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Reflexiones

Lo que hemos olvidado de la Navidad

diciembre 10, 2021 by Abigail Rodés

“Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento”  Lucas 1:14

Hemos olvidado que:

  • Su significado se ha tergiversado.
  • Tenemos una visión algo dispar a la realidad de la Navidad: luces, estrellas, animales…
  • Se emplea la ocasión para grandes despilfarros.
  • Cada vez se habla más de papa Noel y menos de Jesús.
  • Nos vemos “forzados” a regalar más por obligación social que por amor.
  • En lugar de ir a la iglesia a adorar a Dios, nos vamos a centros comerciales a comprar cosas innecesarias y/o superficiales.
  • Nos llamamos “cristianos” pero seguimos adorando al dios Mamón.
  • Jesús nació en Belén por una profecía.
  • Jesús nació en Belén por un decreto tiránico de Augusto (el propósito del censo era aumentar los impuestos).
  • Jesús nació en el pesebre no por gusto de José y María.
  • No había para ellos lugar en el mesón porque daban prioridad a personas con mayores situaciones económicas.
  • Los magos no eran reyes, ni eran tres.
  • Tanto magos como pastores forman parte de la escena navideña, pero damos más importancia a los magos, mientras que los pastores aparecen como de pasada, o incluso quedan olvidados.
  • Hubo una gran matanza infantil.
  • José, María y Jesús huyeron a Egipto como refugiados, para vivir como inmigrantes.
  • Los tres huyeron a Egipto, a la tierra donde sus antepasados fueron esclavos.
  • El nacimiento no fue precisamente una celebración tranquila.
  • Hemos olvidado celebrar la Navidad con la familia espiritual, para gozar de los placeres de nuestra casa.
  • Olvidamos honrar al Niño Dios porque es una festividad que no se menciona en la Biblia.
  • Olvidamos las razones teológicas por las que los cristianos empezaron a celebrar la Navidad.
  • Olvidamos la necesidad de afirmar los principios fundamentales del Evangelio.
  • La Navidad es tiempo de celebrar el nacimiento de Jesús, no es tiempo de ocio.
  • Olvidamos celebrar la Navidad el 25 de diciembre por cuestiones de fechas (?) pero no somos tan remilgados a seguir usando los nombres de los días de la semana relacionados con dioses paganos: lunes: dios Luna, martes: día de Marte, miércoles: mercurio; incluso en inglés saturday día de Saturno, o sunday, día del sol. Y no nos oponemos.
  • El 25 de diciembre era el día del natalicio del sol “Sol Invicto” (el culto al sol) y la primera iglesia quiso celebrar la Navidad en esta fecha para contrarrestar.
  • Olvidamos que tanto la Pascua como Pentecostés tenían vital importancia en la primera iglesia.
  • El pueblo creyente cambió su devoción al sol por la devoción a Jesús porque Jesús era “el sol de justicia”.

Por ello las iglesias se fueron construyendo de tal manera que al orar se estuviera mirando hacia donde sale el sol y de donde viene la luz. Jesús, la luz verdadera. Cuando Él vino, apareció la luz e hizo desaparecer las tinieblas.

  • Olvidamos que mientras en Occidente se estableció el 25 de diciembre como el nacimiento de Jesús, en Oriente se celebraba el 6 de enero el bautismo de Jesús y también su nacimiento. Una sola fiesta el mismo día.
  • Epifanía es la manifestación de la presencia de Dios al mundo en la persona de Jesús.
  • Con el tiempo las dos tradiciones (Oriente y Occidente) se fueron uniendo y redefiniendo no sin oposición, discusión y críticas.
  • Si Cristo no hubiera nacido, no habría muerto ni resucitado ni ascendido a los cielos. Ni Epifanía, ni Pascua, ni Pentecostés.
  • Somos los propios cristianos los que queremos anular esta festividad universal.
  • La celebración del nacimiento de Jesús fue la base para un nuevo calendario cristiano anual.
  • El día de Navidad viene precedido por un período de preparación para la celebración llamado Adviento, que significa “Venida”.
  • Olvidamos que en un principio, la festividad de la Navidad era una gran ocasión para mostrar la realidad física de la humanidad de Dios; para subrayar elementos centrales del Evangelio y enseñar a los creyentes gentiles, por ejemplo, la encarnación de Dios en Jesucristo.
  • Dios tomó el vientre de María como instrumento para sus propósitos y por habitación.
  • Olvidamos que Jesús no era hijo de Dios por adopción, sino por naturaleza. ¡Sin encarnación no hay cristianismo!
  • La Navidad es la celebración del cumplimiento de los propósitos divinos  y anuncio de la consumación final.

