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Reflexiones

Luz

enero 25, 2022 by Ferran Cots

Se cuenta la historia de un profesor universitario que planteó a sus alumnos esta pregunta: “¿Dios creó todo lo que existe?”. Un estudiante contestó valiente: “Sí, lo hizo”. “¿Dios creó todo?”, pregunto nuevamente el profesor. “Sí señor”, respondió el joven. El profesor contestó: “Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo”.

El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe era un mito.

Otro estudiante levantó su mano y dijo: “¿Puedo hacer una pregunta, profesor?”. “Por supuesto”, respondió el profesor. El joven se puso de pie y preguntó: “¿Profesor, existe el frío?”.

“¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido nunca frío?”.

El muchacho respondió: “De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la física, lo que consideramos frío, en realidad es la ausencia de calor… Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”.

“Y, ¿existe la oscuridad?”, continuó el estudiante.

El profesor respondió: “Por supuesto”. El estudiante contestó: “Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe. La oscuridad es en realidad ausencia de luz… Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente”.

Finalmente, el joven preguntó al profesor: “¿Profesor, existe el mal?”.

Éste respondió: “Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio; vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal”.

A lo que el estudiante respondió: “El mal no existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó al mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz”.

La Palabra nos exhorta a todos los que hemos sido salvos a ser luz, pero no por nosotros mismos, sino porque reflejamos la luz de Dios. La luz, en términos espirituales, es la palabra de Dios, es Dios mismo revelado, que da gozo y fortaleza al alma. Pero la palabra luz se utiliza en las Escrituras en diversos sentidos. Veamos algunos de ellos:

•Se utiliza para expresar felicidad. Para comprender el uso de la palabra luz en este sentido hay que tener en cuenta expresiones tales como la “luz del rostro” o la “luz de la faz de Jehová”, que significan un rostro alegre, es decir satisfacción y placer. “Luz” significa entonces felicidad y alegría, tanto en sentido natural como espiritual.

“Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro” (Salmo 4:6).

“Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro” (Salmo 89:15).

•Pero de este empleo de la palabra “luz” resulta también el significado de “protección”. La luz de Jehová protege, la luz de la gloria de Jehová protege; Jehová mismo como Dios protector es luz.

“Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios alumbrará mis tinieblas” (2 Samuel 22:29).

“Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz” (Miqueas 7:8).

•También se puede utilizar dándole el sentido de ciencia, conocimiento. Este significado se comprende fácilmente. Se habla de la luz de la sabiduría, de la ley, de la justicia, de la Palabra de Jehová. Se llama directamente luz al conocimiento y a la enseñanza.

“Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos” (Isaías 51:4).

“El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz” (Daniel 2:22). 

“Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz” (Proverbios 6:23).

•Jehová, como Dios revelador, es una luz, 

“Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová” (Isaías 2:5).

“El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, … porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados” (Isaías 60:19-20).

•E igualmente es luz el siervo de Jehová (Cristo)

“Yo Jehová…; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones” (Isaías 42:6).

“… te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra” (Isaías 49:6).

•La luz también se interpreta como vida, en oposición a las tinieblas del reino de los muertos. Se conoce la luz de la vida, y en algunos pasajes como Job 3:20; 18:5, luz es sinónimo de vida. En este sentido Dios, como dador de vida, es luz.

“Para apartar su alma del sepulcro, y para iluminarlo con la luz de los vivientes” (Job 33:30).

“Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz (Salmo 36:10).

Pero llamar a Dios luz no es frecuente en el Antiguo Testamento. Leemos que Dios es luz en pasajes como 2 Samuel 22:29 o  Miqueas 7:8. Sin embargo en el Nuevo Testamento la situación es distinta. Los evangelios sinópticos emplean la palabra “luz” en sentido propio, pero otras veces también en sentido figurado.

“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció” (Mateo 4:16 citando a Isaías 9:2).

“Luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel” (Lucas 2:32).

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:14-16).

En este último pasaje compara el influjo de los discípulos sobre los hombres como algo realmente bueno, cuyo último propósito es que los hombres den gloria a Dios.

