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Reflexiones

Árboles amigos

julio 5, 2022 by Abigail Rodés

Desde que Dios creara todo árbol que da fruto, según su género, y le diera al hombre para comer, hierba verde, semillas, plantas, etc. … en las Sagradas Escrituras encontramos varios sucesos que se sitúan en diferentes árboles. No solamente proporcionan alimento a personas y animales, aceite, leña, carbón vegetal o material para la construcción. Los árboles son importantes como símbolo y metáfora. 

Simbolizan al hombre justo y recto: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará” (Salmo 1:3).

“ Y será su gloria como la del olivo…” (Oseas 14:6).

“Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó Jehová tu nombre” (Jeremías 11:16). 

“Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios” (Salmo 52:8), símbolo de una vida de fe y santa confianza en Dios y en su gracia.

El hombre que pone su esperanza en Dios es como un árbol verde cuyas hojas no se marchitan: “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto (Jeremías 17:7,8).

También la Biblia compara a los grandes hombres con árboles: “Ese árbol que viste, que crecía y se hacía fuerte… cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante… tu mismo eres, oh rey…” (Daniel 4:20-22) –Daniel interpreta el sueño de Nabucodonosor-. Y en Ezequiel 31:3-7 el rey de Asiria se equipara a un cedro del Líbano: “He aquí era el asirio cedro en el Líbano, de hermosas ramas, de frondoso ramaje y de grande altura y su copa estaba entre densas ramas… En sus ramas hacían nido todas las aves del cielo, y debajo de su ramaje parían todas las bestias del campo… Se hizo pues hermoso porque su raíz estaba junto a muchas aguas”.

De hecho, el mensaje de la Biblia puede resumirse con el simbolismo de 4 árboles:

1. El árbol de la vida en el Edén (Génesis 3:22).

2. El árbol del conocimiento, causa de la caída de Adán y Eva (Génesis 3:17).

3. El árbol de la crucifixión, vinculado a Deuteronomio 21:22,23 “colgado en un madero”.

4. El árbol de la vida en el paraíso de Dios (Apocalipsis 22:2) “las hojas del árbol serán para sanidad de las naciones”.

A veces los árboles son personificados en figuras poéticas que alaban y aplauden a Dios “Y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” (Isaías 55:12). Y en los Salmos se alegran y son saciados por la generosidad del Creador: “Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento” (Salmo 96:12).

Dicho esto, quiero llevaros cerca de algunos de esos árboles, ya que tienen un significado especial en la historia de Israel.

* Un árbol que Jehová mostró a Moisés para que lo echara en el agua y se convirtiera de amarga a dulce.

* La encina de More, donde el Señor se apareció por dos veces a Abraham y levantó un altar a Jehová.

* El encinar de Manre, donde Abraham edificó altar a Jehová.

* La encina de Ofra, donde el Señor se apareció a Gedeón.

* La encina de Jabes, donde enterraron a Saúl y a sus hijos.

* La encina donde Samuel ungió a Saúl por rey de Israel.

* La encina donde Josué hizo pacto con el pueblo y les dio leyes y decretos.

* La encina donde Absalón, hijo de David, quedó suspendido con su cabellera y Joab lo mató con tres dardos y murió.

* La encina de los adivinos, donde Gaal peleó contra Abimelec.

* La encina donde un profeta de Judá amonesta a Jeroboam.

* Las encinas donde se dan mensajes de juicio contra Israel por entregarse a la adoración de los ídolos.

* La palmera de Débora, donde ella solía sentarse y juzgar al pueblo de Israel.

* La palmera, utilizada en la fiesta de los tabernáculos.

* Las palmeras, 70, donde acamparon los hijos de Israel.

* Ciudad de las palmeras, Jericó.

* Hojas de palmera, para recibir a Jesús en su entrada en Jerusalem.

* Hojas de palmera para clamar a gran voz en la presencia del Cordero.

* Ramas de palmera (junto con ramas de árboles frondosos y sauces) para las fiestas solemnes.

* El granado de Migrón, donde estaba sentado Saúl cuando Jonatán intentó cruzar las filas enemigas de los filisteos.

* El tamarisco de Beerseba donde Abraham después de establecer alianza con Abimelec, levantó un altar al Señor.

* El tamarisco de Gabaa, donde Saúl recibió la noticia de que habían descubierto a David.

* El sicomoro, donde Zaqueo se subió para ver a Jesús.

* El terebinto de Bet-El, en el valle de Ela, donde David se enfrentó con Goliat.

* El cedro y el ciprés, usados para las vigas y los artesonados de las casas.

* Los cedros y cipreses, que Hiram dio a Salomón para edificar el templo.

* Cedro y ciprés se usaban para fabricar ídolos.

* El almendro, la vara de Aaron.

* El almendro, lo que Jeremías vio en su llamamiento.

* El olivo, símbolo de prosperidad, protección y sabiduría. Pablo compara a los gentiles como olivos silvestres que son injertados en el olivo bueno y gozan de la rica sabia (la fe y las promesas).

* Monte de los Olivos, donde Jesús iba frecuentemente a orar y donde vertió gruesas gotas de sangre.

Tomemos el ejemplo del madroño (un arbusto capaz de convertirse en árbol) como modelo de vida espiritual, ya que nosotros maduramos y vamos creciendo en función de nuestro acercamiento, desarrollo e intimidad con Dios. Todos estamos llamados a la vida de santificación, al alimento sólido para alcanzar la madurez. Los árboles en la Biblia son protagonistas de ciertos acontecimientos de especial significado, gozan de un carácter privilegiado, como nosotros.

Recordad: “Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo… con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. ¡Jehová el Señor es mi fortaleza” (Habacuc 3:17-19).

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca” (Mateo 24:32)

Los brotes de la higuera y su aroma presagian el verano…

¡Feliz verano y buenas vacaciones!

Abigail Rodés. Julio 2022.

Publicado en: Reflexiones

Reconciliació

junio 26, 2022 by Ferran Cots

(Colossencs 1:15:23)

“… perquè Déu va voler que habités en ell (Crist) tota la plenitud, i per mitjà seu reconciliar amb ell tot l’univers, pacificant amb la sang de la seva creu, per mitjà d’ell, tant les coses que són sobre la terra com les del cel” (Colossencs 1:19-20).

En aquest passatge de l’Escriptura es troben temes de summa importància pel que concerneix a la fe i la doctrina. Pau està dirigint-se als creients de la ciutat de Colosses i, en aquest passatge de la seva carta, els parla de la reconciliació per mitjà del sacrifici de Crist i les seves conseqüències. Però també aprofita l’ocasió per aclarir qui és aquest Crist.

Versicles 15-16

“Ell és la imatge del Déu invisible, el primogènit de tota la creació, perquè en ell foren creades totes les coses, les del cel i les de la terra, les visibles i les invisibles, ja siguin trons o sobiranies, principats o potestats; tot fou creat per ell i envers ell…”.

L’Escriptura, a través de l’apòstol, afirma amb rotunditat que Crist és el mateix Déu, però en forma visible, tal com a Ell li ha plagut manifestar-se a nosaltres. Com a tal és creador de tot, però, atenció, així com Pau en l’epístola als romans cap. 1 vers. 20 estableix que per a l’home natural és possible saber de Déu a través de la creació física, aquí està parlant a creients. El que està dient Pau és que també tota l’esfera espiritual, no percebuda per l’home natural, però coneguda pels creients, ha estat creada per Ell. Així que Crist, mentre que és Déu, és l’únic i absolut creador de tot l’existent, material o immaterial.