Así que olvidar, no es una opción. Disfrutemos celebrando el nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

¡Feliz Navidad a todos!

Abigail Rodés. Diciembre 2021

Publicado en: Reflexiones

Navidades sorprendentes

diciembre 10, 2021 by Abigail Rodés

“¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? ¡Venimos a adorarle!” (Mateo 2:2)

¡Empieza la temporada navideña!

Tiempo de celebrar con la familia y con los amigos. En Navidad, año nuevo, y en la Epifanía, recibimos y damos regalos. Seguramente a lo largo de tu vida has tenido regalos maravillosos o inauditos… pero el mayor regalo es y será siempre: Jesucristo.

Una gran bendición que además de recibirla, la podemos compartir con otros. 

¡Jesús nació en Belén! Dios se encarnó, se hizo hombre, nació de la virgen María y vivió en la tierra  hasta que murió en la cruz, por ti, por mí.

• Por eso me uno al gran coro de ángeles para alabar a Dios: ¡Gloria a Dios en las alturas…!

• Por eso me uno a los pastores para ir apresuradamente a adorar a Aquel que nació en un pesebre.

• Por eso me uno a la salutación de María diciendo: Engrandece mi alma al Señor.

• Por eso me uno al profeta Zacarías porque Dios nos levantó un poderoso Salvador.

• Por eso me uno a Elisabet porque reconoció que el fruto del vientre de María era bendito.

• Por eso me uno a Simeón porque sosteniendo en brazos a Jesús exclamó: Luz para revelación a los gentiles (donde yo me incluyo).

• Por eso me uno a la profetisa Ana hablando del niño a todos los que esperan la redención.

• Por eso me uno a José de Nazaret que se puso en marcha en obediencia a Dios una y otra vez.

• Por eso me uno a Juan el Bautista cuya misión durante toda su vida fue anunciar las Buenas Nuevas de salvación.

• Por eso me uno a miles de creyentes de todo el mundo entonando en adoración el himno “Noche de paz”.

Esto es lo que yo festejo estas fechas… y todo el año. Dios descendió de su Gloria, se humilló, se hizo hombre como cada uno de nosotros, murió por mis pecados, por tus pecados en la cruz, fue sepultado pero como la muerte no le pudo retener, resucitó y ascendió de nuevo a los cielos.

Jesús murió para librarnos de la condenación y resucitó para darnos salvación. ¿Quieres recibir a Jesús en tu vida? Dios te ama de tal manera que envió a su Hijo al mundo para que no te pierdas y te condenes sino que tengas vida eterna.

Si te interesa la Navidad, el verdadero significado, la historia del nacimiento de Jesús… déjanos tus datos de contacto y te quedarás asombrado.

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¡Esta Navidad puedes experimentar la paz de Dios en tu corazón! Puedes tener unas Navidades sorprendentes.

¡Felices Fiestas! ¡Feliz año 2022!

Abigail Rodés. Diciembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

Navidad: una cuestión de obediencia

diciembre 10, 2021 by Abigail Rodés

Dios Hijo obedeció al Padre. Los magos, los pastores, los ángeles obedecieron a Dios. María obedeció a Dios. José obedeció a Dios, y los dos juntos obedecieron a Dios. ¿Y qué hay de nosotros?

“Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios” Deuteronomio 27:10a

“Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: …esto les mandé diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien” (Jeremías 7:23)

“Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te mando” (Génesis 27:8)

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29)

* Por medio del pecado de un hombre, toda la humanidad quedó expuesta a la condenación eterna. Pero la gracia, la misericordia, el gran amor de Dios supuso un estado de justificación.

“… por la OBEDIENCIA de uno, los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19)

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la OBEDIENCIA” (Hebreos 5:8)

¿Quién es ese “uno”? El sumo sacerdote debe ser un hombre partícipe de nuestra naturaleza. Jesús se sometió en OBEDIENCIA al Padre y soportó el gran peso de nuestro pecado. Él nos dejó ejemplo para que nosotros aprendamos a OBEDECER humildemente la voluntad de Dios. Él es autor de eterna salvación para todos cuantos le obedecen. Y tú, ¿te encuentras ahí?

La desobediencia de Adán nos ha hecho pecadores a todos, la obediencia de Jesús, dejando su Gloria y naciendo como uno de nosotros, hace justos a todos los que creen en su sacrificio en la cruz.

Mateo nos cuenta la gran agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní, sin embargo OBEDECIÓ perfectamente en todo al Padre. Jesús pidió que pasara de sí esa copa (Lucas 22:42), y la copa no le fue quitada. Una oración, no para escapar de la voluntad del Padre, sino para aceptarla. Y lo hizo pensando en ti y en mí. Experimentó la OBEDIENCIA al despojarse de la gloria celestial y al humillarse para nacer como uno de nosotros. Aprendió cómo OBEDECER y todo lo que ello implica, porque en el cielo Dios no obedece a nadie, todos le OBEDECEN a Él.

• José, descendiente de David estaba desposado con María. La Biblia nos habla de él como un hombre justo (Mateo 1:19) y señala su piedad. José se entera que María está embarazada y quiere romper su compromiso con ella. Por compasión y misericordia quiere hacerlo de forma secreta, discretamente, no quería infamarla ni ofender su honor, no quería tomar las medidas públicas de la ley de aquel entonces. Pero un ángel se le apareció en sueños y le explicó la situación y decidió OBEDECER a Dios aceptando con fe esa concepción milagrosa del Espíritu Santo. Así que José se casó con María. La Palabra nos habla de Jesús, el hijo de José, de Nazaret (Juan 1:45).

• Las narraciones que los evangelistas Mateo y Lucas nos dan acerca del nacimiento de Jesús nos dicen que María era una mujer virgen desposada (prometida) con José, de la casa de David. Ella era de Nazaret y allí recibió una visita excepcional: un mensajero celestial le dijo que tendría un hijo por obra del Espíritu Santo y al cual debía llamar Jesús (Lucas 2:26-38).

El Nuevo Testamento no da detalles sobre la familia de María, solamente que tenía una hermana (Juan 19:25) y era pariente de Zacarías y Elisabet, los padres de Juan el Bautista. Después de su sorpresa inicial, aceptó con gusto la voluntad divina. El ángel Gabriel fue el heraldo de proclamar la noticia con un breve discurso diciéndole que ella era la escogida entre todas las mujeres de la tierra para llevar en su vientre al Salvador del mundo. ¡Qué gran honor!

Aunque al principio ella quedó turbada y desconcertada ante tal aviso, el ángel le aseguró que ella había hallado el favor de Dios y que sería la madre del Hijo del Altísimo. A su pregunta: “¿Cómo será eso?”, una breve y humilde contestación: “Hágase conmigo conforme a tu palabra” ¡OBEDIENCIA! Acató la voluntad de Dios para ella.

• Desde el inicio de los tiempos ya había pastores que cuidaban del rebaño. Sabemos que Abel fue pastor de ovejas (Génesis 4:2). Moisés desempeñó este oficio cuidando las ovejas de su suegro Jetro. David fue pastor antes que rey. Salomón habla de los rebaños y de los pastores en sus escritos. Se les llama pastores a los profetas, sacerdotes y reyes del Antiguo Testamento y a los ancianos – obispos del Nuevo Testamento. Los bautistas llaman pastores a los dirigentes espirituales de sus iglesias.