El apóstol Juan utiliza, en su evangelio, el concepto de luz en un sentido que significa algo distinto que en su acepción más propia, y parte para ello del uso, no muy frecuente en el Antiguo Testamento, de que Dios es luz. En armonía con su costumbre de hablar de Dios (Padre) en conexión con Cristo (Dios Hijo) Juan aplica a Dios la palabra luz en cuanto que se revela en Cristo. Así vemos que Jesús es la luz de los hombres Juan 1:4-9; 3:19-21; 8:12; 9:5; 12:46, y partiendo de ahí la palabra también se aplica a Dios, que es luz (1 Juan 1:5-7) y a los hombres que caminan en la luz (Juan 1:4; 8:12…). Dios es la plenitud de la luz, Cristo como revelación del Padre es luz que se revela a los hombres en este mundo; el mundo no recibe la luz (es tinieblas), así que las tinieblas no son más que la negación de la revelación. Los hombres que reciben la revelación se convierten en hijos de luz.

El nacimiento de Cristo, aquella luz verdadera, dada a los hombres fue un gran acontecimiento. Pero, ¿lo cree el mundo? Sumido en la oscuridad, es decir en la ausencia de luz, difícilmente puede reconocer el nacimiento del Salvador. Sólo aquellos que son hijos de luz, hijos de Dios, tenemos la capacidad de reconocer de forma inequívoca dicho nacimiento.

Cuando los sabios emprendieron su viaje a Judea, siguieron una estrella (luz), cuando el ángel se apareció a los pastores lo hizo rodeado de un gran resplandor (luz). La luz está presente en el nacimiento de Cristo, por eso recordamos el advenimiento de la luz verdadera que venía a alumbrar a la humanidad y a echar fuera las tinieblas. De aquel que se hizo hombre y habitó entre nosotros para morir en una cruz y ganar la salvación y la vida eterna para nosotros. Y que habiendo resucitado está a la diestra del Padre, esperando el momento en que vendrá de nuevo para poner fin al reino del mal e instaurar definitivamente el reino de los cielos, del cual somos ciudadanos si hemos creído verdaderamente en Él. Si aún no has reconocido a Cristo como tu salvador no pierdas tiempo. Él puede regresar cuando menos lo esperemos. Y entonces ya será tarde. 

Solo a Dios la gloria.

Ferran Cots, enero 2022.

Publicado en: Reflexiones

Año nuevo: un nuevo reto

enero 4, 2022 by Abigail Rodés

Cada vez que termina un año y empieza otro, es habitual hacer una lista de propósitos. Muchos serán comunes, otros individuales. Algunos abandonan sus intenciones al poco tiempo, otros verdaderamente lo intentan. No se si alguna vez has hecho tu propia lista. Quiero que añadas este objetivo para el año 2022: Tener más fe.

No es algo que la gente incluya en su repertorio, ni es un tema recurrente, pero sí es esencial para tu vida. Y mucho mejor que empezar una dieta saludable, perder peso o dejar de fumar (aunque también eso es importante).

Si lees en la Biblia en las epístolas de Timoteo, la fe es un tema que se va repitiendo. Echemos un vistazo:

1 TIMOTEO

• 1:2: verdadero hijo en la fe

• 1:5: de fe no fingida

• 1:19 a: manteniendo la fe

• 1:19 b: naufragaron en cuanto a la fe

• 2:15: si permaneciere en fe

• 3:9: el misterio de la fe

• 3:13: confianza en la fe

• 4:1: apostatarán de la fe

• 4:12: sé ejemplo en fe

• 5:8: ha negado la fe

• 5:12: por haber quebrantado su primera fe

• 6:10: se extraviaron de la fe

• 6:12: pelea la buena batalla de la fe

• 6:21: se desviaron de la fe

2 TIMOTEO

• 1:5: trayendo a la memoria la fe

• 2:18: trastornan la fe de algunos

• 3:8: réprobos en cuanto a la fe

• 3:15: salvación por la fe

• 4:7: he guardado la fe

Podemos observar que hay diferentes expresiones relacionadas con la fe: 

– apostatar

– negar

– desviarse

– extraviarse

– alejarse… etc.

¿Tienes miedo de mostrar tu fe? ¿Has negado tu fe alguna vez?

