crees en Dios entonces tienes un grave problema. Tal vez las cosas te vayan bien (aparentemente) en la vida, pero reflexiona sobre el futuro, sobre el más allá porque aunque no quieras creer eso no va a cambiar la realidad de las cosas. Para ti también es el momento de acudir directamente a Cristo, en busca de su perdón y salvación, y tu vida ya no será lo mismo. Serás hijo de Dios, amado por él y recibirás el regalo de la vida eterna.

Todos adoramos a algo, es cierto, pero podemos elegir. Elige bien, elige a Cristo, y la gracia y la misericordia de Dios te acompañarán todos los días de tu vida en este mundo, no importa las circunstancias que atravieses.

A Dios sea toda la gloria.

Ferran Cots, marzo 2025.

Publicado en: Reflexiones

Coneixem que…

marzo 1, 2025 by Abigail Rodés

– Del Senyor és la terra: Èxode 9:29.

– Hi ha Déu a Israel: 1 Samuel 17:46.

– El nostre Redemptor viu: Job19:25.

– El Senyor és Déu per sempre: Isaïes 40:28.

– Déu és Déu compassiu i benigne: Jonàs 4:2.

– El Pare sap les nostres necessitats: Mateu 6:8.

– Tot sortirà a la llum, res quedarà ocult o amagat: Mateu 10:26.

– Jesús coneix els nostres pensaments: Mateu 12:25.

– Jesús vindrà tal com va marxar: Fets 1:11.

– Jesús, el Mestre, és la veritat i no es deixa influir per ningú: Marc 12:14.

– Els dimonis creuen en Jesús: Lluc 4:41.

– Déu és el Salvador del món: Joan 4:42.

– Jesús sabia que havia arribat la seva hora: Joan 13:1.

– El Senyor prepara un lloc en el cel per als seus fills: Joan 14:2.

– No ens toca a nosaltres saber els temps: Fets 1:7.

– El judici arribarà: Apocalipsi 14:7.

– L’ Univers gemega i sofreix dolors de part: Romans 8:22.

– Déu ho disposa tot en bé dels qui l’estimen: Romans 8:28.

– Som temple de Déu i l’Esperit de Déu habita en nosaltres: 1 Corintis 3:16.

– La nostra esperança és Déu: Efesis 1:18.

– Quan Ell es manifesti, el veurem tal com és: 1 Joan 3:2.

– Hem passat de mort a vida: 1 Joan 3:14.

– Ell està en nosaltres: 1 Joan 3:24.

– Tenim vida eterna: 1 Joan 5:13.

– Déu ens escolta en tot el que li demanem: 1 Joan 5:15.

– El testimoni és veritable i digne de fe: 3 Joan,12.

– Som del Senyor: 1 Joan 5:19.

Tu, que estàs llegint, si no coneixes res de tot això, el primer que has de saber és que Déu t’estima i té un pla per a la teva vida. Però el pecat ens separa de Déu, tot i que hi ha una solució: JESÚS. Déu Pare va enviar al seu únic fill a la terra per a morir en una creu per cadascú de nosaltres, perquè el pecat ens separa de Déu que és sant. Jesús és l’únic camí per anar al cel.

Reconeix que ets pecador, penedeix-te dels teus pecats, accepta la vida plena que el Senyor t’ofereix. Rep a Crist com a únic i suficient Salvador. «Jo sóc el camí, la veritat i la vida. Ningú no arriba al Pare si no és per mi» (Joan 14:6).

La Bíblia ens explica que tots em pecat i estem separats de Déu (Eclesiastès 7:20; Romans 3:23).

Vam ser creats per tenir relació amb Déu però el nostre pecat ens separa d’aquesta relació. Jesús va carregar els nostres pecats en la creu i va morir en el nostre lloc (Romans 5:8). Nosaltres mereixíem el càstig però Jesús el va portar per nosaltres per amor.

«Ningú no té un amor més gran que el qui dóna la vida pels seus amics» (Joan 15:13). Per què ho va fer?

Bona pregunta! Per amor! Perquè ens estima! I molt!