El Evangelio de Lucas cuenta que había pastores que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño (Lucas 2:8-20). Se les presentó un ángel del Señor y la gloria del Señor los rodeó de resplandor y -por supuesto- tuvieron gran temor.

Ante el anuncio de las Buenas Nuevas, no lo dudaron: OBEDECIERON y fueron a Belén para ser testigos de lo que había sucedido. Sabían que el Señor se les había manifestado y no lo pensaron, ¡no perdieron el tiempo!: “Fueron apresuradamente a buscar a María, a José y a Jesús”. Pasado el primer sobresalto, no vacilaron en ir a ver… y luego volvieron a sus quehaceres alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto.

• Allá en Oriente, unos hombres sabios pasaban muchas horas estudiando las estrellas. Cada noche observaban el cielo. Conocían las que salían en verano y las que no se veían en invierno. Eran buenos observadores, y creían que detrás de ese firmamento espectacular había un Dios poderoso que sustentaba todo. De pronto, se admiraron de ver una nueva estrella, más brillante y más hermosa, que parecía indicarles el camino a Jerusalem.

Los magos, denominación que recibían los eruditos en el Antiguo Oriente, recordaron que había una profecía que indicaba que por ese tiempo nacería un Salvador, un guiador que apacentaría al pueblo de Israel, y quisieron ir a adorarle. El enviado de Dios nacería en la tierra de los judíos. Pensaron que esa era su estrella, el anuncio de su nacimiento. Después de un largo viaje, llegaron donde estaba Jesús y le ofrecieron sus regalos: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, OBEDECIERON y regresaron a su tierra por otro camino. ¡Dios los dirigió a Belén! ¡Dios les dirigió de vuelta a casa!

• Una noche un ángel del Señor se le apareció a José y le dijo: “Levántate, y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allí hasta que yo te diga. Porque Herodes busca al niño para matarlo” (Mateo 2:13). José debía proteger a Jesús y a María del peligro. Despertando del sueño, salieron los tres hacia Egipto hasta que Herodes murió. Era arriesgado retrasar el viaje, así que José OBEDECIÓ. La Biblia no dice nada más de esta audaz expedición. La niñez de Jesús es equiparable a la de Moisés. Es buscado por el rey Herodes para matarlo. Herodes toma las mismas medidas persecutorias que el faraón. No es casual que huyeran a Egipto, lugar donde nació Moisés, para que se cumpliera la profecía: “De Egipto llamé a mi Hijo” (Mateo 2:15).

Todos nos encontramos con cosas difíciles de obedecer. Imaginaros a José y María, que dejando su casa y su tierra por unos días para ir a Belén a empadronarse, tienen que abandonar todo, ir a Egipto, un país extraño, sin conocidos ni amigos, sin saber por cuánto tiempo… pero OBEDECER a Dios es cumplir su voluntad aunque tengas que cambiar tu situación por completo. La obediencia a Dios es uno de los deberes supremos del hombre porque Él nos ha sacado de la esclavitud del pecado por un gran precio: su muerte en la cruz. Nada podemos hacer ante tal muestra de amor; solamente OBEDECER de corazón en todas las cosas, en todo lugar. La voluntad de Dios siempre es la mejor. La obediencia no es algo natural en nosotros puesto que somos egoístas por naturaleza. No nos gusta tener que someternos a alguien. Cuando obedecemos al Señor, cumplimos sus instrucciones aunque no siempre lo entendamos. La obediencia a Dios trae bendición y felicidad. ¿Escogerás tú hacer lo correcto como Jesús, José y María? 

“Glorifican a Dios por la OBEDIENCIA que profesáis al evangelio de Cristo” (2ª Corintios 9:13).

Que podamos decir todos juntos: “Todo lo que Jehová ha dicho, haremos” (Éxodo 19:8). 

Satanás se dejó seducir por sus propios deseos y creció en desobediencia a Dios.