La Palabra de Dios nos insta a ser verdaderos hijos de fe, a tener una fe no fingida, a ser sanos en la fe, a alcanzar buen testimonio por la fe, a resistir firmes en la fe, a ser ricos en fe… 

“Porque sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6).

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12).

Así que surgen estas preguntas: ¿Tienes fe? ¿Quieres más fe? 

“Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos…” (2 Corintios 13:5).

¿No te parece un buen propósito de año nuevo 2022 pedir al Señor que aumente tu fe?

Que así sea.

Abigail Rodés. Enero 2022.

Publicado en: Reflexiones

Veniu

enero 4, 2022 by Abigail Rodés

Van venir els mags i es van acostar al Rei celestial.

Van venir els pastors a adorar al nounat.

Van venir les dones per ungir a Jesús abans i després de la seva mort.

Van venir una multitud de hosts celestials per adorar Déu.

Van venir malalts a Jesús perquè els sanés.

Van venir pescadors a Jesús qui els va convertir en pescadors d’homes.

 Van venir molts amb espases i pals per arrestar-lo.

Van venir els principals sacerdots i els ancians per a lliurar-li a mort.

Van venir els soldats per despollar-lo, posar una corona d’espines sobre el seu cap, 

per escopir-lo i escarnir-lo.

Veniu!

Veniu homes, nens i dones a Jesús.

Veniu pecadors als peus de Jesús perquè vegeu l’Anyell de Déu que treu els pecats del món.

Veniu a la creu!

Mitjançant la creu ha lliurat l’ésser humà de la destrucció i li ha elevat als cels, 

convertint la seva mortalitat en immortalitat.

Acceptem la llum del cel perquè ha resplendit sobre nosaltres.

Aquesta Llum és la vida eterna, qui la té, viu!

Amén!

Abigail Rodés. Gener 2022.

Publicado en: Reflexiones

Pensamientos

enero 4, 2022 by Abigail Rodés

Empieza un nuevo año por la gracia de Dios. Te invito a tener un breve pensamiento para cada mes del 2022 en un recorrido por los Salmos.

ENERO: “Hazme entender el camino de tus mandamientos” (Salmo 119:27)

FEBRERO: “Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón. Alegraos, justos, en Jehová, y alabad la memoria de su santidad” (Salmo 97:11,12)

MARZO: “No pondré delante de mis ojos cosa injusta” (Salmo 101:3)

ABRIL: “Bendito sea Jehová que ha hecho maravillosa su misericordia” (Salmo 31:21)

MAYO: “Ellos flaquean y caen, mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie” (Salmo 20:8)

JUNIO: “Rebosa mi corazón palabra buena, dirijo al rey mi canto…” (Salmo 45:1)

JULIO: “El es quien preservó la vida a nuestra alma, y no permitió que nuestros pies resbalasen” (Salmo 66:9)

AGOSTO: “Mas yo a ti he clamado, oh Jehová, y de mañana mi oración se presentará delante de ti” (Salmo  88:13)

SEPTIEMBRE: “Sea la gloria de Jehová para siempre; alégrese Jehová en sus obras” (Salmo 104: 31)

OCTUBRE: “Porque no para siempre será olvidado el menesteroso, ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente” (Salmo 9:18)

NOVIEMBRE: “Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra” (Salmo 58:11)

DICIEMBRE: “Fuera de ti nada deseo en la tierra… mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (Salmo 73: 25,26)

Isaías 12: Cántico de acción de gracias.

“En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová; pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación se apartó, y me has consolado. He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en medio de ti el Santo de Israel”.

Que la palabra de Dios sea tu norte en este nuevo año 2022 y sea un año muy bendecido. 

¡Da gracias en todo!

Abigail Rodés. Enero 2022.

Publicado en: Reflexiones

Los magos de Oriente

enero 4, 2022 by Ferran Cots

Poco sabemos de los sabios que adoraron a Jesús, tan solo lo que nos narra Mateo en su Evangelio. Se ignora cuantos eran y de donde procedían y en ningún caso se les menciona como reyes. 

