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Reflexiones

Hay días que

agosto 11, 2022 by Abigail Rodés

* Hay días que nos sentimos como PABLO, queremos escribir cartas y animar a nuestros hermanos.

* Hay días que nos sentimos como PEDRO, negamos todo y a todos. O queremos cortar la oreja a alguien…

* Hay días que nos sentimos como SALOMÓN, necesitamos consejo para tomar grandes decisiones en nuestra vida.

* Hay días que nos sentimos como JOB, solo deseamos morir y que acabe nuestro dolor y sufrimiento.

* Hay días que nos sentimos como JONÁS, solo queremos huir de nuestras obligaciones y quedarnos solos o marchar lejos.

* Hay días que nos sentimos como MOISÉS, nos llenamos de temor y no podemos ni hablar.

* Hay días que nos sentimos como ANA, porque no tenemos lo que más anhela nuestro corazón. Solo queremos llorar y no queremos comer.

* Hay días que nos sentimos como MÍRIAM con el corazón lleno de alabanza a Jehová.

* Hay días que nos sentimos como SARA y nos reímos de lo que nos parece imposible.

* Hay días que nos sentimos como JOSUÉ preparados para la batalla, dispuestos a libertar un pueblo y conquistar la tierra prometida.

* Hay días que nos sentimos como el BUEN SAMARITANO deseando hacer el bien sin importar quien sea.

* Hay días que nos sentimos como JEREMÍAS cuando el dolor en nuestro corazón es demasiado grande.

* Hay días que nos sentimos como DANIEL sabiendo que nuestro poder está en la oración y nadie ni nada puede detenernos.

* Hay días que nos sentimos como ELÍAS prefiriendo estar escondidos en una cueva.

* Hay días que nos sentimos como DAVID deseando cantar y bailar.

* Hay días que nos sentimos como ABRAHAM con esa fe tan grande para conquistarlo todo y trepar con éxito cualquier muro.

Seamos fuertes o débiles, estemos contentos o tristes, conocemos nuestras limitaciones pero también sabemos del gran poder de Dios. No se cómo te encuentras hoy, cómo te sientes o con quien te identificas, pero sin importar nada, ven tal como estás ahora y ¡adora a Dios!

ISAÍAS 41: 10,13

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene

de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo”.

Abigail Rodés. Agosto 2022.

Publicado en: Reflexiones

Per la fe

agosto 11, 2022 by Abigail Rodés

Jesús els digué: On és la vostra fe?

Per la fe … comencem a caminar i fem camí (2 Corintis 5:7)

Per la fe … en el seu nom, Jesús ha restablert a l’home (Fets 3:16)

Per la fe … viurà el que és just (Romans 1:17)

Per la fe … viurà el que és just (Habacuc 2:4)

Per la fe … viurà el que és just (Gàlates 3:11)

Per la fe … viurà el que és just (Hebreus 10:38)

Per la fe … en Jesucrist, Déu dóna la seva justícia a tots els qui creuen (Romans 3:22)

Per la fe … Déu ha mostrat la seva justícia salvadora (Romans 3:25)

Per la fe … l’home és fet just (Romans 3:28)

Per la fe … som hereus per pura gràcia (Romans 4:16)

Per la fe … som justos i estem en pau amb Déu (Romans 5:1)

Per la fe … tenim entrada en aquesta gràcia (Romans 5:2)

Per la fe … tenim justícia (Romans 9:30)

Per la fe … en Jesucrist som justificats (Gàlates 2:16)

Per la fe … hem rebut l’Esperit (Gàlates 3:14)

Per la fe … som fills de Déu en Jesucrist (Gàlates 3:26)

Per la fe … habita Crist en nosaltres (Efesis 3:17)

Per la fe … lluitem unànimes per l’Evangeli (Filipencs 1:27)

Per la fe … tenim la justícia que prové de Déu (Filipencs 3:9)

Per la fe … hem rebut les promeses (Hebreus 6:12)

Per la fe … combatem ardentment (Judes 3)

Per la fe … sotmetrem reialmes i administrarem justícia (Hebreus 11:33)

Per la fe … vivim, tenim pau, perseverem, som més que vencedors, i per fe, entrarem en el repòs celestial.

Creus de veritat?

La teva fe és genuïna?

Que la teva fe no defalleixi!

«Tu guarda’t, per a tu mateix i davant de Déu, la convicció que prové de la fe» (Romans 14:22)

Versets trets de BEC (Bíblia Evangèlica Catalana) revisió 2000.