Versicle 17

“… i ell és abans de totes les coses, i totes les coses subsisteixen en ell”. 

Aquí es parla de la preexistència de Crist. És a dir la seva existència eterna. Abans que res fos creat, Crist ja existia, en tant que és Déu etern. Se li reconeix com el que està sustentant totes les coses, ja que subsisteixen en Ell i perquè Ell ho permet.

Versicles 18-20

“Ell és el cap del cos de l’Església; ell n’és l’origen, el primer retornat d’entre els morts, a fi que ell tingui en tot la primacia, perquè Déu va voler que habités en ell tota la plenitud, i per mitjà seu reconciliar amb ell tot l’univers, pacificant amb la sang de la seva creu, per mitjà d’ell, tant les coses que són sobre la terra com les del cel”. 

Crist és identificat com el cap de l’Església i, per tant, cap d’aquells que són salvats per mitjà del seu sacrifici. I ho és precisament en virtut d’aquest sacrifici i també per la seva resurrecció, amb el propòsit de dur a terme la reconciliació amb el Pare, del que estàvem separats a causa de la nostra condició. En això el mateix Pare atorga la preeminència absoluta a Crist en tots els sentits. I tot això no va ser realitzat d’una forma senzilla, sinó a través de la seva mort en la creu.

Versicles 21-23

“També a vosaltres, que en altre temps éreu forasters i mentalment enemics per causa de les males accions, ara, en canvi, us ha reconciliat mitjançant la mort del seu cos de carn, a fi de portar-vos a la seva presència sants, nets i lliures d’acusació, si persevereu fonamentats i ferms en la fe, inamovibles en l’esperança de l’evangeli que heu sentit i que ha estat proclamat a tota criatura de sota el cel, del qual jo, Pau, n’he esdevingut servidor”. 

Com a conseqüència d’això Crist ens ha reconciliat malgrat ser estranys i enemics de Déu, i ho ha fet a través de la seva mort. Aquesta reconciliació té un propòsit: presentar-nos sants i sense taca i irreprensibles davant d’Ell mateix. Hem de romandre ferms i fundats en la fe. No fent cas a vanes teories o doctrines, o faules, com els diu en una altra ocasió.

La nostra esperança ha d’estar fundada en l’evangeli, el veritable evangeli, contingut en el Nou Testament, que va ser proclamat pels apòstols i tots aquells que a través de les èpoques es van mantenir fidels al mateix. Sense contemporitzar amb el món, sense modificar el seu contingut per fer-ho més assequible a tots. Si així haguessin fet, o féssim nosaltres avui, estaríem predicant un altre evangeli, contra la qual cosa ens adverteix severament l’apòstol en la seva epístola als gàlates.

La nostra salvació ha estat aconseguida per algú que podia fer-ho, i amb totes les garanties: el mateix Déu, encarnat en la persona de Crist. Solament a través d’Ell hi ha salvació. La resta són simplement rondalles, històries més o menys creïbles, però sense cap poder de transformació en les vides d’aquells que les escolten. Només la Paraula de Déu té aquest poder. Paraula que ha de ser predicada en tota la creació que està sota el cel. Aquesta és la missió de l’Església en aquest món. Aquesta és la teva missió!

A Ell sigui tota la glòria.

Ferran Cots, juny 2022.

Publicado en: Reflexiones

Indignatus est

junio 11, 2022 by Abigail Rodés

Lucas 15:11-32

La parábola del hijo perdido desde la perspectiva de los sentimientos

Había una vez un hombre que tenía dos hijos… Así empieza una historia contada por Jesús en el evangelio de Lucas.

Personajes de la parábola:

– el narrador: Jesús

– los oyentes: fariseos, escribas, publicanos

– los jornaleros

– un padre

– un hermano mayor

– un hermano menor

– criados y siervos

– el dueño de los cerdos y de la hacienda

En el transcurso de la vida debemos tomar muchas decisiones importantes y otras no tanto. El ser humano tiene libertad para decidir -conscientemente o no- lo que pasará a raíz de sus decisiones. Todo tiene consecuencias.

¿Qué es tomar una decisión? Es la determinación definitiva adoptada en un asunto. Es el producto final de un proceso mental, la seguridad y firmeza con que se hace una cosa. 

1. El hijo menor decide pedir su herencia

2. El padre decide repartir la herencia entre los dos hijos

3. El hijo menor decide marchar de casa

4. El padre decide no retenerlo

5. El hijo mayor decide quedarse en casa

6. El hijo menor decide malgastar todos los bienes

7. El hijo menor decide volver a casa

8. El padre decide esperar a su hijo perdido

9. El padre decide perdonar y ser compasivo

10. El hijo perdido decide pedir perdón

11. El padre decide hacer fiesta por la vuelta de su hijo perdido

12. El hermano mayor decide enojarse y no festejar la vuelta de su hermano

Todo proceso de decisiones es pensado desde el interior de la mente, algunas cuestiones son sopesadas, otras no. En todo caso, todas las personas tenemos la libertad de edificar o destruir nuestra vida.

El hijo menor se pierde en su viaje. Recorre un camino que le lleva a la perdición. Y cuando toca fondo, reflexiona, regresa al hogar y renace. El viaje le ha hecho madurar, se ha transformado, se ha convertido en alguien diferente. Ya nada será como antes.

Su experiencia ha dejado huella en él. El hijo menor ante su situación devastadora, hace un parón, recapacita y toma la decisión de volver a casa de su padre. La condición en la que está no es nada buena, desea ser como un jornalero de su padre. Tiene un monólogo interior consigo mismo, incluso ensaya el discurso que hará frente a su padre. 

Apremiado por la necesidad, decide dejar atrás su hambruna y volver a la casa de pan. Ya ha vivido intensamente, ya ha experimentado todo lo que su herencia le había procurado. Su decisión es consecuencia de las circunstancias que está viviendo. Allí con los cerdos, tiene tiempo de meditar sobre su vida, tomar conciencia sobre lo vivido. Quizás pensar en las malas decisiones tomadas y las consecuencias que han tenido. Intenta desgranar sus opciones. Se examina a fondo y reconoce su frustración. Debe rehacer su vida ¡Ya!

Desde las emociones y sentimientos

ANGUSTIA:

a. Del padre:

– Angustia sin saber qué hace su hijo (aunque puede imaginarlo).

– Angustia por dónde y cómo está su hijo, si va a volver.

– Angustia por el fracaso o desengaño de su hijo.

– Angustia porque no podía obligarlo a quedarse, ni cuartar su libertad, a pesar de intuir cuál sería el fin de su hijo fuera del hogar porque le conocía bien.

b. Del hijo perdido: 

– Angustia ante laposibilidad de haberse equivocado, de fallar en la decisión tomada.

– Angustia por no haber reconocido sus propios límites y posibilidades y hallarse en una situación límite.

– Angustia pensando en no tener que comer.

– Angustia sabiendo que en casa de su padre tendría suficiente de todo y ahora está dando de comer a los cerdos sin que él pueda probar bocado.

– Angustia por no tener opciones, ¿qué hacer? ¿me quedo o vuelvo?

– Angustia por perder la libertad que tenía en casa y trabajar para su sustento.

– Angustia por si puede volver o no a su hogar, la única morada de protección, seguridad, refugio.

– Angustia porque no sabe si será bien recibido por el padre.