Jesús va morir perquè tu i jo tinguéssim vida, una vida plena, abundant i eterna amb Ell. Si posem la nostra fe en Jesús, i confessem els pecats, ens perdona i tenim vida eterna amb Jesús al cel. Ara ja ho saps!

Has pres una decisió per Crist en llegir fins aquí? Doncs ara busca una església que ensenyi bé la Bíblia. Prega al Senyor. Llegeix la Paraula de Déu. Guarda temps cada dia per dedicar-lo a Déu i tingues una relació amb altres creients que et puguin ajudar espiritualment. Quan sàpigues i entenguis el pla de la salvació, bateja’t.

El baptisme no et salva, la sang de Jesús, sí.

El baptisme és la manera en que públicament proclamem la nostra fe en Crist, amb el compromís de seguir-lo, servir al nostre proïsme i obeir a Déu. El baptisme no s’endú els pecats. És un pas cap a l’obediència.

Ara ja coneixes alguna cosa més. Saps com aconseguir el perdó de Déu. El vols acceptar com a Salvador i Senyor de la teva vida?

Abigail Rodés. Març 2025.

Publicado en: Reflexiones

Carnaval 2025

marzo 1, 2025 by Abigail Rodés

Personajes bíblicos que se disfrazaron ¿Quién? ¿Por qué? Con la cita bíblica

Hace unos meses los niños se disfrazaron para la fiesta de Navidad, ahora vuelven los disfraces para Carnaval. En general, a los niños les gusta disfrazarse, porque les permiten experimentar con diferentes personalidades y roles, y les brinda la oportunidad de aprender de todo lo que les rodea. Pueden imaginar, ser creativos… Los disfraces suelen ser una herramienta para su desarrollo y crecimiento.

Si por Navidad se disfrazaron de pastores, ángeles o magos, interpretando un personaje por el que recibieron elogios y aplausos, fueron valorados y apreciados; por Carnaval pueden ser héroes, piratas, hadas, princesas, campeones olímpicos, payasos o bomberos. Pero pocos saben las historias de los personajes bíblicos que por una razón u otra se disfrazaron. Así que nos reunimos para leer juntos varios relatos de la Biblia.

Disfrazarse es disimular o desfigurar la forma natural de alguien para que no se le reconozca. Enmascarar. Ocultar. Velar. Tapar… etc. A pesar de la curiosidad de los niños por saber cómo se disfrazaron, no todas las historias bíblicas lo relatan. Pese a la rareza de algunos disfraces, aprendieron mucho.

1. David. Se hace pasar por loco. 1 Samuel 21:13-15.

2. Josías. Se disfraza y muere. 2 Crónicas 35:20-24 «Josías se disfrazó para darle batalla…».

3. Mujer de Jeroboam. Para no ser reconocida. 1 Reyes 14:1-6 «Levántate ahora y disfrázate…».

4. Saúl. Para ir a ver a una adivina. 1 Samuel 28:4-13 «Y se disfrazó Saúl y se puso otros vestidos…».

5. Un profeta. Para engañar al rey. 1 Reyes 20:35-43 «Y se disfrazó poniéndose una venda sobre los ojos…».

6. Acab -rey de Israel- y Josafat -rey de Judá-. Para burlar a los enemigos en la batalla. 1 Reyes 22:29-37 «Yo me disfrazaré y entraré en batalla…».

7. Los gabaonitas. Para hacer alianza con el pueblo de Israel. Josué 9:3-27.

Otros que se disfrazan: «Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras» (2 Corintios 11:13-15).

Las Escrituras nos advierten contra los falsos maestros. Ya en la época del apóstol Pablo algunos se hacían pasar por apóstoles de Cristo, cuando en realidad no lo eran. Estaban al servicio de Satanás. El diablo se disfraza como ángel de luz. Y tiene servidores que se disfrazan como defensores de la justicia teniendo también una apariencia atractiva. Los servidores de Satanás intentan siempre ocultar sus verdaderas intenciones. ¡Cuidado! No hay un Evangelio diferente, no hay otro Jesús, y la Palabra es clara y sencilla. Podemos desenmascarar a los falsos, porque llevan disfraces. Solamente en Jesús está la verdad. Nadie puede disfrazarse de apóstol, es un llamamiento que viene de Dios directamente. Algunos se disfrazan para poder engañar abiertamente. Ojo con la buena imagen y apariencia. Intentan ganar seguidores entusiastas y sin discernimiento para sí mismos.