Abigail Rodés. Agost 2022.

Publicado en: Reflexiones

El banquete

agosto 11, 2022 by Abigail Rodés

Un banquete de bodas o banquete nupcial es algo internacional. Se ha venido haciendo en todas las civilizaciones de la tierra. Es una gran comida donde se reúnen por lo general una multitud de personas para celebrar el enlace matrimonial. Es un acontecimiento celebrado con buena comida, buen vino, música… En algunas culturas los festejos duran varias semanas, reuniendo a las familias y amigos de ambos cónyuges. ¡Es un gran festín, una gran celebración!

Tiene similitud con nuestro banquete dominical, la mesa del Señor.

1. La llegada: Todos los invitados llegan al lugar de la celebración puntualmente, para no perderse el brindis, el aperitivo, o la entrada de los novios.

2. Cercanía: Cuanto más cerca de la mesa presidencial estamos, mayor es el grado de intimidad con los novios.

3. Canción especial: La entrada de los novios suele estar acompañada de una canción especial.

4. Expectación: Solemos llegar al banquete con mucha expectación, tenemos interés en estar presentes en todos y cada uno de los actos a celebrar. Esperamos atentamente que pase algo bonito, espectacular o diferente…

5. La comida: Hay para todos y en abundancia. Aun si hay algo que no nos gusta podemos comer en cantidad de otras cosas porque todo es apetecible. Deseamos probar todo, porque hay cosas que no comemos normalmente en nuestra casa.

6. Distinción: No hay dos bodas iguales. Eso las distingue unas de otras. Tampoco el menú es el mismo.

Reflexión:

1. La llegada: Si en una boda no llegamos con retraso, ¿por qué llegamos tarde a la mesa del Señor cada domingo sabiendo que el Esposo nos espera? ¡Seguro que nos perderemos algo interesante!

2. Cercanía: ¿Nos gusta estar cerca o nos sentamos en los últimos bancos? ¿Qué pasa con nuestra intimidad con Dios?

3. Canción especial: No todos participan del tiempo de alabanza a Dios por llegar tarde. Los himnos glorifican a nuestro Dios. ¿Qué demuestra nuestra adoración si llegamos a deshora?

4. Expectación: ¿Venimos a la mesa del Señor con nuestras mejores galas? En una boda normal incluso vamos a la peluquería, pero ¿cómo nos presentamos delante del Rey de reyes?

5. La comida: Domingo tras domingo leemos la Palabra en la Iglesia porque es nuestra comida espiritual. Un buen alimento semanal que necesitamos para nuestro crecimiento, nuestro sustento para el caminar diario.

6. Distinción: Cada domingo es diferente. Unas veces el culto estará enfocado al amor, otros a la fe, a la soberanía y poder de Dios, a su muerte, crucifixión y ascensión…

“Tomad, comed, … Haced esto en memoria de mí” (1 Corintios 11:24)

El pan y el vino está establecido por Dios mismo para tomarlo en comunión con los hermanos de la fe: “El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? (1 Corintios 10:16).

Debemos hacerlo en memoria de Él hasta que vuelva a buscarnos. No podemos tomarlo indignamente: “De manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Corintios 11:27).

La Santa Cena, el pan y el vino, es un sermón visible. Nuestras vidas también. Lo que tomamos cada domingo no deja de ser una “cata” (una pequeña porción que se toma con el fin de probarlo). Debemos prepararnos para el gran banquete futuro. Cuando el Esposo y la Esposa celebren la gran Boda del Cordero: “Venid y congregaos a la gran cena de Dios” (Apocalipsis 19:17).

Nosotros como novia sabemos que eso va a suceder, así que estemos preparados para ir a casa del novio. Un día, Cristo vendrá a reclamar a su novia y la llevará a casa del Padre. Entonces se celebrará la Cena de las Bodas. ¡Aleluya! ¡Cristo viene! ¡Maranatha! ¡Sí, ven, Señor Jesús!

Abigail Rodés. Agosto 2022.