Adán y Eva desobedecieron un solo mandato hecho por Dios: “del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás” (Génesis 2:17). De haber permanecido en obediencia, no habrían caído.

Aprendamos a OBEDECER. La recompensa por obedecer… ¡el mismo cielo!

¡FELIZ NAVIDAD!…en OBEDIENCIA a Aquel que nació para dar su vida por nosotros, porque “fuimos elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (1Pedro 1:2)

Abigail Rodés. Diciembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

Viernes Negro (Black Friday)

noviembre 26, 2021 by Ferran Cots

Se conoce como viernes negro​ (en inglés, Black Friday) al día que inaugura la temporada de compras navideñas con importantes rebajas en muchos comercios. Es un día después del día de Acción de Gracias en Estados Unidos, es decir, se celebra el día siguiente al cuarto jueves del mes de noviembre. En los últimos tiempos, esta costumbre se ha extendido a multitud de países, y el nuestro no es una excepción.

Pero, ¿cuál es el origen de este día?

Existe un bulo en Internet que relaciona este día con la venta de esclavos en los Estados Unidos. Pero la realidad es que el Black Friday no tiene nada que ver con la esclavitud. Existe información en Internet que desacredita ese origen, ya que no tiene absolutamente ninguna credibilidad.

Entonces, ¿de dónde proviene el término?

La versión que se conoce hoy en día se originó en Filadelfia, donde se usó para describir el denso tráfico de gente y vehículos que abarrotaba las calles de la ciudad el día siguiente al de Acción de Gracias. De hecho era el pistoletazo de salida para las compras navideñas, incentivadas por los sustanciosos descuentos ofrecidos exclusivamente aquel día. Este término, Black Friday, se empezó a utilizar alrededor del año 1961 entre la policía de Filadelfia, extendiéndose luego al resto de los estados a partir de 1975. Y actualmente se celebra en muchos otros países.

Existen otras explicaciones alternativas, refiriéndose el término “negro” a las finanzas de los comercios que, gracias a las ventas masivas de ese día, pasaban de números rojos a negros gracias al superávit. También hay otras teorías sobre el origen de este término, pero ninguna apunta a la esclavitud, sino a anécdotas económicas.

Como cada viernes después de Acción de Gracias, los comercios ofrecen descuentos en sus productos. Una especie de rebajas de un día de duración. Y, así, como cada Black Friday, las redes vuelven a llenarse de mensajes que relacionan el nacimiento de este día de descuentos con la venta de esclavos negros. Algunos han argumentado que el nombre de este día proviene de que el día después de Acción de Gracias los comerciantes de esclavos los vendían con descuentos. Nada más lejos de la realidad.

Sin embargo hemos de reflexionar sobre el exagerado consumismo que se produce ese día (y otros del resto del año, por supuesto). Aunque el Black Friday no tiene nada que ver con la esclavitud, como algunos pretenden, la verdad es que esclaviza a muchísima gente a un consumismo desenfrenado. Pero esto no es exclusivo de esta fecha. A lo largo del año, ya sea en períodos de rebajas, ofertas puntuales o creando una necesidad muchas veces inexistente, la sociedad, las personas, se convierten en esclavas de lo puramente material. Es la época del tanto tienes, tanto vales.

Solo hay una forma de liberarse de esta esclavitud, cuyo origen es el pecado que aparta al hombre de una verdadera relación con Dios. Jesucristo dijo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.

Aceptemos pues esa libertad que Cristo nos ofrece y no nos dejemos arrastrar por esta forma de vida tan artificiosa y materialista que domina a la sociedad.