Que el Señor nos ayude a diferenciar y discriminar a todos ellos.

Abigail Rodés. Marzo 2025

Publicado en: Reflexiones

Carnestoltes 2025

marzo 1, 2025 by Abigail Rodés

«Carnestoltes quinze voltes i Nadal cada mes, que cada dia fos Pasqua i la Quaresma mai vingués».

Esta fiesta de Carnaval es de las más apreciadas del calendario pero se caracteriza por la juerga, el libertinaje, el intercambio de papeles, los disfraces y la transgresión. El Carnaval es una fiesta sin ley, como dice el refranero popular: «Per Carnaval tot s’hi val», «Per Carnestoltes, totes les bèsties van soltes», «Del Carnaval no en facis cabal».

La gente, escudada por un buen disfraz y/o máscara, dice y hace lo que piensa sin importar las consecuencias.

Pensamos que todo el mundo participa de la fiesta porque «Per Carnaval tothom és igual» pero no hay igualdad de condiciones:«Carnestoltes fresques,el blat a divuit, quants n’hi ha que ballen amb el ventre buit».

Aparentemente, cuando se acaba el Carnaval, todo vuelve a la normalidad…

Pero hay muchos que se han pasado de la raya. Y si conocéis el final de la fiesta, el rey del Carnaval acaba en el fuego. Hay la creencia que por Carnaval se puede hacer todo lo que en el resto del año no. Hay muchos excesos, económicos, de comida, bebida, deseos carnales, embarazos no deseados…

«Per Carnaval, més vi que pa», «Quan el pare fa Carnestoltes, el fills fan Quaresma», «Carnestoltes ens escura les butxaques i ens fa anar contents al llit».

Todos los pecados, locuras, desenfrenos, a veces tienen consecuencias inmediatas y otras a largo plazo y abarcan más tiempo. Todo sale a la luz. Se ríe primero, se llora después. ¡Cuidado pues!

«Exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy, para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado, porque somos hechos participantes de Cristo».

Lo único bueno de la fiesta, la gastronomía: Botifarra d’ou, truita, sardines, ous i coca de llardons, que se suele acompañar con moscatel, cava o vino dulce.

Abigail Rodés. Marzo 2025.

Publicado en: Reflexiones

Vanidad de vanidades

febrero 5, 2025 by Ferran Cots

Uno de los textos más conocidos del libro de Eclesiastés es el que dice: «Vanidad de vanidades —dijo el Predicador—; vanidad de vanidades, todo es vanidad». Es una declaración bastante descorazonadora que parece inadecuada en un libro de la Biblia.

A lo largo de los 12 capítulos de este libro, el escritor, probablemente el rey Salomón, hace una autorreflexión sobre el sentido de la vida asumiendo el papel de un maestro o predicador que busca proporcionar dichos sabios que pudieran ser recordados fácilmente. Finalmente, el libro llega a la conclusión de que Dios es la única fuente de significado y el verdadero propósito de nuestras vidas. El autor ha descubierto esto a través de algunas experiencias muy intensas. Los versículos finales nos muestran la conclusión a la que llega el autor después de estar analizando sus diferentes perspectivas sobre los hechos que hacen referencia a la vida de las personas. El libro trata de diversos temas, que abarcan prácticamente la totalidad de la actividad humana. Pero hay pasajes realmente interesantes —en realidad todos los son— respecto al trabajo y el esfuerzo humano.