Publicado en: Reflexiones

Disfrutar

julio 25, 2022 by Ferran Cots

Los cristianos solemos ser contradictorios en algunas ocasiones. No solo debido a nuestra vieja naturaleza que sigue haciendo de las suyas, sino también a causa de nuestra idea equivocada de la vida cristiana. Sabemos que en este mundo impera la maldad, que vive de espaldas a Dios y sufre las consecuencias de ello. Y también sabemos que esas consecuencias nos alcanzan a todos y nos provocan aflicción. Recordamos siempre las palabras del Señor Jesús en el evangelio de Juan 16:33: “En el mundo tendréis aflicción…”, pero olvidamos como empieza y acaba este versículo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz… pero confiad, yo he vencido al mundo”. En base a esto oímos decir que el cristiano que no sufre debería examinar su fe. Esto es algo que ni siquiera debemos insinuar. Por dos razones, la primera es que nosotros no conocemos el corazón de los demás, solo Dios sabe lo que hay en él. La segunda es que, ¿si Dios quiere que un creyente tenga una vida apacible, sin demasiados sufrimientos, quienes somos nosotros para cuestionarlo?

Así se ha llegado a lo que podríamos llamar la teología del sufrimiento, que dice que si no sufrimos no vamos por el buen camino. Vale decir, llegado a este punto, que no solo hablamos de las aflicciones ocasionadas por el pecado, que también sufren los inconversos, sino también de aquellas que tienen que ver con la manifestación de nuestra fe. Debido a estas ideas muchas veces nos sentimos culpables cuando disfrutamos lo que Dios nos da, tanto en el plano espiritual como en el material.

Opuesto a esto tenemos el mal llamado evangelio de la prosperidad, en el que se cuestiona lo contrario. Si no tienes prosperidad (generalmente económica) probablemente no eres cristiano, lo que es manifiestamente falso. Generalmente la realidad suele encontrarse un punto intermedio, y siempre teniendo en cuenta la voluntad de Dios expresada en su Palabra.

El libro de Eclesiastés, uno de los libros sapienciales, nos habla con claridad meridiana sobre las bendiciones y el disfrute de ellas. Veamos algunos ejemplos:

“No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios” (Eclesiastés 2:24).

Como cristianos se supone que aceptamos la totalidad de las Escrituras como Palabra revelada por Dios mismo a través de sus escritores humanos. En este pasaje, y en los que veremos a continuación, se nos dice que es bueno que disfrutemos del fruto de nuestro trabajo, que es don de Dios. ¿Dónde queda entonces el sentimiento de culpabilidad que nos asalta en ocasiones al disfrutar de algo, por supuesto lícito?

Pero el escritor sagrado insiste: “Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor” (Eclesiastés 3:12-13). Y añade: “Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque ésta es su parte” (Eclesiastés 3:22a). A la vista de estos textos, ¿tenemos derecho a no disfrutar de las bendiciones que Dios nos da, dejándonos llevar por un sentimiento de culpa?

Por si aun no nos ha quedado claro el escritor de este libro sigue diciendo: “He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque ésta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios” (Eclesiastés 5:18-19). Vemos aquí que Dios mismo es el que reparte los bienes. El problema no son las riquezas en sí, sino el uso que se les dé. Si tenemos presente que es Dios quien nos da lo que tenemos, incluso riquezas si a Él le place, también hemos de ser conscientes de que el disfrute de todo ello también es algo que Dios nos da.

No obstante también se nos dice que puede suceder lo contrario, tal como leemos en el capítulo 6, versículos 1 y 2: “Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños”. Está claro que tener riquezas para acabar así es una desgracia muy grande. Pero es lo que suele suceder a aquellos que no reconocen a Dios como la fuente de su bendición material.

Acabaremos con dos citas más:

“Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol” (8:15).

“Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón… ” (9:7a).

Vemos como la Biblia considera un don de Dios el disfrute de sus bendiciones materiales. También es cierto que Dios bendice a los inconversos de la misma manera, y ellos sí que lo disfrutan, aunque sea a su manera. La diferencia está en que nosotros sabemos cual es el origen de dichas bendiciones, y que debemos disfrutarlas con un espíritu de agradecimiento, precisamente porque sabemos quien nos las da.

Rechazar las bendiciones materiales, siempre y cuando no nos aparten de Dios y nos dañen espiritualmente, es una afrenta al que nos las da. Dios es generoso, mucho más de lo que podemos imaginar. Ya sufrimos bastante viendo la deriva hacia la destrucción espiritual (y material) de este mundo, porque vemos las cosas como hijos de Dios, desde la perspectiva que su Palabra nos da. No hagamos como los monjes que pensaban que afligiendo y mortificando el cuerpo y el espíritu iban a ser más dignos del Señor.