Ferran Cots, noviembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

Amén

noviembre 12, 2021 by Abigail Rodés

Esta palabra que tan a menudo pronunciamos, a veces sin pensar, implica muchas cosas y tiene un profundo significado, un intenso concepto.
Este término que tanto en hebreo como en griego tenían sentido de certidumbre o afirmación categórica, en estos días ha venido a significar “así sea”. En nuevas y recientes versiones se traduce por “les aseguro”, “de cierto de cierto”. Pero no hay nada más firme, cierto y seguro que Dios mismo.
Amén: “firme, fiel, verdadero”. Se utiliza como adjetivo, adverbio y sustantivo. Dios es llamado el “Dios de Amén” o de verdad. “El que bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad jurará” (Isaías 65:16).
“He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios dice…” (Apocalipsis 3:14).
“Porque todas las promesas de Dios son en Él Sí, y en Él Amén” (2 Corintios 1:20).
La palabra Amén empleada como adverbio significa ciertamente, verdaderamente, seguramente. Se usa al principio de una oración para darle énfasis: “En verdad, en verdad”.
A veces se repite dos veces “Amén y Amén”. Salmo 41:13 “Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y Amén”. Salmo 89:52 “Bendito sea Jehová para siempre. Amén y Amén”.
El Padrenuestro termina con un Amén: “Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por todos los siglos Amén” (Mateo 6:13).
Pablo nos exhorta en 1 Corintios 14:16 a bendecir con el entendimiento no solo en espíritu para que quien nos escuche pueda decir con nosotros ¡Amén! “Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho”. No se pueden asentir las oraciones que no se entienden. La verdad de las Escrituras, clara y debidamente enseñada, tiene un gran poder para despertar la conciencia y tocar el corazón.
“Amén”, “Así es “, “Así sea”, “ En efecto”, “Que así se haga”, sirve para confirmar las palabras anteriores.
En Deuteronomio 27 Moisés manda al pueblo y les provoca temor con las amenazas de una maldición declarando que la maldición vendrá sobre aquellos quienes hagan tales cosas (deshonrar a sus padres, pervertir el derecho del extranjero, el huérfano y la viuda, acostarse con su madre, hermana o suegra…etc). El pueblo debía decir “Amén” a cada una de las maldiciones. Después que un sacerdote emitiera unas palabras, todos aquellos que pronunciaban “Amén” quedaban obligados por juramento como en el caso de Nehemías 5:13 “ Además sacudí mi vestido, y dije: Así sacuda Dios de su casa y de su trabajo a todo hombre que no cumpliere esto, y así sea sacudido y vacío. Y respondió toda la congregación: ¡Amén! Y alabaron a Jehová”. Después que Esdras leyera la ley a todo el pueblo “Todo el pueblo respondió: ¡Amén! ¡Amén! alzando sus manos; y se humillaron y adoraron a Jehová inclinados a tierra” (Nehemías 8:6).
Amén es símbolo de confirmación, afirmación, aserción, ratificación: “en verdad”, “ciertamente”, “que conste”, “de cierto, de cierto”. Implica solidez, seguridad, y en hebreo es la misma palabra que se usa para FE. Vemos pues que Amén en el Antiguo Testamento se emplea afirmando la validez de un juramento o maldición cuyas consecuencias se aceptan; como aprobación de un anuncio o profecía: “Entonces Benaia hijo de Joiada respondió al rey y dijo: Amén (1 Reyes 1:36).
También se usa al término de una bendición o doxología, como respuesta congregacional a las alabanzas hechas a Dios como en el caso de 1 Crónicas 16:36 “Bendito sea Jehová Dios de Israel, de eternidad a eternidad. Y dijo todo el pueblo Amén y alabó a Jehová”.
Hoy en día se utiliza para concluir las oraciones, tomando el ejemplo de la oración de Jesús en Mateo 6.
Decir Amén es proclamar que se tiene por cierto lo que se acaba de decir, estar de acuerdo con lo dicho.
Jesús mismo lo usó al principio de algunos de sus discursos: “de cierto, de cierto os digo…”
El “así es” o el “así sea” tiene un sentido de esperanza y de compromiso. No solamente reafirmamos nuestros deseos y peticiones sino también el compromiso de parte de todos aquellos que oramos de todo lo que conlleva. Estamos firmando nuestro pacto con Dios, nos involucramos en la oración.
Si decimos Amén a “Venga tu reino”, nos comprometemos a vivir según los valores del reino.
Si decimos Amén a “Hágase tu voluntad” hemos de colocar la voluntad de Dios en nuestra vida por encima de la nuestra.
Si decimos Amén a “Perdona nuestras deudas como nosotros perdonamos…” nos hemos de responsabilizar de perdonar a quienes nos han ofendido, a nuestros enemigos, a quienes son nuestros adversarios… etc,etc.
El Amén del final de nuestras oraciones, el “así será” que sea siempre con la ayuda de Dios.