– Angustia, intranquilidad, miedo, ansiedad, soledad, nostalgia…

AÑORANZA: La añoranza es nostalgia, es esa tristeza que le invade al pensar en su padre, en su casa, en los jornaleros, en la abundancia de pan… Le viene a la mente el recuerdo del placer gozado. Una tristeza propia de cuando uno está lejos de su hogar, de los suyos, de lo conocido, del amor paterno. Recuerda con nostalgia algo querido que ahora no posee y no quiere perder, ansía recobrarlo. El hambre activa la reflexión en él. Su vida ahora mismo es la experiencia de la miseria, de un corazón herido, de una existencia caótica. Reactiva su memoria pensando en sus vivencias en casa de su padre. Sus emociones afloran. El hijo perdido proyecta un cambio de rumbo desde la añoranza.

“Porque fuisteis contristados para arrepentimiento…” (2 Corintios 7:9)

REMORDIMIENTO: El remordimiento es la inquietud y el pesar internos que yacen en la conciencia después de haber cometido una mala acción. Es el reproche interior con el que la conciencia nos atormenta por haber hecho algo indebido. El hijo perdido está preocupado por todo lo que ha hecho mal. Siente pena por él mismo. Se ve a sí mismo hablando con su padre, implorando su perdón. Se imagina la escena y se dispone a hacerla realidad. No será fácil. Estará expuesto, quizás criticado y juzgado. Se hablará de él y no precisamente bien. Pero no se desanima. Siente remordimiento por su estado actual y toma una decisión. Se encuentra en una situación vulnerable. El remordimiento es un dolor moral causado por la conciencia de haber hecho una mala acción. El hijo perdido es consciente de sus malas decisiones y que debe cambiar. Piensa. Posiblemente “rasgara sus vestiduras” pensando que debería haber hecho las cosas bien diferentes. El remordimiento es un diálogo con uno mismo (un soliloquio). Lo que pasó, pasó. Es irreversible. Él desea abrir la puerta a una nueva vida, la que tenía antes en su hogar. Se llena de esperanza. No quiere enquistarse en el llanto, dolor, culpa o lamento. No va a vivir en la desesperanza. Se ve impotente, incapaz de cambiar nada si no va primero a su padre pidiendo perdón. El remordimiento puede llevarle a la desesperación, a pensar que no hay salida. Cada pensamiento al pasado, a lo que ha hecho mal, es como una punzada en el corazón.

“Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22:62).

ARREPENTIMIENTO: Pero el hijo perdido se alimenta de una posibilidad, de un futuro distinto, visualiza la reconciliación con su padre. Se arrepiente de todo. Arrepentirse es volverse atrás en una intención, en una decisión, es lamentar haber actuado mal, o no haber hecho algo bueno. Volver atrás en lo hecho. Es sentir pena y lamentarse por las malas acciones y volver para reparar el daño. Enmendarse. El perdón es la única absolución posible, y el hijo lo espera. El remordimiento muta en arrepentimiento. El arrepentimiento, aunque es una forma primera de tristeza, luego se convierte en gozo. Ha llegado al convencimiento de lo mal que lo ha hecho hasta ahora, y lo bien que lo va a hacer a partir de ahora. Por lo que la compensación emocional le alegra la vida. Pedir perdón es fruto de una buena decisión y se anima. Ejercitar el arrepentimiento es vital para orientar de nuevo su vida. En su soledad, examina lo vivido y el resultado es un absoluto suspenso. Desde la compañía de los cerdos, entiende que hasta ahora solamente ha huido. Necesita volver y aspira a la reconciliación a través del perdón. Desea deshacer el camino andado, no puede cambiar el pasado, solamente el perdón es su meta y eso exige el retorno al hogar, para poner su vida en orden. Transformación, regeneración, conversión. El arrepentimiento es un proceso interior privado, íntimo. 

En cambio, pedir perdón es un acto público, externo. Reconocer su fracaso, sus errores ante su padre.

“… anuncié que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento” (Hechos 26: 20)

HUMILDAD: El hijo perdido no se recrea en su error. Busca una salida. El arrepentimiento incluye humildad, sencillez, reconocerse falible, que se ha equivocado. Cuando el hijo perdido se reconoce como nada, sale a flote la humildad.

La humildad verdadera nace de la imperfección, de darse cuenta de que somos frágiles e impotentes. Es la ausencia del orgullo y la soberbia. Es verse uno mismo como nada. El hijo perdido se da cuenta de su fracaso, de su finitud. Ve las cosas tal como son. Se siente en deuda con su padre. Sabe que no merece su perdón, pero lo ansía. Deja atrás su orgullo, reconoce que no es un hombre bueno.

“ Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados… de humildad, de mansedumbre, de paciencia.” (Colosenses 3:12)

ARROGANCIA: El hijo mayor es el vivo ejemplo de la arrogancia. No es para nada humilde. Es prepotente, soberbio, satisfecho de sí mismo. Según él es un ejemplo de virtud porque nunca desobedeció a su padre, le ha estado sirviendo toda la vida, no ha transgredido las normas. Pero llega a un punto de celos, ira, enfado… Al compararse con su hermano menor se cree superior, le desprecia, le considera indigno. Cree que su hermano no debe ser tratado así, sino que merece un castigo, una sanción por parte de su padre. No quiere ponerse en la piel de su hermano, no es movido a la piedad, sino mas bien piensa en sí mismo, en las fiestas que no ha hecho con sus amigos. No tiene compasión manifestando así toda su arrogancia y altivez. Desautoriza lo que su padre ha hecho, exige una explicación o algún argumento. Sin comprender a su padre, lo menospreció y no aceptó su determinación a hacer fiesta grande por el hermano perdido y hallado. Su arrogancia se manifiesta tanto con su hermano como con su padre. En lugar de preguntarse si está equivocado, se ceba con todos los demás. Pero nadie sabe lo que viviría en un futuro pues que es incierto y no está escrito.

“Tuarroganciate engañó, y la soberbia de tu corazón” (Jeremías 49:16).

En cambio el padre ama incondicionalmente. Practica la compasión con su hijo, ejercita la bondad.

VERGÜENZA: El hijo perdido toma conciencia de que ha dilapidado la herencia de su padre. La vergüenza es el indicador del estado de la conciencia de las personas. Es el sentimiento de incomodidad que se tiene por temor a hacer el ridículo. Una persona con vergüenza actúa de forma correcta. El hijo mayor se avergüenza de su hermano y prefiere tomar distancia y no asistir a la fiesta. Es más, no se identifica como hermano, sino como un extraño. Pero el padre no tiene vergüenza ajena, no se avergüenza de su hijo menor porque le ama. Cada uno experimenta la vergüenza cuando su obrar entra en conflicto con sus convicciones. Uno siente vergüenza cuando los demás ven lo que uno quiere ocultar. Hay una vergüenza propia y una social, cuando los demás se enteran de tu transgresión porque no ha quedado en el plano de la intimidad. El hijo desea abandonar la vida perdida y sin sentido. Vence la vergüenza y se pone en camino.

“Confusión ha cubierto mi rostro” (Salmo 69:7b).

INDIGNACIÓN: El hermano mayor se enfada profundamente por algo que él cree injusto. Su enojo le lleva a enfrentarse con su padre y rehúsa participar de la fiesta. Cree que él no ha sido tratado con la dignidad que le correspondía, en cambio su hermano, es exaltado, y se indigna porque cree que no lo merece. No se resigna y cree que él tiene la razón. Cree que su padre hace discriminación y no se conforma a la desigualdad con que es tratado. ¡Quiere justicia! Encuentra la fiesta inaceptable y desproporcionada. Él se merece mucho más reconocimiento por todo lo que ha hecho hasta ahora. Se cree un hijo modélico. El padre no detiene la fiesta, no cambia nada de lo que ha dictaminado a pesar de la protesta del hijo mayor, por lo que su indignación crece. Le parece que ha sido tratado injustamente comparándose con su hermano, no ha recibido lo que le corresponde. La parábola no cuenta el desenlace. No sabemos lo que ocurrió después. No sabemos si el padre logró convencerlo.