Aquí hemos de hacer una aclaración de la palabra con que los define Mateo (mago). Parece contradictorio que practicantes de magia (lo cual es severamente reprobado tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento) fueran admitidos como adoradores del Mesías. Sin embargo el término griego utilizado en el texto (magoi) no era utilizado únicamente para referirse a los hechiceros. En este caso se utiliza para referirse a hombres sabios (de hecho en la versión Reina-Valera 95 está traducida así, al igual que en varias versiones inglesas). El origen de la palabra “magoi” procede del viejo persa “magav” que significa “grande”. Se suele aceptar que estos sabios pertenecían a una casta sacerdotal seguidores de las doctrinas de Zoroastro. En lo que nos deja ver el relato bíblico es imposible determinar su número por la mera mención de su triple regalo ni tampoco se les puede denominar reyes. También está en pie la cuestión de si pudieron ser de origen persa, como podría indicar un uso estricto del término “magos” o si podría tratarse de caldeos de Babilonia, como pudiera ser con un uso más amplio del mismo término. La espera, por parte de los judíos, del Mesías llamado a reinar sobre todo el mundo, era en aquella época conocida en todo el Oriente; es posible que fuera ello lo que llevara a unos astrólogos paganos a viajar a Jerusalén al haber visto una señal prodigiosa en el cielo. 

El pasaje de Mateo nos explica la turbación de Herodes al saber a quien estaban buscando, así como el aviso en sueños a los sabios para que regresasen por otro camino a su tierra. A partir de este corto relato la iglesia primitiva fue elaborando una leyenda sobre estos personajes y sus hechos. La tradición más difundida dice que eran tres e incluso les puso nombre a cada uno de ellos (Melchor, Gaspar y Baltasar). Parece ser que, solo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres dones (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Aunque también en algún momento las distintas tradiciones han señalado que eran dos, cuatro, siete y hasta doce. Pero la más extendida es la que fija el número en tres. Poco a poco se han ido añadiendo otros detalles a modo de simbología: se les ha hecho representantes de las tres razas conocidas en la antigüedad, representantes de las tres edades del hombre y representantes de los tres continentes (Asia, África y Europa).

Una leyenda cuenta que, después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I, en el siglo XII, los trasladó a Colonia, donde hoy reposan con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia. Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de la catedral de Colonia, que tardaría más de 600 años ser terminada.

Pero la realidad es que no hay nada seguro respecto a ellos, excepto lo narrado en el Evangelio de Mateo. Y a ello vamos a atenernos para extraer alguna enseñanza de lo que aquellos hombres hicieron.

Primeramente vemos que, una vez quedó establecido el significado de la aparición de la estrella, no dudaron en ponerse en camino. No nos importa en este momento como llegaron al conocimiento de aquella revelación, lo que sí nos importa es que, una vez lo tuvieron, se pusieron en marcha en busca del rey de los judíos, para adorarle. También nosotros tenemos una revelación más fiable que la que posiblemente pudieron tener ellos. Contenida en la Biblia esa revelación nos debe guiar también a adorar a Aquél que se hizo hombre, naciendo de mujer como uno de nosotros, pero que seguía siendo Dios eterno.

Luego siguieron aquella estrella que les condujo hasta el mismo lugar en que estaba Jesús. Podían haber dudado de la fiabilidad de aquella luz que les guiaba, pero no lo hicieron. Por nuestra parte nosotros tenemos también una luz que nos guía, la Palabra de Dios, a la que el salmista dice: “lámpara es a mis pies tu Palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). Podemos seguirla, y nos conducirá hasta la misma presencia de Dios, o podemos ignorarla y perdernos para siempre. Los magos decidieron seguir la estrella y hallaron al Mesías. ¿Qué haremos nosotros?

Finalmente, cuando encontraron a Jesús, le hicieron entrega de tres regalos: oro, incienso y mirra. No sabemos que pasó por las mentes de aquellos hombres en aquel momento, pero los regalos que hicieron a aquel recién nacido tenían un tremendo significado simbólico:

• El oro honraba a Jesús como rey. Y efectivamente Él es el rey de la gloria que volverá a recoger a su Iglesia y reinar eternamente.

• El incienso honraba a Jesús como Dios. El incienso era utilizado en el servicio del Templo y era una parte integrante de la adoración a Dios (ya establecido en la ley dada a Moisés). Aquellos hombres ofrecieron a Jesús incienso como muestra de reconocimiento por su divinidad, pero nosotros podemos ofrecer un incienso mejor, nuestras oraciones, adoración y alabanza (en Apocalipsis se nos dice también que el incienso son las oraciones de los santos). 