Abigail Rodés. Noviembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

De cierto de cierto os digo

noviembre 12, 2021 by Abigail Rodés

Muchos sabían y decían : “Maestro, sabemos que eres amante de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios” (Mateo 22:16).
Para cualquier hebreo, algo era verdadero en cuanto descansaba en Dios. El Antiguo Testamento une dos palabras para definir esto como “firme, duradero, seguro”. La verdad es una cualidad de Dios. Además que es un Dios verdadero, es un Dios veraz y fidedigno, alguien en quien se puede confiar. Sus palabras son verdad. Sus promesas no engañan, siempre se cumplen. Dios no miente. Y sobre esta fidelidad y verdad de Dios, nosotros podemos confiar en Él.
… “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra” (Apocalipsis 1:5).
“Esto dice el Santo, el Verdadero” (Apocalipsis 3:7).
“He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero…” (Apocalipsis 3:14).
“Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos” (Apocalipsis 16:7).
“… Y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero” (Apocalipsis 19:11).
“Estas palabras son fieles y verdaderas” (Apocalipsis 22:6).
Dios mismo es verdad y así lo anunciaba: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6).
Dios es real, auténtico. De Él se dice que es el “pan verdadero”, “la comida verdadera”, “la vid verdadera”, “la luz verdadera”, “el verdadero tabernáculo”…
La expresión “de cierto, de cierto os digo”… es un término que encontramos de forma reiterada en los evangelios de Mateo y Juan. Cada palabra dicha por Jesús se originó con el Padre, se dijo en la ocasión adecuada, de manera correcta, con el énfasis debido y con el motivo justo. Cada uno de estos dichos del Señor deberían estar grabados en nuestra mente y corazón. Meditemos en ellos. Deseo que el Espíritu Santo nos ayude a dar sentido a todo ello para que podamos adorar a Dios y llevar una vida de santidad y de obediencia a nuestro Señor y Salvador.
“De cierto, de cierto os digo” se podría traducir “verdaderamente, verdaderamente” y llama la atención el carácter definitivo y la firmeza decisiva de aquello que va a ser declarado.

He aquí solo algunos ejemplos:
“… de cierto os digo que ya tienen su recompensa” (Mateo 6:2, 5, 16).
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida…” (Mateo 6:25).
“Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre” (Mateo 10:23).
“De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista…” (Mateo 11:11).
“Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mateo 13:17).
“… De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3).
“Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron” (Mateo 18:13).
“De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho” (Mateo 21:21).
“De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada” (Mateo 24:2).
“De cierto os digo, que no os conozco” (Mateo 25:12).
“De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).
“De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis” (Mateo 25:45).
“De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar” (Mateo 26:21).
“De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mateo 26:34).
“De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto…” (Juan 1:51).
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan 3:5).
“De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos…” (Juan 3:11).
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna…” (Juan 5:24).
“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios” (Juan 5:25).
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).
“De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros” (Juan 6:53).
“De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado” (Juan 8:34).
“De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte” (Juan 8:51).
“De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas” (Juan 10:7).
“De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor…” (Juan 13:16).
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya…” (Juan 16:7).
“De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará” (Juan 16:23).

Pues si Dios dice la verdad, ¿por qué no le creemos?
Como creyentes debemos reflejar en nuestra vida la verdad, como genuinos seguidores de Cristo.

“Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén” (Apocalipsis 7:12).

Abigail Rodés. Noviembre 2021.

Publicado en: Reflexiones

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