“¿Hasta cuándo mostrarás tu indignación…?”  (Salmo 80:4).

IRA: De todos los personajes de esta historia, solo el hermano mayor siente ira. Una fuerte emoción que apunta a la destrucción del otro. La ira es una potencia destructora que puede ser reprimida o liberada. La ira retenida se transforma en rencor y envenena el alma. La ira está relacionada con la indignación que mencionábamos antes. El mayor siente odio o aversión hacia el menor, y aunque no actúa con violencia, no reprime su ira. No está a favor del hermano, no se alegra de su vuelta, no está contento con las determinaciones de su padre. Uno odia cuando sufre algún tipo de ofensa o humillación, una injusticia o cuando es traicionado. El anillo en el dedo, el mejor vestido, la fiesta, el becerro engordado… nada pasa inadvertido y su corazón activa la ira. Se ve impotente, porque nada de lo que le dice a su padre revoca todo lo que ya está en marcha. El padre ama y perdona. El hermano mayor se hunde en el resentimiento.

“Pero yo os digo que cualquiera que seenojecontra su hermano, será culpable de juicio…” 

(Mateo 5:22)

RESENTIMIENTO: Rencor, odio, antipatía, estar molesto con alguien por lo que le hizo en otro tiempo. Parece como si el hermano mayor estuviera fuera de sí. La parábola no termina con un abrazo entre hermanos. No sabemos si se dio la reconciliación. Lo que no puede ser es que alberguemos en nuestra alma esta clase de sentimientos porque hay consecuencias para los demás y para uno mismo. El hermano mayor se compara con el pequeño y se siente víctima, padece una gran injusticia. Eso le roba la paz interior. Frente al agravio comparativo siente resentimiento. El rencor le impide avanzar y seguir con su vida. Está herido y revivir en su mente todo lo que su hermano menor hizo, oscurece sus pensamientos y no puede perdonar. Surge un gran abanico de estados anímicos: enfado, rabia, cólera, furor, ira, hostilidad, resentimiento…). Toda esta constelación de vivencias empañan su alma. ¡Ojalá se nos dijera al final de la parábola que recapacitó y hubo paz en su alma, alejando de él todos estos malos pensamientos!

“¿Y porqué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?” (Lucas 12:57)

VENGANZA: Un hermano comparándose con otro. ¡Error! Aunque es una práctica habitual en todo ser humano. Todo es objeto de comparación (riquezas, sueldo, dones, capacidades, casa, trabajo, hijos, salud…). Todo esto produce heridas. Comparar es examinar, contrastar, confrontar lo que uno tiene con lo de los demás. Es calcular lo que uno da con lo que recibe, lo que hace con lo que le hacen, en lugar de estar agradecidos por lo que tenemos, porque no todo es fruto de nuestro trabajo, esfuerzo o valía. Miramos alrededor y reivindicamos derechos, en lugar de agradecer lo que recibimos (muchas veces sin merecerlo). ¡Cuidado con compararse con los demás! Es fruto de la soberbia. El YO considera que lo merece todo, todo le debe pertenecer. La crítica que le hace a su padre no es para mejorar la visión del hermano, solo pretende mostrar su propia excelencia, su valor, sus méritos frente al hermano pequeño. 

Es imposible saber si llegó a vengarse de alguna manera. Cabe la posibilidad de que lo sintiera. Posiblemente él tuvo que ocuparse de los quehaceres de su hermano en su ausencia, asumir las tareas familiares que no le correspondían. No podemos pensar que sucumbiera a la venganza. Lo que sí es cierto, es que el padre, siendo el principal agraviado, no lo hizo. El padre fue ofendido, perjudicado, sufrió el desprecio, pero ante todo, perdonó por amor. La venganza nunca restituye el mal causado. Humillar al que me ha humillado no es correcto. Agredir a quien me ha agredido no soluciona nada. La respuesta no es atacar al mal con mal, sino bien contra mal. El padre reacciona desde el amor, eso descoloca al hermano mayor porque no lo esperaba. El camino de la venganza solo lleva a más dolor y sufrimiento. La venganza nunca resarce el mal causado. El perdón y el amor es el camino que anula los bajos instintos y los malos impulsos. El padre no se venga sino que perdona; no destruye, sino que restaura.

“No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres… No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:17,21).

ENVIDIA: El hermano mayor no ha vivido la misma experiencia del menor. Está en un lugar privilegiado gozando de todos los bienes del padre. Cumpliendo con ser el primogénito. Éste juzga con severidad las debilidades de su hermano pequeño. Es incapaz de mostrar simpatía, amor, empatizar con todo lo que ha sufrido su hermano en la distancia, no es plenamente consciente porque él nunca ha experimentado el desamparo, el abandono, la soledad, la miseria o la hambruna. Desde su posición moral emite juicios de valor estrictos y rigurosos. Solamente quien experimenta en su propia piel todo ello puede hacerse una idea de los sufrimientos, o puede intentar comprenderlos. No concibe la fragilidad de su hermano, se forja su propia opinión, le juzga y siente envidia, desdicha por no poseer lo que tiene su hermano sin pensar que él mismo lo ha tenido siempre.

“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas” (Lucas 15:31)

La envidia es una palabra latina que significa mirar con malos ojos. Es disgustarse por ver que a otros les pasan cosas buenas, o le quieren más, o son más felices… es ese deseo de tener o hacer lo mismo que otros. La envidia es una emoción corrosiva como la ira y el resentimiento. Donde hay envidia no hay felicidad. 

“La envidia es carcoma de los huesos” (Proverbios 14:30b)

ESPERANZA: El padre espera que su hijo vuelva pronto. No solo espera, practica la esperanza, confía que en algún momento su hijo vuelva. Tiene buen ánimo, es optimista pensando favorablemente que pronto abrazará a su hijo perdido. El padre practica la fe, piensa en un futuro juntos. Quien ama, siempre espera que no todo está perdido, que hay posibilidades. No quiere aceptar que lo haya perdido para siempre porque le ama y eso le da fuerzas e ilusión. Padre e hijo podían estar separados, en diferentes provincias, pero el amor los mantenía unidos. El amor nunca se perdió. 