• Finalmente le ofrecieron mirra, una sustancia perfumada que se usaba, entre otras cosas, para preparar el cuerpo para la sepultura (Juan 19:39). La mirra fue una señal de que Jesús era hombre y moriría. ¿Reconocemos nosotros a Jesús como Dios-hombre, con todo lo que ello representa? Su sacrificio en la cruz fue válido en tanto que era hombre, y por lo tanto podía representar a la raza humana, pero hombre perfecto y Dios al mismo tiempo. No es posible comprender esto a través de la razón pura, sólo mediante la fe se puede llegar a aceptar este hecho.

No sabemos que fue de ellos una vez regresaron a su tierra, ni cual fue su destino, si creyeron en Cristo o si siguieron con sus prácticas paganas. Pero nosotros no debemos permanecer indiferentes ante Aquél que es la luz (Juan 1:9) que vino a este mundo a salvar lo que se había perdido: nosotros. Como los sabios de Oriente honremos a Jesús como Rey, Dios y Salvador.

Ferran Cots, enero 2022.

Publicado en: Reflexiones

Celebrem

diciembre 24, 2021 by Abigail Rodés

Nadal és celebrar el naixement del Salvador. És això i molt més.

  • Celebrem i reconeixem un Déu d’amor que es va humiliar deixant la seva Glòria i naixent en un pessebre fora de la fonda.
  • Celebrem la festa de l’Encarnació!
  • Celebrem la presència de Déu al mig nostre. Aquest Nen és la Paraula que va dir: «Sigui la llum!» i la llum va ser feta (Gènesi 1:3).
  • Celebrem l’etern amor de Déu que s’estén fins a tots aquells que no l’estimen.
  • Celebrem el poder de Déu que es manifesta en un pessebre, no en un palau.
  • Celebrem un Déu de pau, amor, justícia i esperança.
  • Celebrem les bones noves donades als pastors, que van ser dures noves a la creu del Calvari.
  • Celebrem que allò que es va iniciar en un hort -Gènesi- acabarà en una ciutat -Apocalipsi- Colossencs 3:3,4 «Perquè vau morir, i la vostra vida està amagada amb el Crist de Déu. Quan Crist, que és la vostra vida, es manifesti, llavors també vosaltres sereu manifestats amb ell en glòria».
  • Celebrem que Jesús ens ha obert la porta que havia estat tancada per Adam.
  • Celebrem la unió permanent de l’home amb Déu.
  • Celebrem que Jesús és el Redemptor, el Verb encarnat, el Vencedor, el Primogènit, la promesa de la vida eterna.
  • Celebrem el cicle de temps entre l’advent i l’epifania. La festa cristiana més important juntament amb la Pasqua.
  • Celebrem una gran festa mundial. Com diu el terme «Christmas» (missa de Crist), o «Weihnnacht» (nit de benedicció).
  • Celebrem la concepció virginal de Jesús com una gran obra de l’Esperit Sant en la història de la creació.
  • Celebrem la nostra salvació.
  • Celebrem que el Senyor es va humiliar perquè els homes ens aixequéssim.
  • Celebrem el compliment de les promeses fetes als patriarques.
  • Celebrem que som partícips per gràcia de la naturalesa divina.
  • Celebrem que Jesucrist, Fill de Déu, va néixer per l’Esperit Sant de la verge Maria, va viure a la terra per un temps, va ser crucificat, va ser sepultat, i al tercer dia va ressuscitar dels morts, i va ascendir al cel, i tornarà per a jutjar als vius i als morts.

«Tota gràcia excel·lent i tot do perfecte prové de dalt, i davalla del Pare de les llums, en qui no hi ha canvi ni ombra de variació» (Jaume 1:17).

«Beneït sigui Déu pel seu favor inefable» (2 Co. 9:15).

«Regalima, cel, des de dalt, i que els núvols vessin la victòria, que s’obri la terra i floreixi la salvació i alhora broti la justícia…» (Isaïes 45:8).

Abigail Rodés. Desembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

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