Como dijo un autor inglés, Jerome K. Jerome1, refiriéndose a los monjes de un monasterio situado en medio de un paisaje maravilloso: “Los monjes del Císter… no llevaban suntuosos trajes, no podían comer carne, ni pescado ni huevos, … sobre sus vidas pesaba un silencio solemne, sepulcral, que solo la muerte rompía… eran unas vidas solitarias en ese rincón donde Dios había derramado tanto encanto y alegría de vivir… Durante días y días esperaban oír una voz celestial, y durante días y días esa misma voz no cesaba de hablarles y no sabían oírla”. 

No cometamos ese error nosotros también y estemos atentos a las bendiciones divinas para gozarlas y elevar nuestro espíritu en adoración y gratitud a nuestro Señor por ellas: “… dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20).

Ferran Cots, julio 2022.

1 Del libro “Tres hombres en barca (sin contar el perro)”.

Publicado en: Reflexiones

El número 7 en el libro de Ester

julio 5, 2022 by Abigail Rodés

El número siete es el número de la perfección.

Un número que ocupa un puesto mayoritario en las obras de Dios:

– los 7 días de la Creación; el candelabro de 7 brazos; los 7 días que marchó Josué alrededor de Jericó.

– 7 sacerdotes; 7 trompetas; los 7 espíritus; los animales debían tener 7 días de edad antes de ser sacrificados; Naamán debía zambullirse en el río Jordán 7 veces para ser sanado de su lepra.

– el jubileo caía después de cumplirse 7 veces 7 años y se dejaba descansar la tierra, y los esclavos quedaban en libertad; las 7 abominaciones; las 7 copas de la Gran Tribulación.

– los períodos de abundancia y después de hambruna en Egipto fueron de 7 años.

– los 7 ángeles; los 7 sellos; las 7 iglesias; ¿7 veces perdonaré?

– la provisión divina está marcada por el número 7: trigo, cebada, vides, higueras, granados, aceitunas y miel; los 7 milagros en el Evangelio de Juan; las 7 palabras a la mujer samaritana.

– la armadura de Dios tiene 7 piezas: la coraza de justicia, el cinto de la verdad, el calzado, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación, la espada del Espíritu y la oración.

– las 7 cosas débiles en los jueces empleadas por Dios como instrumento de liberación: un hombre zurdo, una aguijada de bueyes, una estaca de tienda, una mujer, un trozo de rueda de molino, cántaros y trompetas, la quijada de un asno; 7 eran las fiestas de Jehová;  las 7 palabras de Cristo en la cruz.

El número siete simboliza lo perfecto, lo terminado, la totalidad. La Biblia está llena de simbolismos y significados con este número y normalmente es para dar más importancia a lo que se quiere decir.

En el libro de Ester está especialmente representado con varios ejemplos:

1. Ester 1:5 “ Hizo el rey banquete por 7 días…”

En el patio del huerto del palacio real, el rey invita a todo el pueblo que estaba en Susa, capital del reino. Estaban invitados todas las clases sociales y todos los rangos oficiales.

2. Ester 1:10a “al séptimo día, estando el corazón del rey alegre del vino…”

Último día de todas las festividades. Asuero, embriagado comete una imprudencia. Ha perdido la sobriedad y la cordura.

3. Ester 1:10b “… siete eunucos: Mehumán, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas”. Hombres castrados que gobernaban los harenes reales y tenían acceso a ellos como enviados reales. Servían y aconsejaban al rey.

4. Ester 1:13 “… siete príncipes de Persia y de Media: Cársena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán”. Asuero decide consultar a sus consejeros ante el desplante de la reina Vasti. Eran asesores políticos, conocían las leyes, venían de familias nobles y eran grandes expertos en la legislación del imperio.

5. Ester 2:9 “… siete doncellas especiales de la casa del rey”.

Cuando Ester halla gracia delante del rey, inmediatamente la atavían, acicalan y arreglan para el rey. Le dieron 7 doncellas para que estuvieran a su servicio.

6. Ester 2:16 “en el año séptimo de su reinado…”

Ester después de cumplir con los seis meses con óleo de mirra y otros seis meses con perfumes aromáticos y afeites para su purificación, fue presentada al rey en el séptimo año de su reinado, y hallando gracia- más que todas las demás- el rey puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti.