“Tendrás confianza, porque hay esperanza” (Job 11:18)

PERDÓN: Perdonar es renunciar al derecho de tomar venganza. Cese de una ofensa o falta, eximiendo al culpable. El perdón es fruto de la madurez. Quien ama, perdona sin condiciones. Esta parábola es un gran elogio al perdón. Aunque solamente perdona el padre (el hijo mayor parece que no). Perdonar = per- donare significa dar algo valioso y el perdón es una forma de amar, de ser generoso, de caridad, de gracia. Es la posibilidad de comenzar de nuevo. Hubo ofensa, hubo heridas, hubo agravio… pero el perdón es el efecto de un corazón que ama. El perdón actúa sobre cualquier daño. El hijo quiere pedir perdón, reconocer su error, mostrar a su padre la intención de rectificar ese desliz. El padre perdona, se compadece y es generoso, quiere la reconciliación. No se perdona por error ni por casualidad, sino intencionadamente. Se perdona a quien pide perdón. El padre perdona espontáneamente, con alegría, le da la bienvenida a casa, y le da una nueva vida en abundancia como antes. Corre a buscarlo, le besa y le monta una fiesta. Pero eso descoloca a su otro hijo…

“No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:37)

COMPRENSIÓN Y RECONCILIACIÓN: El padre percibe cómo son las cosas, tiene una idea clara de cómo se siente su hijo menor. No entra a preguntar todo lo que ha hecho con sus bienes. No le aborda  ni trata de buscar las razones por las que hizo todo. Desconocemos muchas cosas. Sabemos que se fue de casa pero no el por qué. No tenemos toda la información, pero tampoco del padre se nos dice que supiera todo. El padre no necesita explicaciones, quiere la reconciliación, el restablecimiento de la concordia entre ellos dos, un cambio en esa relación rota. Para perdonar no es necesario comprender ni entender, sino buscar la reconciliación para instaurar un nuevo inicio. El perdón no borrará lo sucedido, pero eso quedará atrás; lo prioritario es restablecer la relación perdida, recuperar la armonía perdida. Constituye un proceso y la suma de dos voluntades -padre e hijo-. En esta historia la reconciliación es posible porque los dos buscan lo mismo, es una relación dual: el hijo pide perdón, el padre otorga el perdón; el ofensor suplica perdón, el ofendido se lo concede. El padre no le impone ningún castigo, no le exige nada, no hace falta, el acercamiento se activa.

“…Nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación” (Romanos 5:11)

Hasta aquí hemos explorado un abanico de emociones que cualquiera de nosotros puede tener. En esta parábola no se habla explícitamente de los sentimientos pero podemos sentirnos identificados con ellos. 

Me he tomado la licencia de escribir así la historia del hijo pródigo. Quizás una segunda lectura del texto después de leer este artículo te ayude (Lucas 15:11-32). Pero no quiero terminar sin llegar a la escena de la fiesta.

LA FIESTA: “Sacad el mejor vestido.. poned un anillo en su mano, calzado en sus pies, traed el becerro gordo, comamos y hagamos fiesta… y comenzaron a regocijarse” (Lucas 15:22-24)

Comida, música, cantos, danzas… el júbilo del reencuentro, la alegría del perdón, la celebración del abrazo… Aunque todo ello se convierte en causa de mayor rechazo para el hermano mayor, la fiesta continúa. Se rompe la rutina y por unas horas la euforia llena la casa. La fiesta fluye con naturalidad a pesar del enfado del hijo mayor. El padre intenta persuadirle para que se una a la fiesta pero no le obliga.

¿Y después? ¿Qué ocurre? No lo sabemos. Podemos pensar en futuros alternativos, pero lo cierto es que la Biblia no lo aclara. Quizás nos gustaría un final feliz, pero ahí queda la incógnita. ¿Te has reconocido en la figura del hijo mayor? ¿Del hijo menor? ¿O del padre?

El hijo menor es transgresor, el hijo mayor cumple con la ley y lo que se espera de él. Decimos que el menor es malo y el mayor es bueno, pero esta historia nos abre los ojos. Y el padre es todo amor. El hijo mayor no se ha marchado físicamente pero su corazón está lejos del padre. No se da cuenta de su propio pecado.

¿Cómo termina la parábola? Lucas lo deja en el aire. Sabemos que es una invitación a una celebración. 

¿Te apuntas a la fiesta? Dios mismo nos invita a su fiesta, al gran banquete de perdón y amor sin condiciones. ¿Nos quedaremos fuera, enfadados o aceptaremos la invitación que nos brinda Dios?

La invitación está enviada, la fiesta preparada, ¿vas a ir? ¿o te la vas a perder? ¿nos vemos allí?

“Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria porque han llegado las bodas del Cordero, 

y su esposa se ha preparado… bienaventurados los que son llamados a las bodas del Cordero…

Venid y congregaos a la gran cena de Dios” (Apocalipsis 19:7, 9, 17)

Abigail Rodés. Junio 2022.

Publicado en: Reflexiones

Ama a tu esposa como Cristo ama a la iglesia

junio 11, 2022 by Abigail Rodés

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”

Efesios 5:25 (Reina Valera 60)

El mayor consejo que se puede dar a un matrimonio. Quizás has escuchado opiniones de cómo ser más romántico, paciente, sensible, apasionado con tu esposa… pero la clave para todo matrimonio es la adoración a Dios. Amar porque Él nos amó primero. ¿Amas realmente a tu esposa como Cristo ama a la Iglesia? Dios diseñó muy sabiamente el matrimonio y en la Biblia encontramos cómo debe ser esa relación. Cristo es nuestro modelo en todo, y el matrimonio no es una excepción.

“Los esposos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y dio su vida por ella” (Traducción Lenguaje actual).

¿La manera en que amas a tu esposa refleja el amor de Dios? ¿Lo ven los demás? El apóstol Pablo presenta a Jesús como un esposo y a la Iglesia como su esposa. “Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la Iglesia” (Efesios 5:32).

Veamos pues como es ese esposo ejemplar para tener esos matrimonios ejemplares, que son para el mundo un retrato vivo de la relación de amor entre Cristo y su Iglesia.

1. Amor incondicional ¿Amas a tu esposa sin condiciones?

2. Amor sacrificial ¿Es tu esposa tu prioridad en todo? ¿Mueres a ti mismo?

3. Amor voluntario y verdadero ¿Permaneces en amor real y efectivo?

Dios ama a la Iglesia no porque ella es hermosa sino para Él hacerla hermosa y gloriosa.

¿Recuerdas? “Para bien y para mal, en riqueza y en pobreza, en salud y enfermedad, en las alegrías y en las penas… Prometo amarte y cuidarte, respetarte y serte fiel, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe, o el Señor venga”.

“Prometo respetar nuestros silencios y compartir nuestras confidencias. Prometo ser feliz en la rutina y sereno en la dicha. Prometo ser cómplice en el amor y compañero en los días grises. Prometo luchar por el abrazo del otro aún en las peores circunstancias. Prometo amarte sin descanso cuando las penas ahoguen el alma, y vea nubladas las mañanas. Prometo cuidarte y cuidar nuestra historia de amor para que sea para siempre. Prometo… 

En nuestra boda solemos hacer grandes discursos, que con el tiempo se olvidan y eso que lo prometimos ante Dios, familia, amigos y testigos.

El Señor dice: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). Corto, explícito y verdadero.

* Dios trata a su esposa de manera diferente, con especial atención y cuidado.

* Dios desparrama amor hacia su esposa.

* Dios ama a su esposa de forma preferente, suprema.

* La Iglesia tiene el primer lugar en el corazón de Dios.

* Dios es leal y fiel con su esposa.

* Dios mima a su esposa, no le miente, ni la ofende.

* Dios se compromete a pelear por su esposa, animarla, elogiarla.

* Dios perdona el pecado de su esposa si se arrepiente.

* Dios invierte tiempo en su esposa y disfruta de la intimidad con ella.

* El amor de Dios hacia su esposa es activo, diario, eficaz, audaz.

* Amor en acción: “se entregó por ella”.

* El amor de Dios es servicial y práctico.

* Dios protege a su esposa momento a momento, le interesa su salud.

* Dios busca el bienestar físico, emocional, espiritual, moral, social, de su esposa la Iglesia.

* Dios bendice a su esposa, le provee de gozo y alegría y le ayuda a resistir las tentaciones.

* Dios defiende a su esposa del maligno.