En el capítulo 2 leemos: «… aborrecí todo el trabajo que había hecho bajo el sol, y que habré de dejar a otro que vendrá después de mí. Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se adueñe de todo el trabajo en que me afané y en el que ocupé mi sabiduría bajo el sol? Esto también es vanidad» (cap. 2:18-19). Trabajar y esforzarse en algo es bueno, pero que el fruto de ese trabajo luego sea destruido o dañado por aquellos que lo continúan es algo frustrante. Esto, que es válido en cualquier área de la vida, lo es más en el área espiritual. Esforzarse en servir a Dios y a su Iglesia es lo mejor, pero cuando pasamos nuestro legado a los que nos siguen siempre nos queda la duda de qué harán y si sabrán continuar el trabajo y mejorarlo, o simplemente actuarán como necios destruyendo todo lo alcanzado. Debemos desechar ese tipo de pensamientos; cualquier cosa que hagamos para Dios la debemos hacer de corazón, confiando en que él va a preservar los resultados; sin dejarnos agobiar por la preocupación de qué sucederá después. Hay dos motivos para esto, el primero es que la obra (el trabajo) no es nuestra, es de Dios, y él velará por ella. El otro motivo es que el trabajo para el Señor nunca es en vano, tal como Pablo escribió a los corintios: «… hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano» (1 Corintios 15:58). Trabajar para el Señor no es vanidad, no es algo vacío y sin sentido.

Más adelante, en el versículo 21 leemos: «¡Que el ser humano trabaje con sabiduría, con ciencia y rectitud, y que haya de dar sus bienes a otro que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y un gran mal» (cap. 2:21). Aquí el escritor se lamenta de que todo el esfuerzo realizado pueda dar su fruto al que no trabajó en ello. Vuelve la idea de frustración, pensando que después de tanto trabajo y esfuerzo de toda una vida venga alguien y se aproveche de ello sin haber hecho nada. Lamentablemente esto sucede muchas veces. Cuantas personas reciben un legado de alguien y lo dilapidan o destrozan, porque no valoran lo que costó conseguirlo. Por eso mismo actúan como necios, sin ningún tipo de entendimiento. Bien es cierto que hay también personas que, aunque no han participado de aquel trabajo inicial, se esfuerzan en mantenerlo y mejorarlo, haciéndolo suyo. Pero son los menos. Volviendo a las cuestiones espirituales nos encontramos ante una situación bastante triste. Todo el esfuerzo realizado acaba siendo aprovechado por aquel que no hizo absolutamente nada. Es decir alguien que vivirá de las rentas de aquel trabajo, pero no aportará nada nuevo, o destruirá parte o todo de lo hecho. Viene a ser como en la profecía dada por Isaías a Israel: «Hicisteis un foso entre los dos muros para las aguas del estanque viejo; pero no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis al que desde antiguo lo había planeado» (Isaías 22:11). De nuevo hemos de poner nuestra mirada en Dios. Si nos centramos en las actitudes humanas siempre nos sentiremos decepcionados; todos fallamos así que, parece que no hay solución a estos problemas.

El libro acaba con una amonestación clara: «El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y cumple sus mandamientos. Eso es el todo del ser humano. Porque Dios juzgará toda acción, incluso las ocultas, sean buenas o malas» (cap. 12:13-14). Después de las reflexiones escritas, el escritor llega a la conclusión de que sólo en Dios tiene sentido la vida.

Mil años más tarde hubo un suceso que contribuyó a acercar la verdadera vida y su sentido a la humanidad. Ante el pesimismo y la frustración encontramos gozo e ilusión para nuestras vidas. Dios mismo vino a este mundo en la persona de Cristo para que pudiéramos tener una esperanza real, que nada ni nadie nos pudiera quitar. Sólo a través de Cristo, y su sacrificio en la cruz, superaremos estos momentos de pesimismo, como los que agobiaban al escritor de Eclesiastés, y podremos fijar nuestra mirada en un futuro extraordinario y eterno al lado de Dios.

La vida sin Cristo puede convertirse fácilmente en vanidad, en algo sin sentido. Pero la vida con Cristo tiene verdadero sentido. Cómo dijo el apóstol Juan: «El que tiene al Hijo [a Cristo] tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida» (1 Juan 5:12).

De ti depende vivir una vida vacía o una con verdadero sentido. Acude a Cristo y recíbele como tu salvador. No hay otro camino, no hay atajos, sólo él.

Ferran Cots, febrero 2025.

Publicado en: Reflexiones

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