7. Los siete banquetes:

a) En el tercer año de su reinado, el rey hace un banquete para príncipes y cortesanos. Duró 180 días. (Ester 1:3)

b) Terminado el primero, hizo otro banquete que duró 7 días (Ester 1:5)

c) El banquete que hizo la reina Vasti para las mujeres en la casa real del rey Asuero. Duró 7 días.

(Ester 1:9)

d) El banquete de Ester, cuando ella fue proclamada reina en lugar de Vasti. (Ester 2:18)

e) El primer banquete que Ester prepara para el rey Asuero y Amán (Ester 5:4-6)

f) El segundo banquete que Ester prepara para el rey y Amán al día siguiente (Ester 5:8,12; 6:14)

g) El banquete de Purim, en el mes de Adar, día de alegría y regocijo por haber vencido y para conmemorar el fin de los ayunos y el clamor. Y hubo paz y bienestar (Ester 9:17).

Hoy en día es una fiesta anual que todos los judíos celebran, un recordatorio de su defensa ante sus enemigos, donde se obsequian porciones e intercambian regalos de comida.

El libro de Ester es un claro ejemplo de que nada ocurre sin la voluntad soberana de Dios. Su poder y su providencia salvaron a los judíos de un gran genocidio. La presencia de Dios –aunque velada– está presente en todo. ¡Gracias Dios por tu omnipresencia!

Abigail Rodés. Julio 2022.

 

Publicado en: Reflexiones

La clau

julio 5, 2022 by Abigail Rodés

La clau és un símbol de la nostra habilitat per obrir qualsevol porta en el camí cap a noves experiències, cap a la felicitat, la llibertat. Representa una oportunitat i potencial gaire bé per qualsevol cosa. Tens la clau per realitzar el que desitgis i amb la qual pots beneir o maleir a uns altres. Aquesta clau és teva, i només teva, de ningú més. Mira-la! Ningú te la pot llevar. Només tu decideixes quina porta obrir i quin camí prendre. Ets el seu propietari. Fes bon ús!

– No desisteixis! Quan tens moltes claus, generalment és l’última la que obra la porta.

– Estima, perquè l’amor és la clau de la vida. Creu perquè la fe és la clau de l’esperança. Somriu perquè el somriure és la clau de l’amistat. I sempre Confia en Déu perquè és la clau de l’eternitat.

– La fe és la clau mestra per accedir a les benediccions de Déu.

– T’adones que creixes quantes més claus et donen.

– El món està ple de claus que obren i tanquen, però totes tenen un denominador comú: no poden existir sense el seu pany.

– La clau sempre la tens, potser el que et falla és decidir-te a obrir més portes.

– Sempre que tens pressa, la clau juga a l’amagatall.

– La humilitat és la clau que obre totes les portes.

– Aquesta és la clau del teu cor. Cuida-la bé perquè no pots canviar el cadenat.

– No conec els secrets que et guardes sota clau, però Déu sí.

– No t’ha passat estar mitja hora buscant la clau i la tenies dins la butxaca?

– L’educació és la clau mestra que obre totes les portes.

– Ningú fabrica un cadenat sense clau. Per això, no existeixen problemes sense solucions.

A l’Antic Testament es fa menció a les claus, per exemple:

«Llavors,com que ningú no obria les portes de la cambra, agafaren la clau i van obrir: el seu senyor era mort a terra» (Jutges 3:25).

«Li posaré damunt l’espatlla la clau del palau de David. Quan ell obri,ningú no tancarà; quan ell tanqui, ningú no obrirà» (Isaïes 22:22).

Al Nou Testament, es parla de les claus del regne que estan en les mans de Déu. … «Tinc les claus de la mort i del seu reialme» (Apocalipsi 1:18). Tenen un sentit escatològic o messiànic. I ens fa un advertiment: «Ai de vosaltres, mestres de la Llei, que reteniu la clau del coneixement de Déu: vosaltres no hi heu entrat i heu tancat la porta als qui volien entrar-hi!» (Lluc 11:52).

Gràcies a Déu que Ell te les claus per tancar i segellar la porta perquè Satanàs no enganyi més els pobles fins que es compleixin els mil anys (Apocalipsi 20:3).

El poder de les claus és el poder de lligar i deslligar, admetre o separar. Les claus del regne representen l’autoritat per a obrir pas a les persones a fi que puguin entrar en el Regne de Déu. 

Jo gaudiré del privilegi d’entrar en el Regne dels cels, i tu?

Abigail Rodés. Juliol 2022.

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