* Dios apoya y auxilia en las tribulaciones a su esposa.

* El amor de Dios por su Iglesia es de largo alcance. Dios tiene puestos sus ojos en la eternidad y desea regresar a la tierra a buscar a su esposa para estar siempre con ella.

* Dios tiene amor, compasión, perdón, paciencia, gracia, misericordia infinitas con su esposa.

* Dios se interesa por el crecimiento espiritual y la santificación de su esposa.

* Dios disciplina, discipula, instruye en amor a su esposa para ser santa, sin mancha, ni arruga, irreprensible.

* Dios guía a su esposa en cada paso que da para que se parezca más a Él.

* Dios alimenta, limpia, nutre, cuida, capacita, fortalece, la levanta si cae, a su esposa diariamente.

* Dios perdona las ofensas, la infidelidad y la desobediencia de su Iglesia y la cubre de amor.

* Dios ama incondicionalmente y de manera inagotable. Su amor es permanente, perseverante, inalterable, duradero.

Bien, ahora detente, observa y escucha tu corazón. ¿Qué debes cambiar? 

Donde pone Dios pon tu nombre —————–, donde pone esposa o Iglesia escribe el nombre de tu esposa ———————–. 

Ejemplos:

Yo, David, valoro, cuido, y no hago daño a mi esposa Raquel.

Yo, Ricardo, aprecio, admiro, alabo a mi esposa Débora.

Hombre, la Biblia dice cómo debes proceder: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil (de gran valor, honor especial, con mayor protección), y como coherederas de la gracia de la vida” (1 Pedro 3:7).

¿Estas listo? ¡Pregunta a tu esposa! Humíllate, ama a tu esposa y sírvela como Cristo. 

Ora por tu esposa. Ora con tu esposa. La oración nunca debe ser el recurso final, siempre la primera opción, ya sean tiempos difíciles como fáciles. ¡La oración de ambos hace la diferencia en un buen matrimonio! Orad mucho para vivir santamente y ser de ejemplo. Presta atención a tu esposa en todo momento. Aprende a “leerla”, y aprende a “guiarla”. Tu eres el cabeza de familia. Dios te ha colocado en un lugar de honor. Cumple tu ministerio.

“Mejor son dos que uno; porque si cayeren, el uno levantará a su compañero… y cordón de tres dobleces no se rompe pronto” Eclesiastés 4:9-12

“Sed, pues, imitadores de Dios y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros… andad como hijos de luz, comprobando lo que es agradable al Señor… Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando el tiempo… Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor… Sed llenos del Espíritu…” Efesios 5

El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.

“Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la Iglesia. Él entregó su vida por ella” (Biblia Nueva Traducción Viviente).

Marido, ¿estás dando a tu esposa un modelo de Cristo que ella pueda seguir? ¿Crece ella por tu ejemplo en madurez y salud espiritual? ¿Tratas a tu esposa de la misma manera que Dios te trata a ti? “A quien se le perdona poco, poco ama” (Lucas 7:47b). Así como Dios te amó primero, y te sigue amando, ama ahora de la misma manera a tu esposa. Que así sea. Nada hay más importante y esencial en un matrimonio que aplicar el Evangelio de Jesucristo. ¡Creced en amor!

Abigail Rodés. Junio 2022.

Publicado en: Reflexiones

¿Qué seduce tu corazón?

mayo 12, 2022 by Abigail Rodés

No sé lo que os sugiere un título como éste… pero me gustaría que de alguna manera todas pudiéramos identificar que es lo que realmente conquista nuestro corazón, qué es lo que lo hace latir con velocidad, en torno a qué o quien gira nuestra vida. Cada una de nosotras viene de un contexto diferente: padres, educación, tradiciones, costumbres, situaciones, vidas diferentes, pero tenemos un denominador común: todas tenemos un corazón. Un lugar donde almacenamos recuerdos, sentimientos, experiencias, costumbres, destrezas.

¡Cuánto se ha escrito del corazón! Muchos poetas, cantautores, escritores se han inspirado pensando en él.

El corazón, ese  lugar donde se da la pelea más importante del universo porque es donde cada una decide como vivir. Cada una decide en torno a qué va a dar vueltas su vida.

*Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. 

Cuando dice “guarda” no es al acto de encerrarlo, de no usarlo, de no exponerlo sino de protegerlo de todo aquello que nos aleje del propósito de Dios (quien nos ha creado) para nuestra vida.

¿Sabes? Lo que tenemos dentro de nuestro corazón es lo que nos vence.

Las imágenes que aparecen en nuestra mente cuando menos lo esperamos son las que nos dominan y hoy vivimos en un mundo donde lo visual premia a todo lo demás. Recibimos constantemente imágenes en TV, anuncios, calle, revistas, internet, etc. que detrás llevan un mensaje muy intencional. Una imagen crea un pensamiento y éste un deseo. Por esta razón muchas veces en nuestro corazón se han instalado deseos que vienen de lo que miramos o escuchamos.

*Salmo 101:3 “ En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa. No pondré delante de mis ojos cosa injusta”.

Por mi ministerio estoy en relación con muchas mujeres de distintas edades, estatus y situaciones. ¡Qué fácil resulta identificar en torno a qué giran sus vidas, sus conversaciones, sus énfasis, sus preocupaciones!

*Dice la Biblia “porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45b).

Dios nos ha hecho de una manera en la que todas acabamos siendo transformadas en aquello que amamos. Es decir nuestro corazón se convierte en aquello que ama.

Si amas el dinero tu corazón querrá verse lleno de dinero. Si tus sueños tienen que ver con tener más cosas o más poder, tu corazón estará lleno de cosas materiales o de poder.

*Mateo 6:21 “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Nuestro corazón acaba convirtiéndose en aquello que amamos.

¿Qué es lo que más amas? ¿Qué provoca un vuelco en tu corazón? ¿Familia? ¿Trabajo? ¿Tú misma? ¿Iglesia? Todo esto está bien, son buenas causas pero si son el eje de tu vida te vas a frustrar y vivirás una vida insatisfecha.

*Jeremías 29:13 “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”

Si amamos a Dios nuestro corazón se volverá más como Él. Así de sencillo y a la vez de extraordinario.

No hay duda de que lo que más desea el ser humano es ser feliz. Podríamos pensar que aquello que conquista nuestro corazón es lo que nos da felicidad.

  • Estamos enamoradas…  somos felices
  • Tenemos un buen trabajo…  somos felices
  • Podemos viajar…  somos felices
  • Tenemos una familia sana…  somos felices

Hoy día, el enamoramiento pronto se va, no perdura.

Te acostumbras a un buen trabajo y dejas de valorar el gran regalo que tienes. Viajar, a veces se ve impedido por salud, falta de dinero, o una pandemia. Una familia sana, puede fácilmente dejar de serlo, etc…

Tu felicidad no puede estar condicionada a situaciones, cosas, personas porque te vas a frustrar.

Se dice de nuestra sociedad posmoderna, “Sociedad – líquida”. El sociólogo y filósofo de origen judío (1925-2017) Zygmunt Bauman, es el autor del concepto «modernidad líquida»: es la caracterización de las actuales sociedades globales altamente desarrolladas como continuación de la modernidad, en lugar de como el pasaje a una nueva era anunciada como posmodernidad; el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, que es la sociedad de la información y del conocimiento.

Pulsando sencillamente un botón, tenemos toda la información que queramos pero no tenemos respuesta a las preguntas más trascendentales de la vida: ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por qué estoy aquí en la tierra?

Todas habéis oído hablar del rey Salomón, algunas quizás habéis leído algunos de sus escritos. Salomón fue hijo del rey David y fue un hombre que aparentemente tuvo éxito en todo (lo podemos ver en sus crónicas). Fue:

– un buen político

– un gran monarca

– un buen estadista

– un buen diplomático

– un gran literato

– un hombre muy sabio

Un hombre que lo había conseguido todo, poder, riquezas, mujeres, fama. Dice la Biblia que no ha existido un hombre tan sabio como él. Un buen resumen de su persona se describe en 1 Reyes 4:29-34.

Escribe en forma casi de diario, su reflexión al contemplar todo lo que tiene y todo lo que le rodea: Eclesiastés 1:3-9,14,16,18, 2:9-11; 3:1, 11-15…

No está mal llegar a viejo, mirar atrás y decir: “Todo lo que he hecho no tiene ningún sentido ni provecho”.

Salomón se dedica a observar el resultado de ser rico, sabio, entendido, tener muchos placeres y se da cuenta que NADA le da sentido. Hace un análisis de diferentes situaciones y personas en la vida, analiza la justicia, el poder, la fama, el éxito, las riquezas, sin proporcionarle satisfacción.

*Porque quien tiene mucho de todo siempre quiere más… dice en Eclesiastés 1:7 “Los ríos todos van al mar, y el mar nunca se llena…”

Salomón también analiza el bienestar y en un grito realista (no pesimista) dice: “todo es en vano” al fin y al cabo todo produce insatisfacción y tarde o temprano la enfermedad, el dolor y la muerte llega a justos y a injustos, a ricos y a pobres. La vida de este sabio parece llena de “sin sentido”.

¿Te has sentido alguna vez así? ¿Han habido momentos en tu vida que nada tenía sentido?

El autor de este texto no es un cualquiera, ni tampoco alguien que escribió esto hace un par de días de la mano de un melancólico adolescente o de un anticuado romántico o un existencialista, o confinado por una pandemia. Este texto es tan antiguo que lo recoge la Biblia. Así es que parece que esto de buscar sentido a la vida viene de lejos. Nosotras en esta búsqueda nos pasamos el día corriendo, haciendo muchas cosas porque de esta manera quizás le encontremos sentido a nuestra existencia. ¿O simplemente sobrevives?

¿Te has parado a contemplar la vida? Evidentemente que tiene cosas preciosas: la familia, los amigos, la naturaleza cada día nos regala un cielo diferente, las flores cambian de color, el sol nos calienta cada día. Pero cuando se trata de encontrar sentido, aquí nos perdemos. Parece como que todo lo que nos rodea tiene un propósito y lo cumple, menos nosotras. Estamos en un momento de nuestra historia que parece que lo podemos controlar todo y las cosas más esenciales de la vida se nos escapan como la enfermedad, la muerte, el desamor, etc.

No sabemos cuando tendremos que bajar del “tren de la vida”, no sabemos cuánto tiempo vivirán las personas que amamos, no sabemos si seguiremos siendo amadas, ni tan solo si despertaremos mañana, ¡no sabemos NADA de todo esto!

Salomón contempla la vida horizontalmente, todo lo que está debajo del sol y llega a esta reflexión tan cruda como realista: TODO ES EN VANO, todo es vanidad de vanidades.

Vivir la vida horizontalmente nos lleva al absurdo, a un “correr detrás del viento”.¿Has intentado correr detrás del viento? Cuando nuestra perspectiva de la vida es estrictamente horizontal se nos termina la paciencia. ¿Qué sentido tiene la vida? Encontrar el sentido de la vida tiene mucho que ver con un corazón satisfecho y conquistado.

Esta es una pregunta que no podemos dirigirla a nosotras mismas sino a quien nos ha creado.

¿Os imagináis que un coche se preguntara a él mismo que propósito tengo?

Los avances tecnológicos nos ayudan mucho en la vida práctica pero nos son totalmente inadecuados para descubrir el propósito de nuestra vida. Fijaros como termina su discurso y reflexión Salomón en Eclesiastés 11:5; 12:1; 12:13. Interesante, ¿verdad? Aquel monarca que vive la vida con una intensidad singular, habiéndolo probado todo, todo lo que dice al final de su discurso es:  “Teme a Dios y guarda sus mandamientos”; ama a Dios y haz lo que Él dice.

Para que nuestra vida aquí sea significativa es absolutamente esencial que enfoquemos también nuestra vida mirando al cielo.

Ignorar que hay una verticalidad en la vida es perdernos y no descubrir el verdadero sentido de la vida.

Albert Einstein (físico y premio Novel): “No deseo saber como Dios creó el mundo, no estoy interesado en este u otro fenómeno, deseo conocer SUS pensamientos….el resto son detalles”.

San Agustín: “Tu nos has creado para ti oh Dios y nuestra alma no encontrará descanso hasta encontrarte a Ti”. Aquí esta el asunto… Dios nos ha creado para tener una relación de amor con Él.

Tú y yo, seres diminutos, insignificantes, creadas para amar y ser amadas por Dios. ¡Esto es lo extraordinario! Esto no es lo común o normal, rompe toda licencia, norma, toda regla y nos traslada al mundo de Dios donde se experimenta la verdadera paz, el verdadero sentido de la vida, donde se vive con esperanza y esto me lleva a adorar a Dios.

¡Es impresionante que podamos adorar a Dios del que no podemos exagerar porque Él lo es TODO!

El ser humano tiene la capacidad de relacionarse con Dios porque Dios lo ha creado para que fuera así.

Cada una de nosotras puede tener una “historia de amor” con Dios, con el Creador.

*Proverbios 3:5-6 “Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas y Él te llevará por el camino recto”.

¿Qué lugar ocupa Dios en tu corazón? ¿Te fías de Él? ¿Qué papel juega Dios en tu vida diaria? ¿Está Él en tus conversaciones? ¿Gira tu vida entorno a lo que Él quiere de ti?

¿Sabéis?, muchos cristianos han confundido a Dios con la iglesia. Su vida gira entorno a la iglesia. Son más fieles a la iglesia que en buscar lo que Dios quiere para ellos. ¿Escuchas a Dios?

*Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27) ¿Qué te dice Dios? Hablamos de una relación personal con Dios y no sabemos lo que El quiere de nuestra vida, ¿Esto es una relación personal?

Quiero animarte a ti que no conoces a Jesús, Dios hecho hombre, que le busques, que le encuentres y que le sigas. Esta es una conquista para siempre de tu corazón.

A ti que un día le encontraste, renueva tu relación con Él. Confiesa tu tibieza, tu vivir horizontalmente la vida y dejarte conquistar por cosas que no te han satisfecho.

Mi invitación hoy hacia vosotras es de mirar arriba, de buscar sinceramente a Dios, de ser honestas con nosotras mismas y reconocer nuestro pecado.

Acompañadme en estas lecturas en Eclesiastés:

1:3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 
1:4 Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. 
1:5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 
1:6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 
1:7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 
1:8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. 
1:9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 
1:14 Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. 

2:9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 
2:10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 
2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. 

11:5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.

12:1 Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos.

12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 

Abigail Rodés. Mayo 2022.

(Basado en una conferencia de C.P).

Publicado en: Reflexiones

Tipos de pan

mayo 12, 2022 by Abigail Rodés

“Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios” Lucas 14:15

En las seis peticiones de la oración de Mateo 6:15 -15 y Lucas 11:1- 4, las tres primeras están relacionadas con Dios y su honra, y las tres últimas son nuestras preocupaciones temporales (pan, tentación, perdón).

Primero, buscar el Reino de Dios y su justicia; segundo, todo lo demás vendrá por añadidura.

Primero, las cosas espirituales: gloria, reino y voluntad de Dios; segundo, las cosas materiales: el sustento y el consuelo en esta tierra. El pan es el alimento básico que sostiene la vida. Necesitamos el pan para nuestro sostén. El pan representa la relación entre Dios y los israelitas en el Antiguo Testamento y entre Jesús y sus seguidores en el Nuevo Testamento. En las Escrituras se usa el pan como analogía de unidad entre los creyentes: “Siendo uno solo el pan nosotros con ser muchos, somos un cuerpo, pues todos participamos de aquel mismo pan” (1 Corintios 10:17). Jesús se llamó a sí mismo “el pan de vida”, y dio gracias y partió el pan varias veces, por ejemplo en Lucas 22:7-20 en la última cena y con Cleofas en Lucas 24:13-32. Hay varios ejemplos de la importancia del pan en la Biblia: el pan y la hospitalidad, en pactos, el maná, el pan de la presencia diaria de Dios; pan en comunión, etc.

En la “oración tipo” pedimos pan, solo pan. No lo que no necesitamos. La enseñanza se traduce en sobriedad, templanza, honestidad y trabajo. Pedimos por nuestro pan diario, lo que nos enseña a depender día a día de Dios. Pedimos que nos lo de, no que nos lo preste o venda. ¡Podemos pasar el día sin comer pero no sin orar!

Tipos de pan en la Biblia:

  1. Pan del engaño o de la mentira (Proverbios 20:17) El pan ganado con fraude puede ser sabroso para el hombre, pero después se le llenará la boca de gravilla.
  2. Pan de balde (Proverbios 31: 27) No comer el pan de gratis, en vano, sin costo.
  3. Pan del cielo (Éxodo 16:4,8; Juan 6:31; Salmo 78:24; Salmo 105:40; Nehemías 9:15; Juan 6:31-14, 50, 58). El maná fue el pan enviado por Dios a los israelitas todos los días durante los 40 años que estuvieron en el desierto.
  4. Pan cocido (Génesis 18:6) Abraham mandó a su esposa Sara que amasara pan y lo cociera.
  5. Pan inmundo (Ezequiel 4: 12-17) En los países donde el combustible es escaso, la necesidad se abastece de estiércol de animales, pero en este caso debía ser con excremento humano.
  6. Pan de la proposición (Éxodo 25:30) Era el pan que se ofrecía todos los sábados en la mesa de oro que estaba delante de Dios en el lugar santo. Consistía en 12 tortas de pan sin levadura, ofrecidas con sal e incienso. Solo podían comerlo los sacerdotes.
  7. Pan público (Jeremías 37:21) Dios hizo que las celdas de una prisión se convirtieran en pastos para su pueblo.
  8. Pan privado (Génesis 40) El faraón tenía un panadero a su servicio.
  9. Pan ácimo, sin levadura. Para la Pascua (Génesis 19:3; Éxodo12:8,39; Éxodo 13:7; 1Samuel 28:24; 1 Corintios 5:7) Pan redondo y plano preparado por los judíos durante la víspera de la Pascua para comerlo en recuerdo de la noche del éxodo. También llamado pan de miseria o de aflicción (Deuteronomio 16:3)
  10. Pan doméstico era trabajo de las mujeres: amas de casa, criadas o esclavas (1 Samuel 8:13; Mateo 24:41).
  11. Pan de nobles (Salmo 78:25) Comida de nobles o príncipes por ser de mayor calidad o de naturaleza más delicada que el pan común. Otras versiones: pan de ángeles o pan de fuertes o poderosos.
  12. Pan continuo (Números 4:7) El pan debía estar siempre presente sobre la mesa de la proposición cubierto con un paño.
  13. Pan sagrado (1Samuel 21:6a) David y sus hombres estaban hambrientos, no había otro pan en ese momento así que comieron de él. A esta historia alude Jesús en Marcos 2:25 para mostrar que en casos de absoluta necesidad la transgresión de la ley ritual no era pecado.
  14. Pan multiplicado (Mateo 14:17-19; Marcos 6:37-41; Lucas 9:13-16; Juan 6:9-11). Jesús alimentó una gran multitud con solo cinco panes y dos peces.
  15. 15. Pan de vida (Juan 6:48,35) Jesús se compara al maná que descendió del cielo para impedir que su pueblo muriera de hambre. La Biblia es ese alimento diario que necesitamos en nuestras vidas.
  16. Pan vivo (Juan 6:51,58) El pan vivo es tan excelente, tan superior, que el hombre que se alimenta de él, no morirá eternamente. Este pan es la naturaleza humana de Cristo.
  17. Pan común (1Samuel 21:4) Aquel que todo el mundo comía. Pero David un día lo pidió y no había, tenía prisa y cogió los panes de la proposición que habían sido quitados para ser sustituidos por los nuevos.
  18. Pan caliente (1Samuel 21:6b) El pan viejo se sustituía por pan recién hecho. El cambio se hacía en sábado, manteniendo los panes calientes en un horno calentado el día anterior (Levítico 24:5-9).
  19. Pan de presentación (Levítico 23:17-18) Aquellos que son conscientes de la misericordia que han recibido de parte de Dios, también deben mostrar misericordia a los pobres.
  20. Pan de alianza (Génesis 31:54; Abdías 7; Salmo 41:9) David declara en el salmo que había encontrado traición en sus amigos, en aquellos en quien confiaba y comían de su pan. Mientras que Jacob llamó a sus hermanos a comer pan juntos después de hacer pacto en Galaad.

Tenemos en la Palabra multitud de ejemplos sobre el pan.

– El tipo de pan antiguo era bueno si se comía en el mismo día. Y una torta que no se voltea se echa a perder (Oseas 7:8). En Oseas se nos cuenta la iniquidad, rebelión y depravación moral de Israel por mezclarse con las naciones paganas.

– “Echa tu pan sobre las aguas” (Eclesiastés 11:1) Práctica a la caridad, exhortación a ser generosos.

– Partir el pan (Isaías 58:7) La bondad y la caridad fortalecen el alma y la mente. Las buenas obras traen bendición de Dios siempre y cuando se hagan desde el amor.

– La tradición judía incluye partir el pan (¡no cortar!) al inicio de las comidas.

– Institución de la cena del Señor (Mateo 26:26; Lucas 22:19; 1Corintios 11:23,24). Terminada la Pascua, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos. Hasta el día de hoy, venimos recordando ese trozo de pan (el cuerpo de Cristo) partido, bendecido y ofrecido a todos.

– Los panes redondos se colocaban sobre una tabla larga o un palo. La expresión “romper el palo del pan” denota una época de hambre (Ezequiel 4:16) Dios anuncia que Jerusalem va a ser destruida por la hambruna y consumida por la necesidad (Levítico 26:26).

El Cordero de Dios se ofreció a sí mismo para dar vida a toda la humanidad. La antigua Pascua se transforma en la Cena del Señor. En el éxodo nació el pueblo de Israel; por el sacrificio de Cristo nació la Iglesia. La Pascua miraba al pasado, la Mesa del Señor mira hacia el futuro, hacia el día en que Cristo vuelva a por su pueblo. Cuando partamos el pan de nuevo el domingo hagamos memoria de ese cuerpo partido por cada uno de nosotros. Amén. ¡Ven, Señor Jesús!

Abigail Rodés. Mayo 2022.

Publicado en: Reflexiones

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